Los vecinos de la Recoleta no quieren a Cristina en el barrio
El 80% de la zona donde la ex presidenta tiene su departamento votó en contra del FPV y rechaza su presencia; "no podrá vivir acá", dicen
En los alrededores del departamento que la ex presidenta Cristina Kirchner tiene en el barrio porteño de Recoleta se festejó más que en cualquier otro punto de la ciudad la asunción de Mauricio Macri. A los bocinazos y gritos se sumaron las cacerolas, algunos insultos e infinidad de banderas colgadas de los balcones.
"No va a poder vivir acá", dicen los vecinos de la zona, que en su mayoría reflejan el resultado del kirchnerismo en las últimas elecciones a presidente en ese barrio, donde el 80% de los votos le dio la espalda.
La llegada de la ex mandataria a su departamento de Juncal y Uruguay, donde había vivido durante su paso como legisladora nacional, alteró el ambiente de unas cuadras que, según comentaron los vecinos a LA NACION, pasaban inadvertidas para los curiosos.
"Hay gente que viene y mira para arriba, a veces sin saber cuál es el departamento", contó Mabel, una vecina que también intentaba adivinar cuál era el departamento mientras esperaba para cruzar la calle.
Luis Burgos, un comerciante gastronómico con décadas de trabajo en la zona, comentó que la noche en la que terminó el mandato de la entonces presidenta la algarabía que se vivió en la calles del barrio se podría comparar con un festejo por haber ganado el Mundial de fútbol. "Nunca en mis años vi nada igual", sostuvo.
En el tiempo en que esté en la ciudad, Cristina Kirchner eligió para vivir entre las propiedades que posee en el distrito el quinto piso de un edificio de sólo seis departamentos distribuidos en la misma cantidad de plantas. Se trata de una de las zonas más caras de la Capital, donde el metro cuadrado supera los 3000 dólares, según Reporte Inmobiliario.
Su vivienda, que tiene unos 180 metros cuadrados, está valuada en más de medio millón de dólares. La ex presidenta lo declaró en $ 220.000, y lo alquilaba, hasta hace poco, a $ 26.000 mensuales.
De la quinta de Olivos, la ex presidenta deberá acostumbrarse a vivir en un departamento con cuatro habitaciones, un living, una cocina con comedor, un baño en suite y con un balcón diminuto. Eso sí, todos los ambientes son muy amplios y tienen acceso a una terraza común.
"¿Por qué no se va a vivir a Puerto Madero? O mejor a algún otro barrio donde vive la gente para la que ella gobernó, porque para nosotros no lo hizo", dijo, exaltado, un hombre que prefirió mantener su nombre en reserva. "No vaya a ser que después me vayan a buscar", se atajó.
Aunque no todos están contentos, sin embargo, hubo vecinos que sí la recibieron con una sorpresa: un día antes de que dejara el poder colgaron un pasacalles.
"¡Bienvenida al barrio compañera Cristina! ¡Gracias! #NoFueMagia", decía la lona firmada por "Ana, Naty, Fermín y Julio". El cartel duró pocas horas en la calle.
Cuando abandonó el departamento el día de la asunción de Macri camino a Río Gallegos un pequeño grupo de simpatizantes la despidió cantando. "Cuando se fue la saludaron 20 tipos que no eran del barrio cantando la marcha peronista", contó Carlos de la Cruz, vecino.
La esquina donde vivirá Cristina será una de las más vigiladas, pues habrá unos 100 efectivos de seguridad que se turnarán las 24 horas para custodiarla. "Al menos no vamos a tener tanto miedo a los robos, pero olvidate de la privacidad", bromeó el mozo de una cafetería cercana.
Más allá de las quejas, en los últimos días comenzó a correr el rumor entre los vecinos de que la ex mandataria sería propietaria de dos departamentos más (en el primero y en el cuarto piso), una versión incomprobable, al menos hasta que la presidenta presente la declaración jurada que está obligada a realizar al finalizar su mandato.
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