Los problemas con la seguridad impactan en una demanda clave
En campaña. Es uno de los temas que más le reclaman al Presidente en sus recorridas; las polémicas con Berni y Aníbal Fernández
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La falta de seguridad es uno de los cuatro temas que el presidente Alberto Fernández más escucha en sus recorridas por el conurbano, como motivo de preocupación de los vecinos. La problemática, que alerta al Gobierno de cara a las urnas, se instaló aún con más fuerza esta semana con tres crímenes en menos de 48 horas. Cuando el impacto aún no se había disipado, el gobernador Axel Kicillof debió bajar a las apuradas un aumento del 11% para evitar una protesta de efectivos policiales que amenazaba su gestión.
A lo que se sumó que apenas poco después llegó la andanada de versiones que dan prácticamente fuera del gabinete provincial a Sergio Berni, ministro de Seguridad bonaerense. Todo con el telón de fondo de la polémica originada por el tuit de Aníbal Fernández, ministro del área a nivel nacional, con el humorista Nik, a comienzos de esta semana.
En medio de la carrera a las urnas, donde el oficialismo ya asume que sumará una nueva derrota, el tema de la seguridad parece dividirse en dos. Por un lado, se habla de un “parche” para definir las respuestas que se pueden dar en lo inmediato, al tiempo que admiten que deben extremar políticas públicas que en el corto, mediano y largo plazo aborden las problemáticas de fondo.
“El voto nuestro es el más afectado por la inseguridad”, detalla una alta fuente del oficialismo, con despacho en Balcarce 50. “Son los sectores medios-bajos los que más están sufriendo la inseguridad. Los votantes del Frente de Todos”, completó. Tras lo que detalló que el cuadro general se ve agravado por los efectos de la pospandemia. “Todo el parate del año pasado generó una situación más compleja a nivel social, que se traduce en mayores robos y violencia”, admiten.
Aunque se trata de una de las zonas más calientes, el tema de la inseguridad no es excluyente del conurbano. Esta semana el gobierno nacional debió desembarcar con 500 gendarmes en Rosario, otro de los focos de máxima preocupación. En tanto que en el conurbano, en las últimas horas, también comenzó un operativo que incluye prefectos y gendarmes en estaciones ferroviarias y sus alrededores, donde se cometen la mayor cantidad de robos. Se trata de seis mil efectivos enviados por Seguridad de la Nación.
Estos días, aunque con moderación, en el oficialismo se ilusionaban con el antecedente de medidas similares durante la gestión de Néstor Kirchner. “Fue muy efectiva y hasta permitió recuperar espacios públicos, como en Fuerte Apache”, recordaban. Otros no se mostraban tan optimistas y consideraban que el tejido social está mucho más comprometido ahora que 18 años atrás.
De cualquier modo, más allá de esa diferencia de lectura, desde el Gobierno insisten en que se está garantizando la presencia del Estado en las calles para lidiar con la inseguridad en lo inmediato. En ese sentido también resaltan que en territorio bonaerense se está “agilizando” la entrega de patrulleros en los municipios, algo que, explican, fue posible por el dinero que la Nación le bajó a la gestión de Kicillof el año pasado.
El oficialismo sabe que la mayoría de los cambios que se están introduciendo no tendrán impacto antes de los sufragios, pero sí confían en demostrar una cuestión “actitudinal” en el tema. “Hay que mostrarle a la gente que se la escuchó”, explicó una alta fuente de Casa Rosada.
Pero el tema no queda solo en lo que sucede en las calles y en lo que afecta a los votantes del Frente de Todos, lo que preocupa directamente con relación a las urnas. Tiene un correlato directo en el entramado político. El escenario sumó problemas esta semana por los rumores de la posible salida de Berni y la polémica desatada por el cruce de Aníbal Fernández con el humorista Nik.
Berni enfrenta profundas diferencias con el jefe de Gabinete provincial, Martín Insaurralde, y en los últimos días admitió una fuerte pelea con Máximo Kirchner. Además, no goza de la aprobación de los intendentes, que consideran que está haciendo su propia campaña. La situación de Fernández es diferente, no solo porque recién asume, sino porque se le reconoce que tiene “más capacidad de diálogo”. De hecho, ambos tuvieron diferentes respaldos en el interior del oficialismo. Mientras que Fernández no fue condenado abiertamente por su tuit, aunque algunos admitieron lo fuera de lugar que estuvo, Berni está atravesado por las críticas y las diferencias en el interior de la coalición. “Sergio es Sergio y solo responde a él mismo y a la jefa (en referencia a Cristina Kirchner)”. “Hay mucho para ir ajustando”, admiten en la Casa Rosada en medio de las versiones que lo dan fuera del gabinete después del 14 de noviembre.
A nivel de seguridad, en el Gobierno hay quienes reconocen que la tarea que tiene por delante Fernández es muy compleja. No solo por la situación en general, sino porque, ahora admiten, el ministerio tras la gestión Frederic estaba “devastado. El progresismo es muy complicado para gestionar”, deslizó una fuente. “Frederic llegó, gestionó y se fue como lo que era, una antropóloga”, sostuvo otra. Una tercera ironizó: “Hubiera sido una buena ministra de Seguridad en Suiza, donde parece que todo de tan tranquilo es aburrido, pero no para Argentina”.
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