Lourdes Arrieta, la diputada que visitó a represores, critica el “fanatismo” del Gobierno y da una señal a Sergio Massa

La diputada nacional libertaria Lourdes Arrieta reflexionó sobre el primer año del gobierno de Javier Milei y criticó el manejo económico y político del Gobierno. Sorprendió al destacar las capacidades de Sergio Massa para encarnar el liderazgo de un “peronismo liberal”.

La mendocina evaluó que el ajuste económico golpeó “al pueblo” en lugar de enfocarse en “la casta”, como había prometido Milei. “Se quitaron remedios del PAMI. Un jubilado con la mínima no puede llegar a fin de mes”, señaló, aunque reconoció que ahora hay “estabilidad económica”.

En términos políticos, Arrieta cuestionó el verticalismo del Gobierno. En diálogo telefónico con LA NACION, dijo: “El discurso de odio y el fanatismo por la ‘batalla cultural’ afectaron el vínculo con la vicepresidente [Victoria Villarruel] así como la relación con el extranjero”, aseguró. También criticó la dinámica interna de La Libertad Avanza, donde, según ella, “se debe pedir permiso hasta para presentar un proyecto”.

Tras un período de tensión con su exbloque, que incluyó denuncias judiciales, la mendocina decidió dar una vuelta la página y señaló que se encuentra en una etapa de acercamiento con el oficialismo. “Busco poner un manto de paz y apoyar al Presidente con una voz disidente”, destacó, a la vez que enfatizó la necesidad de aportar críticas constructivas para fortalecer el Gobierno.

–A un año de la asunción del gobierno del que formó parte, ¿qué conclusiones saca?

–Lo voy a dividir en dos partes, podríamos decir: por un lado está la parte económica, social, y por el otro, la discursiva. En lo que es la parte económica y social, fue un año regular en el que sí hubo una baja de la inflación, sí hubo superávit, sí se redujo el Estado, sí se está dando la posibilidad de que haya una libre competencia de monedas; pero también podríamos decir que la gente no llega a fin de mes, porque los impuestos aumentaron mucho y porque el ajuste iba a ser para la casta, pero terminó siendo para el pueblo.

–¿Por qué lo dice?

–Porque en esto de aguantar, aguantar, aguantar, se quitaron remedios de PAMI, por ejemplo, indispensables para aquellos que realmente los necesitan, donde un jubilado que cobra la mínima de aproximadamente $250.000 no le alcanza con un bono de $70.000 para cubrir sus necesidades básicas. Esto sí repercutió en el estándar de vida o la calidad de vida de los argentinos. Mientras que con Cristina [Kirchner] te daban, te daban, te daban, y aún así no te alcanzaba, porque estaba todo devaluado, depreciado, ahora pasa lo contrario: tenés estabilidad económica pero no llegás a fin de mes.

–¿Cree que esto se va a corregir?

–Yo espero que sí, pero temo por un estallido civil, que es lo que se sentía más que nada en septiembre. Desde afuera lo que veo es que le están dando las herramientas al peronismo para que vuelva, sobre todo en la provincia de Buenos Aires. Espero que esto mejore.

–¿Y en lo discursivo?

–Me parece que el relato ha sido una cosa, pero los hechos han sido otros. El discurso de odio que marcó el Presidente con esto de la “batalla cultural” se lo tomaron muy a pecho. Tiene una lógica de si estás con nosotros sos amigo y si estás en contra sos enemigo, cuando considero que en la Argentina se construye con consensos. Creo que eso ha afectado, en términos institucionales, la relación con la vicepresidente, así como la relación con el extranjero, el vínculo con funcionarios que de alguna manera se oponían o tenían otra estrategia. Creo que ese verticalismo se trasladó a la Cámara de Diputados, por ejemplo, donde tenés que pedir permiso hasta para presentar un proyecto. Me parece que se contrapone con la libertad que pregonamos y militamos.

–¿Tenía que pedir permiso para presentar un proyecto?

–Exactamente, igual que el resto de los diputados. Muchas veces, por querer cuidar al Presidente, lo terminaron perjudicando y otros se beneficiaron. Por ejemplo, con la visita a detenidos por delitos de lesa humanidad en Ezeiza, la más beneficiada o la que mejor salió parada fue Victoria Villarruel. Tanto Javier [Milei] como el bloque de la Libertad de Avanza quedaron como unos progenocidas.

–¿Cómo analiza la visita a Ezeiza, por la que usted misma terminó eyectada del bloque?

–Creo que quisieron dejar pegada a toda La Libertad de Avanza como un espacio progenocida. Lo hicieron algunos aislados que terminaron arrastrando a todo el bloque, no solamente a los que participamos con otra idea de lo que iba a pasar. Creo que sí, que hay un sector de La Libertad de Avanza que apoya a los genocidas: esto de revalorizar la moral, la familia, los actos patrios, las Fuerzas Armadas y de seguridad, algunos se lo tomaron como muy a pecho. Apoyaron un episodio lamentable que no se tendría que repetir.

–¿Cómo transitó su salida del bloque oficialista?

–Al principio lo tomé muy mal, porque no me gustan las mentiras. Quizás pequé de ingenua, sin embargo yo preferí eso y decir la verdad en aquel momento. Me enfrenté a la Justicia y por eso decidí salir del bloque, enemistándome con el poder. No me importó perder mi posición en La Libertad de Avanza, de donde me echaron por carta documento. Me sacaron de los miembros fundadores del partido en Mendoza. Con Martín Arrieta, mi hermano, que es el secretario parlamentario del bloque y exapoderado de La Libertad de Avanza en Mendoza, habíamos construido mucho y nos lo arrebataron de las manos. Pero si bien perdí mucho y perdí la posibilidad de ser recibida por el Poder Ejecutivo, gané la paz y la libertad de poder decir lo que pienso.

–En ese proceso usted denunció a una porción de sus excolegas de bloque tanto por coacción agravada, abuso de autoridad, violación de los deberes de funcionario público, conspiración y malversación de caudales públicos, como por violencia de género.

–Sí, porque justamente saqué los chats de la visita a Ezeiza, los publiqué porque todos se lavaron las manos. Te hablo de quienes realmente estuvieron y fueron parte de las visitas con abogados progenocidas y con el sacerdote Javier Olivera Ravasi, que estaban justamente apoyando estas ideas. Fue una hipocresía de su parte, además de un episodio violento que sufrí por parte de uno de los diputados, que también terminé denunciando en la Justicia.

–¿Habla de Nicolás Mayoraz?

–Exactamente. Entiendo que nadie te puede gritar. A mí en mi casa me educaron con comunicación, buena comunicación, y me enseñaron a que nadie puede tratarte como se le dé la gana. Las mujeres que transitan en política no tienen por qué aguantar gritos, no tienen por qué aguantar ese tipo de violencia o de ninguneo, de creer que porque sos presidente de, o porque tienen un carguito más que otro te pueden gritar. Me parece que no, y hay que ponerle un freno.

–¿En qué estado están esas denuncias?

–La denuncia a Mayoraz tenía la posibilidad de continuarla, pero decidí que se archivara porque no quería seguir echando leña al fuego. Por otro lado, por el tema de Ezeiza, el juez Ernesto Kreplak me corrió como querellante y ahora la continúan un grupo de abogados de Derechos Humanos.

–¿Cómo vivió su salida del bloque a través de las redes sociales?

–De repente era una traidora, me pedían que devolviera la banca, que renuncie. Pero yo sé que es gente que está resentida de la vida, que les gustaría ser lo que uno es, o tener lo que uno tiene, que nadie se fija en el sacrificio de la otra persona. En redes sociales la mayoría que escribe son personas que están resentidas y que proyectan su frustración en el otro. Cuando vos entendés eso, te resbala todo. Pero hay una bajada de línea del mismo Presidente que sus asesores tienen que frenar. No puede permitir este tipo de agresiones hacia la comunidad y hacia figuras que en un momento le dieron la mano y que se la pueden dar el día de mañana. Como Presidente no puede retuitear justamente un agravio. Creo que eso lo tienen que frenar, que la batalla cultural se da de otra manera, no se da con el odio

, se da a través de la difusión de ideas de unidad y al tratar de entender a la otra persona.

–¿Sigue en contacto con alguien del Gobierno?

–Sí, sí, he decidido retomar el diálogo y de la otra parte he tenido una buena recepción. Como liberal, libertaria y minarquista, es decir que apoyo que el Estado cuide por la salud, la educación y la seguridad, sigo bancando al Presidente, lo banqué desde 2020 aquí en Mendoza donde militaba. Así es que decidí volver a apoyar aunque con una voz disidente. Creo que no le sirve al Gobierno que le den palmadas en la espalda, sino tener en cuenta todas las críticas para mejorar. Estoy en un momento donde priorizo poner un manto de paz y apoyar al Presidente por sobre todo.

–¿Quién o quiénes son sus interlocutores? ¿Podría volver al bloque oficialista?

–No volvería al bloque porque me parece que es muy tóxico. Si bien todos somos diversos y la palabra de Dios nos insta a amar y a perdonar, uno no puede estar rodeado de gente que no le hace bien. No lo digo por todos, lo digo por aquellos que tienen un poco más de peso dentro del bloque y creen que por ser amigos de Javier o allegados pueden ningunearte o denigrarte.

–¿Se refiere al presidente de la Cámara, Martín Menem?

–No, no, no. Martín la verdad es que se ha portado como un caballero. He tenido la oportunidad de cruzar un par de mensajes cortos por WhatsApp y nada más, pero siempre se ha mantenido como un caballero pese a la difusión de los audios que terminó traicionándolo a él y obviamente traicionándome a mí. Se trara de los audios donde se me escucha desbordada, durante una reunión de bloque, y decía lo que decía por estar harta de tanta hipocresía. Pero eso terminó debilitando a la bancada de La Libertad de Avanza a nivel institucional. Esa persona, esa diputada mujer que filtró los audios, le terminó haciendo un daño gravísimo a su propio bloque y a la imagen de La Libertad de Avanza, y a mí me terminó posicionando como una persona que dice la verdad.

–¿Habla de la diputada Lilia Lemoine?

–Sí.

–¿Mantiene diálogo con referentes de la oposición?

–Tengo relación con diputados de distintos bloques.

–¿Podría sumarse a alguna de estas fuerzas opositoras?

–Por el momento no, no me uniría a ningún otro bloque porque me gusta la independencia que tengo. Cuento con la libertad de poder moverme y de poder representar las ideas de los mendocinos, las ideas liberales, que son fundamentales para construir. Pero invito a quien quisiera a sumarse a mi espacio.

–¿Cómo se imagina su futuro político?

–Quiero seguir escuchando a los mendocinos y también, por qué no, a los argentinos de otras provincias que también necesitan una mano. Desde mi lugar de diputada trato de visibilizar las problemáticas, ya que no cuento con los recursos del Estado, solo con mi salario para ayudar en la medida que pueda y poder construir una plataforma electoral para 2027 en la provincia de Mendoza.

–¿Se referencia con algún dirigente en Mendoza?

–Con ninguno. La mayoría son unos agarrados que vieron en el Presidente la posibilidad de subirse al electorado que tiene. Muchos radicales, como es el caso del ministro de Defensa, Luis Petri, empezó a cambiar el discurso, un discurso estatista, podríamos decir, más cercano al larretismo, hacia las ideas de la libertad. Entendieron que el siglo XXI demanda otras necesidades y que vamos a tener una Argentina con por lo menos 20 años de ideas liberales. Para mí va a haber, incluso, un peronismo liberal. Entonces me parece que el ministro de Defensa y varios más, como el gobernador de Mendoza, se han colgado de esta popularidad y ahora son todos liberales. Se olvidaron que [Alfredo] Cornejo fue el primer cristinista, el primer kirchnerista, el que hizo la alianza Cristina–Cobos. Lo digo con todo el respeto y el cariño que tengo hacia el gobernador, porque es excelente persona, pero políticamente ahora habla del kirchnerismo como si tuvieran sarna, y en su momento estaban todos abrazados. Lo mismo va a pasar con Milei cuando no le vaya tan bien.

–Habló del “peronismo liberal”, ¿quién cree que puede encarnar esta alternativa?

–El que podría armar a nivel nacional un peronismo liberal, que ya hubo en Argentina con Carlos Menem, es Sergio Massa, que es un estratega de la política y que parece que está viendo las mismas necesidades que en su momento vio y capitalizó Javier Milei. No descarto que en un momento el mismo peronismo liberal se acerque a La Libertad Avanza.

–¿Le resultaría atractiva una propuesta liberal de Sergio Massa?

–No, no. Me parece que en lo personal Sergio Massa tiene un potencial grandísimo. Creo que es un estratega político y que sabe realmente de política, de cómo conquistar el poder, así que sería muy interesante verlo quizás competir otra vez contra Javier, con las ideas de la libertad, proponiendo su propia plataforma liberal. Pero no, no me seduce.

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