Los subsidios, en el centro de una pelea latente entre el Gobierno y La Cámpora
Las tensiones internas crecen tras la misiva del secretario de Energía, Darío Martínez, al ministro Martín Guzmán; la Casa Rosada busca sacar la controversia de escena
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Tras una nueva semana marcada por la tensión interna en el oficialismo, la de los subsidios parece erigirse como la próxima pelea entre el Gobierno y La Cámpora. La discusión se volvió tangible cuando una carta del secretario de Energía, Darío Martínez, irrumpió mediáticamente antes de que le llegara a su destinatario, el ministro de Economía, Martín Guzmán. En torno de los subsidios se engloban las principales diferencias en la coalición gubernamental y en ninguna de las dos terminales del oficialismo creen que los cruces públicos hayan quedado acá.
Hacia adentro del Gobierno se busca no hablar del tema y “sacarlo de escena, al menos por el momento”, según reconoció un funcionario a LA NACION, tras lo cual detalló que quienes “más presionan” para que se hable del asunto “son los de La Cámpora”, en referencia a la organización liderada por Máximo Kirchner. Las diferencias entre unos y otros vienen in crescendo desde septiembre pasado, tras la derrota en las PASO, y sumaron aún más tensión en los últimos cuarenta días, cuando se dinamizó el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Precisamente hacia el camporismo señalan desde el Ejecutivo respecto la filtración de la carta. “Fue una carta tonta y una transcripción desmesurada”, consideró una fuente oficial. “No era necesario ese texto, ni tenía por qué filtrarse. Y lo más llamativo es que quienes lo filtraron son los que demonizan a los medios hegemónicos y lo envían precisamente allí”, completó el funcionario consultado por este medio en referencia a la agrupación liderada por Máximo Kirchner.
El enojo es extendido en el Gobierno. “Son funcionarios que deberían dar un paso al costado, pero este es un gobierno atípico”, se explayó otro de los consultados, cansado de las idas y vueltas de una administración en la que ya varios hombres del Gabinete coinciden en admitir que parece “una canción del dúo Pimpinela”, por sus idas y vueltas permanentes.
En la carta, Martínez le expresaba a Guzmán su preocupación por la negativa a habilitar fondos para el sector y le advertía sobre las graves consecuencias que traerá para la Argentina no pagar a tiempo las importaciones de gas natural licuado (GNL) que llegan al país en barcos. Pocas horas después, el funcionario salió públicamente a bajar el tono de la misiva y a expresar que había recibido una respuesta positiva del ministro.
“La carta la mandó Darío, pero después de que hubo un montón de charlas previas sobre cuál es la situación de las cuentas de la Secretaría”, aseguró un hombre de las filas de La Cámpora. En ese sentido evaluó que Martínez “debió haber considerado que no le daban bola y por eso mandó la carta”. Agregó que había apuro en torno de las fechas porque entre febrero y marzo “se cierran los acuerdos por GNL”, lo que demandaría más urgencia por la sequía que afecta el funcionamiento de las hidroeléctricas y se suma la especulación la guerra en el este europeo.
Apenas unas horas después de la misiva, el propio Martínez sostuvo: “Se han acordado con la Secretaría de Hacienda los nuevos techos, y la planificación financiera para el mes de marzo, que garantiza el funcionamiento del sistema energético en su conjunto, la provisión de gas por redes y la generación de energía Eléctrica, y el cumplimiento de los programas de pago y las obligaciones la Secretaría de Energía”.
Mientras tanto, en Casa Rosada se apuraban a bajar el tono y hablaban de la “buena relación” entre Guzmán y Martínez, al tiempo que aludían a que ambos viajaron juntos, la semana pasada, a Houston para participar de un evento de energía.
El conflicto se sumó a otros desencuentros internos que tuvo Guzmán en el Ministerio, como la vez que quiso echar al subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, y no pudo, o como cuando los funcionarios que pertenecen a La Cámpora anunciaron que las tarifas de luz y gas subirían solo 20% este año.
“Estuvo acordado el aumento del 20% y ahora quieren hacer otro aumento?, es raro”, completaron en referencia el rol de Guzmán, y lo acordado en diciembre pasado sobre los aumentos tarifarios. “Le cambiaron las reglas del acuerdo”, deslizaron desde cerca de la agrupación. Guzmán, que fue resistido desde el comienzo de su gestión por ese sector, es cada vez más apuntado por el kirchnerismo duro, sobre todo por su rol en la renegociación del acuerdo.
La discusión por las tarifas es una de las más sensibles para el Gobierno nacional, que ya convocó y volverá a convocar a audiencias públicas, el mes próximo, para analizar el esquema tarifario para la electricidad y el gas para 2022 y 2023. Según adelantó la portavoz del Gobierno, a comienzos de este mes, será con el criterio de segmentación y sin que se supere el nivel de los salarios. Es en consonancia con el programa del FMI.
Las negociaciones con el organismo visibilizaron la fractura oficialista. Aunque las diferencias por las tarifas y los subsidios estuvieron en la previa y amenazan con reiterarse.
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