El kirchnerismo y Córdoba: los votos de los diputados de Juan Schiaretti, prenda de negociación con Alberto Fernández
CÓRDOBA.– El gobernador cordobés, Juan Schiaretti, cuenta con cuatro diputados nacionales que le responden. El número tiene peso en una cámara donde el oficialismo está obligado a conseguir aliados para aprobar los proyectos que más le interesan. Los votos de los schiarettistas son siempre prenda de acuerdo y, hasta ahora, acompañaron normas claves para el kirchnerismo. Con una excepción: las iniciativas judiciales, donde mantuvieron distancia.
Córdoba es, desde hace años, la provincia peronista que más resiste al kirchnerismo. Esa estrategia le resultó clave al partido para mantenerse en el poder. Desde la asunción de Alberto Fernández –a quien Schiaretti no apoyó durante la campaña– hay más acercamiento, pero la relación no termina de consolidarse; hacerlo podría determinar la pérdida de una parte de su electorado.
El viaje de los ministros Santiago Cafiero, Eduardo "Wado" de Pedro y Gabriel Katopodis a Río Cuarto, que este domingo elige intendente, es sintomático. El actual jefe comunal, Juan Manuel Llamosas, aliado de Schiaretti, trabó un acuerdo con el kirchnerismo, de escasa envergadura local, para evitar fisuras y asegurarse una victoria. Los funcionarios nacionales la celebrarán como propia.
Para ambas partes hay condicionantes: al gobernador le preocupa la situación económico-financiera. A la recesión que ya venía, la pandemia y a cuarentena le sumaron una crisis adicional. La recaudación propia cayó en términos reales todo el año y la asistencia nacional es clave para poder cumplir con compromisos asumidos. Además, Córdoba está renegociando su deuda por US$1700 millones y el proceso con los bonistas es tenso: la Provincia debió extender el plazo hasta el próximo 14 de diciembre.
Por el lado de Fernández, incumplir su promesa electoral de volver a "castigar" a Córdoba como ocurrió durante la última gestión de Cristina Kirchner sería complicar más el vínculo y aumentar el rechazo por el Frente de Todos. Según la última encuesta de Zuban Córdoba y Asociados, la imagen negativa del Presidente en el distrito es de 65,1%; y la de Cristina Kirchner, del 71,1%. La del gobernador alcanza el 35,5%.
En la Cámara de Diputados, Carlos Gutiérrez, Alejandra Vigo, Paulo Cassinerio y Claudia Márquez se mostraron más funcionales a las necesidades del Poder Ejecutivo que lo que las actitudes de Schiaretti muestran. Por ejemplo, el gobernador no firmó ninguna de las dos solicitadas que la Casa Rosada diseñó para apoyar el recorte de fondos coparticipables a la ciudad de Buenos Aires, pero sus legisladores acompañaron la restricción en Diputados.
La posición del mandatario generó la crítica del senador nacional del Frente de Todos por Córdoba, Carlos Caserio, quien dijo que es "difícil encontrar un peronismo como el cordobés, que no apoya al Gobierno". Como titular de la Comisión de Presupuesto del Senado, Caserio revalorizó "la generosidad" del Presidente, que "siempre ha cumplido con Córdoba". Y fue un poco más allá: "Es una actitud más de un gobernador que no apoya ni acompaña al Presidente".
Con la reforma judicial, el bloque Córdoba Federal planteó –después de conocido el dictamen favorable de comisión del Senado– que no votará la ley cuando se trate. El cuarteto también es un obstáculo para el kirchnerismo a la hora de reformar el Ministerio Público Fiscal: asegura que "sin un consenso total", no acompañarán la iniciativa.
La aceleración de la discusión sobre la despenalización del aborto y su legalización genera incomodidad entre los schiarettistas. El Gobernador, igual que en 2018, da libertad de acción a los legisladores. Cassinerio y Márquez rechazarán la iniciativa y Gutiérrez la apoyará. Hace dos años, Vigo, esposa de Schiaretti, se abstuvo. Este año se manifestó por la despenalización, pero no se definió por la legalización.
Cuando Fernández barajó la estatización de Vicentin, los diputados cordobeses adelantaron que no apoyarían la medida pero nunca se expresaron respecto a si darían quorum o no, que era lo que le pedían desde la oposición.
A pesar del buen vínculo de Schiaretti con los hombres de negocios, avalaron el impuesto a las grandes fortunas, fuertemente criticado por todo el arco empresario, y apoyaron también la modificación a la Ley 26.815 de manejo del fuego, que impide por hasta 60 años cambiar el uso del suelo después de un incendio. Todas las entidades del campo –con las que el mandatario cordobés tiene vínculo estrecho– critican y rechazan la norma.
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