Lucía González está en Uruguay y tiene una orden de captura dictada por la justicia jujeña: “Volveré cuando sienta seguridad jurídica”
La arquitecta es una de la tres imputadas en el caso por los supuestos delitos cometidos por difundir rumores contra la familia del exgobernador Gerardo Morales
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MONTEVIDEO.- Lucía González es arquitecta, tiene 42 años y todavía pesa sobre ella una orden de captura. Está en Uruguay y no tiene decidido cuándo regresará a Jujuy. “Volveré cuando yo sienta seguridad jurídica y seguridad para mí, mi familia y mis amigos”, dice. Está acusada de dos delitos que acumulan hasta ocho años de cárcel, si se suman como pretende el fiscal Walter Rondón: lesiones psicológicas leves y alteración de la identidad de un menor. Sus presuntas víctimas son la mujer y la hija del exgobernador Gerardo Morales.
Para González esto no tiene asidero: “Yo solamente tengo una conversación por WhatsApp y me han armado una causa”, sostiene. Según ella, solo replicó un chisme. González se reunió con LA NACION en un lugar de Uruguay que no quiere que sea revelado y pidió que no se mostrara su rostro. Dice que siente miedo, además de un “desarraigo profundo”.
El lunes, después de que la Justicia liberó a los otros dos acusados de este caso, Nahuel Morandini y Roque Villegas, los abogados de González pidieron sin éxito que se dispusiera el levantamiento de la orden de captura que pesa sobre ella. El fiscal se opuso y el juez rechazó el pedido. Pero poco después el propio Rondón solicitó la “suspensión” de la medida para conseguir que González regresara a Jujuy. Es algo que deberá decidirse en las próximas horas.
González vive en el barrio Los Perales, en San Salvador de Jujuy, y se desempeña de forma independiente, haciendo obras. Hasta hace muy poco trabajaba también como contratada, con contratos anuales que se renovaban en esta época del año, en un programa estatal como inspectora, del que dice que acaba de ser “desvinculada”.
-¿Por qué está en Uruguay?
-Estoy de vacaciones en Uruguay. No interrumpí mis vacaciones aunque previamente me habían informado que había tenido camionetas sin patente merodeando por mi casa. Comenzaron a hacerles preguntas a mis vecinos. Era gente sin identificación, sin uniforme. Yo seguí con mi idea de las vacaciones. Suelo venir a Uruguay porque tengo amigos.
-Hay una orden de captura dictada en su contra hace un mes y tres días, ¿por qué no vuelve a Jujuy?
-Me encuentro con una orden de captura y no siento seguridad jurídica de volver a Jujuy. Esta semana mi caso tomó características complicadas. Se hicieron acusaciones sobre mi persona, sobre que soy mentirosa y formo parte de determinadas organizaciones de las que no participo. Por eso decidí, para mi resguardo, permanecer aquí hasta ver cómo se van dando las cosas.
-El exgobernador Gerardo Morales dijo que usted es parte de una “banda” relacionada con Milagro Sala, ¿tiene algún contacto con Milagro Sala?
-No, no formo parte, no tengo relación alguna con Milagro Sala. No integro ninguna banda, ni yo ni mis amigos a los que nos quieren implicar como “banda”. Ese grupo de WhatsApp [el que comparte con Nahuel Morandini, grupo que los investigadores conocieron cuando, tras detenerlo, le sacaron a Morandini su teléfono y lo peritaron] lo armamos cuando empezó el mundial para organizarnos con la comida: qué íbamos a almorzar, qué íbamos a cenar de acuerdo con los horarios de los partidos, con lo cual esta acusación es completamente falaz y la desmiento. Yo no pertenezco a ninguna organización social ni partido político. Sí a una colectiva de mujeres feministas de Jujuy que me están brindando en este momento todo su apoyo desde el lugar que pueden, con el miedo y el riesgo que pueden correr en sus trabajos.
-¿Está dispuesta a volver a Jujuy?
-Jujuy es donde yo decidí vivir. Tengo mi casa, tengo mis animales, parte de mi familia, mis amistades, mis vínculos, mi trabajo. Volveré cuando yo sienta seguridad jurídica y seguridad para mí, mi familia y mis amigos. En la actualidad no siento esa seguridad. Se me están imputando delitos que yo considero que no son delitos. Solamente tengo una conversación por WhatsApp y me han armado una causa. No hice nada más que hablar mediante WhatsApp, que es correspondencia privada, de algo que circulaba desde octubre. Han vulnerado mi intimidad. No corresponde esta acusación tan terrible en mi contra.
-Además de en ese grupo de WhatsApp, ¿A quién más le contó del “chisme” y por qué vías? ¿Usa alguna red social?
-Solamente compartí por WhatsApp cosas que me llegaron por otros lados. Me llegó también un audio que compartí. Yo no generé ningún meme, montaje ni foto.
-¿Sabe cómo fue la llamada que su jefe declaró haber recibido de Gerardo Morales?
-En cuanto al llamado de esta persona a mi jefe, no voy a poder dar una respuesta. Deberían hablar con mi abogado, pero sí quiero recalcar, con respecto a mi situación laboral, que he sido desvinculada del programa en el que trabajaba después de haber ya realizado mi renovación de contrato el 26 de enero. Ese día fue el último que yo trabajé y reporté en un grupo de WhatsApp al que subimos fotos de nuestras obras. Soy o era, no lo se, inspectora de una obra en León.
-Morales dice que con los mensajes como el que usted envió le hicieron un enorme daño a su hija, ¿Qué siente?
-Considero que mis mensajes son en el ámbito privado y al ser mensajería privada, no me deberían haber involucrado en esto. Quiero destacar que esto ya circulaba por voz, en distintos grupos. Yo lo escuché en una verdulería, después me llegó una foto. Distintas personas fueron compartiendo. Llegaron a todo Jujuy estos mensajes. Considero muy injusto que se me esté acusando por una conversación privada.
-¿Cómo está viviendo esta situación?
-Con mucho nerviosismo, con mucho miedo, con ataques de ansiedad. He sufrido la pérdida de parte de mi cabello. Tuve que recortármelo porque era muy doloroso verlo caer. Vivo con miedo, pensando cómo puede ser que en una democracia mandar mensajes privados y también tuitear sea un delito. Creo que está siendo arbitraria la justicia jujeña conmigo y con mi grupo de amigos. A partir del lunes han escalado las acusaciones falsas. El miércoles pasado ha ido nuevamente una camioneta a mi casa, donde está mi mamá, que la está cuidando. Fueron a hostigarla, haciéndole preguntas cuando yo tengo a mis abogados, que son los que me representan, a cargo del caso. Han ido a meterle miedo a mi madre. Siento mucho miedo y un desarraigo profundo.
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