Luego de 35 años, las familias despiden a los soldados enterrados sin nombre en Malvinas
El Gobierno comenzó a informarles individualmente a los parientes de los 88 caídos que fueron identificados en las islas
“No sé ni cómo me llamo ni cómo estoy parada”. Raquel García de Ugalde negaba con la cabeza, mientras relataba sus experiencias de las últimas horas. Contó que se acostó a las 2 de la mañana, pero no durmió en toda la noche , devorada por la ansiedad. Pensó mucho en su marido, que murió hace años porque “no soportó la tristeza” por la muerte en combate de Daniel, su hijo. “Miraba un video de las Malvinas 14 veces por día. Yo le decía que le hacía mal, pero él decía que lo ayudaba a recordar”, explicó.
En ese momento, uno de sus hijos la interrumpió, la tomó de los hombros y la acompañó hacia la puerta del Archivo Nacional de la Memoria. Ella tocó su colgante, donde pende un dije con la forma de las islas, y entró en el edificio, a la espera de una reunión que iba a darle un cierre a 35 años de espera y dolor.
El Gobierno inició ayer una serie encuentros con familiares de los caídos en la guerra de Malvinas, a quienes les transmitirá durante los próximos días los resultados del cotejo de las muestras de ADN de los soldados enterrados en el cementerio de Darwin. Con esa información, que surgió como resultado de una misión humanitaria del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), 107 familias sabrán si sus parientes yacen enterrados allí. Hasta ahora, 88 de esos estudios dieron positivo.
El proceso es complejo y llevará varios días. Representantes de la Secretaría de Derechos Humanos, psicólogos, forenses y un escribano, se reunieron ayer individualmente con ocho familias en el predio de la ex ESMA. Por la sensibilidad de la información que se debe brindar y la extensión que puedan tener los encuentros, se dispuso que se informará a esa cantidad de parientes por día y en dos turnos.
La mayoría de esas reuniones tendrán lugar en el Archivo Nacional de la Memoria, pero en algunos casos serán los informantes quienes se trasladarán a donde vivan las familias.
Así ocurrirá mañana, cuando un grupo viaje a Chaco para reunirse con parientes que no pueden viajar a Buenos Aires.
Otro adiós
Norma Gómez, hermana del soldado Eduardo, estalló en lágrimas. Poco después de fundirse en un abrazo con Claudio Avruj, el secretario de DD.HH., Gómez dijo a LA NACION que sentía “una inmensa alegría por saber que mi hermano está ahí, pero también mucha tristeza porque mi mamá murió este año sin saberlo”.
Norma confirmó que ella había “asumido” la muerte poco después del fin de la guerra. No había ocurrido lo mismo con parte de su familia, de Chaco, que tras el conflicto viajó a Buenos Aires y a la Patagonia para buscar a Eduardo en los hospitales. “Eso le había dado esperanza a mi mamá de que podía estar vivo en algún lugar de Malvinas”, agregó. El abrazo entre Norma y Raquel fue largo. “¿Viste? yo te dije”, le dijo Norma al oído. Las dos se enteraron ayer de que sus familiares efectivamente yacen en el cementerio de Darwin.
¿Cómo sigue? “No sé”, respondió Raquel en un encuentro con la prensa. Sin embargo, Norma cuenta con firmeza su plan: viajar a las islas y ponerle el nombre a la tumba de su hermano.
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