Los votantes escondidos que pueden cambiar la elección, esperanzan a Juntos por el Cambio y abren un enigma sobre Milei
Es esperable que se sumen cerca de 1.5 millones de electores nuevos en octubre; en el pasado Juntos por el Cambios sacó provecho del alza, pero el libertario se ofrece como nueva opción frente al descontento; los casos de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires
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Si la historia, siempre caprichosa, no oculta algún designio inesperado, es posible anticipar que una parte del electorado ausente en las primarias se acercará ahora a las urnas para votar. Eso no significa imaginar que los votantes distanciados del sufragio se volcarán masivamente. Más prudente es esperar que tan solo lo haga una pequeña porción, que podría tomar la forma matemática del 3%, que es el crecimiento promedio de la participación electoral entre las PASO presidenciales y las elecciones generales desde 2011.
Hay quienes estiman que en octubre, a ese promedio, podría sumársele algún punto más. Pero si uno se ciñe a la media histórica, la participación se estacionaría cerca del 73%, lo que significaría tener cerca de 1.5 millones de nuevos votantes en las generales de octubre. Se trata de una cifra que da vueltas en los comandos de campaña de las distintas fuerzas políticas, bajo la premisa de que es más sencillo sumar al votante replegado que persuadir al ajeno.
Por fuera de la variación que ese número conjetural pudiera sufrir, un buen lugar donde comenzar a buscar los votos ausentes son aquellos distritos que mostraron una participación por debajo del promedio (69%).
En esta línea, hay dos distritos que reclaman especial atención: tanto Santa Fe como la provincia de Córdoba, ambas con un gran caudal electoral, se hayan por debajo de ese número. Entre ambas suman cerca de dos millones de ausentes, una parte importante de los más de 10.5 millones que, según lo escrutado, no votaron en todo el país el pasado domingo. Bajo la sombra de este gran arco hipotético, es lícito preguntarse qué ocurrió allí cuando el electorado retraído se despabiló.
Entre las PASO y las generales de 2015, la participación en la provincia de Córdoba pasó del 71,2 al 79,4%. En esa suba, el Frente de Todos -hoy Unión por la Patria- a partir de una significativo retroceso de Unidos por una Nueva Argentina -el espacio que tenía al ministro de Economía Sergio Massa como candidato- pudo hacer crecer a su electorado un 48%. Juntos por el Cambio, no obstante, lo hizo en un 70%. Entre las PASO y las generales de las últimas elecciones presidenciales de 2019, cuando la suba fue del 72 al 79%, el Frente de Todos creció apenas un 4,5%% mientras que Juntos lo hizo un 38,3%.
El caso de Santa Fe, que muestra otra impronta ideológica en sus últimas gobernaciones, se orienta en un mismo sentido. Entre las PASO del 2015 y las generales del mismo año la participación experimentó un crecimiento de 10 puntos: pasó del 67% al 77. Quien nuevamente se vio fortalecido fue Juntos por el Cambio (Cambiemos) que aumentó su caudal de votos en un 33% contra el 16% que consiguió el Frente de Todos. La brecha se extiende aún más cuando se atiende a la diferencia entre las elecciones de 2019. El frente de Todos estiró sus números un 5,2%, mientras que Juntos por el Cambio lo hizo en un llamativo 38,6%.
Otra referencia insoslayable es la siempre populosa provincia de Buenos Aires. Pese a que se encuentra en línea con la participación general de las últimas PASO a nivel nacional, un pequeño estornudo electoral allí podría cambiar el cuadro general de la situación. Las mismas referencias –PASO contra generales de 2015 y 2019- vuelven a insuflar confianza en Juntos por el Cambio. En 2015 la participación subió casi 6 puntos: el Frente de Todos capitalizó un alza de 4,2% en sus votos y Juntos, bajo el sello de Cambiemos, creció un 24,8%. En 2019 el oficialismo levantó ese porcentaje llevándolo al 6,5% mientras que Juntos por el Cambio creció casi en igual medida que en 2015, un 25%.
Otro distrito en donde se deberá poner el ojo -especialmente los de Unión por la Patria- es Chaco. Fue una de las 8 provincias que resistió la avalancha violeta del pasado domingo y una de las 5 en las que el oficialismo logró hacer pie. Registra la asistencia a las urnas más bajas en estas PASO (63%), 6 puntos por debajo del promedio.
Sin embargo, allí, los últimos antecedentes tampoco son alentadores para el oficialismo. Entre las PASO y las generales de 2015, cuando la participación creció casi 6 puntos, el Frente de Todos aumentó su cosecha solo un 5,7%, mientras que Juntos por el Cambio lo hizo en un 18,7%. La brecha se ensancha en 2019: la participación aumentó un 4%, lo mismo que los votos del Frente de Todos y Juntos por el Cambio creció un 52%.
Cambio en el panorama electoral
El nuevo paisaje electoral indica que esta tendencia no es necesariamente una buena noticia para Patricia Bullrich, la ganadora en la interna de Juntos. A diferencia de aquellos años, la oposición hoy se encuentra escindida en dos pedazos con la llegada del nuevo vecino a la cuadra, La Libertad Avanza. Aunque, quizás sea más preciso decir simplemente Javier Milei, en la medida en que los magros resultados en los comicios provinciales y el 30% obtenido el domingo, pusieron sobre la mesa que, por ahora, se trata de un partido atado a un nombre propio. De cualquier modo, es una variante electoral novedosa para aquellos que opten por pronunciarse contra el oficialismo. “Cambio profundo con cauce institucional”, deslizan en las filas de Bullrich, en alusión al mensaje que deberá tallar la candidata de cara a octubre para ganar nuevo apoyo.
Además, dentro del oficialismo no faltará quien recuerde la remontada en la provincia de Buenos Aires en las legislativas de 2021, cuando el Frente de Todos recortó distancias con Juntos por el Cambio y quedó a la puerta de dar vuelta una elección que en las PASO se presentaba sumamente adversa. Sin embargo, algunos especialistas insisten en que comparar presidenciales con elecciones de medio término, como lo fueron aquellas de 2021, es mezclar peras con manzanas. Otros, en cambio, creen que aquellos comicios refutan la vieja máxima de que una mayor participación electoral va siempre en detrimento del oficialismo de turno.
Otro dato que dejaron estas PASO -del cual no se puede extraer grandes conclusiones- resuena en consonancia con lo anterior. La participación en los distritos en los que se impuso Juntos por el Cambio –CABA, Corrientes y Entre Ríos- promedia un 70%; la de La Libertad Avanza –o Milei-, que lo hizo en 16 provincias, redondea un 69,4%. Unos puntos por detrás, Unión por la Patria promedia un 67,4% de participación electoral en los 5 distritos que salió victorioso (Bs As, Formosa, Santiago del Estero, Chaco y Catamarca).
Todos indicios, muestras tentativas, que señalan un rumbo en el comportamiento de un electorado inactivo, que de contagiarse de aquellos que sí ya emitieron señales más claras en las urnas, podría ratificar la idea de “cambio” que parecen haber expresado los votantes de Juntos y de La Libertad Avanza y cuya fuerza detectó la consultora CB a comienzos de este mes, en la previa a las PASO. En el trabajo se le preguntaba a los encuestados si el país necesitaba, en efecto, cambios en sentido amplio. El 97,4% respondió que sí; casi un 70% entendía que debían ser “rápidos y profundos”, mientras que un poco menos del 30%, “graduales y paulatinos”.
Contra todo lo anterior, se alza un factor relevante: buena parte de los gobernadores afines al oficialismo podrían activar una campaña pro urnas en favor de Sergio Massa. En la mayoría de sus provincias el calendario electoral corrió desacoplado de las nacionales del pasado domingo. Carlos Rovira, jefe del PJ justicialista en la provincia de Misiones, se expresó en ese sentido en su redes sociales.
Vamos a reafirmar el compromiso ahora más que nunca de defender lo nuestro frente a los próximos compromisos electorales y de gobierno...
— Carlos Rovira (@rovira_carlos) August 15, 2023
“En las PASO no jugaban mucho. Ahora en la próxima sí van a jugar”, le dijeron a este medio desde el entorno del ministro. Otra fuente indica que el oficialismo buscará alcanzar la participación del 80% alcanzada en 2019; 7 puntos por encima de la estimación sostenida en el promedio del 3%. “La idea es incrementar lo más que se pueda. Siempre es lo mejor para la democracia”, sostienen sin dejar de señalar la paridad que arrojaron los últimos comicios: “Estamos todos en 30 puntos”, insisten confiados.
En el bunker de la calle Mitre, donde se reúne el comando de campaña oficialista, están convencidos de que una parte de aquellos que desde 2019 los dejaron de apoyar en los comicios, no migraron a otra fuerza, se encuentran en silencio y pueden ser nuevamente seducidos. “El jueves Sergio se pone en modo candidato”, agrega la misma fuente, en alusión al día en que se espera que el ministro Massa regrese de Estados Unidos, donde buscará capitalizar políticamente el adelanto del FMI.
Como casi nada, el porvenir electoral no puede nunca deducirse mecánicamente del pasado. Algo tan cierto como que la historia no es un cementerio inútil de experiencias, y los indicios que exhibe, de ser atendidos, pueden arrojar alguna pista.
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