Perdedores políticos: una fiesta popular que terminó en otra frustración para el Gobierno
El Presidente no consiguió que la Selección visitara la Rosada; Wado de Pedro buscó una foto que no se tomó; Cerruti impidió el acceso de la prensa; Aníbal Fernández fue cuestionado por Tapia; también se evidenció la interna del Pro en la Ciudad
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Para el Gobierno terminó siendo otra jornada cargada de frustración política. Varios de sus principales funcionarios, incluido el presidente Alberto Fernández, habían alentado expectativas de que los jugadores de la Selección campeona del mundo visitaran la Casa Rosada y saludaran a la multitud desde el mítico balcón. Pero eso no estuvo ni cerca de suceder. La fiesta popular que imaginaron en los despachos oficiales terminó en desborde en las calles. Y en un desplante de Lionel Messi y compañía a la administración nacional.
Ante una movilización masiva, considerada como una de las más grandes de la historia, el Gobierno no consiguió capitalizar la euforia colectiva por la hazaña del equipo nacional. Ni siquiera pudo garantizarse una recepción protocolar a los jugadores, remisos a las fotografías políticas, como lo demuestra el hecho de que tampoco se la concedieron a Mauricio Macri durante su extensa estadía en Doha. Aunque voceros del expresidente afirmaron que “nunca buscó una foto con los jugadores de la Selección en Qatar”.
En Buenos Aires, el primer perdedor político de la tumultuosa jornada fue Alberto Fernández, que permaneció recluido en la quinta de Olivos. Al Presidente pudieron jugarle en contra algunos chisporroteos con Claudio “Chiqui” Tapia, el empoderado presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), quien mantiene buena sintonía con sectores de La Cámpora dentro del Gobierno pero, al parecer, no perdona maniobras pasadas del “albertismo”.. En los hechos, Fernández se quedó sin la foto con los jugadores en la Casa Rosada y tampoco viajó a Doha para la final, como lo hizo el francés Emmanuel Macron.
Otro de los perdedores políticos de la jornada fue Eduardo “Wado” de Pedro, el ministro del Interior, quien se presentó a la madrugada en el aeropuerto de Ezeiza, al pie del avión, para primerear una foto con Messi y el director técnico Lionel Scaloni, pero recibió una impecable cortina basquetbolística de “Chiqui” Tapia que se lo impidió, en una maniobra que resultó ostensible cuando los funcionarios -también estaba Luis Ceriani, el titular de Aerolíneas Argentinas- intentaron acercarse al emblema de la Selección argentina de fútbol.
En esa imagen fue evidente que Tapia no tenía ninguna intención de facilitarle al Gobierno la ansiada foto con Messi. Una lectura apresurada de los archivos recientes recuerda que el capitán de la Selección hizo una frustrada donación de respiradores artificiales durante la pandemia de coronavirus, que pasaron meses empaquetados en el puerto de Rosario, por azares de la burocracia oficial. El único funcionario con el que Messi hizo un vínculo personal es Santiago Carreras, quien se desempeña en la petrolera YPF.
El astro de la Selección firmó un contrato con YPF que promovió Carreras, integrante de la agrupación La Cámpora y exdirigente de Boca Juniors. A través de él, que estuvo en Doha, la mesa chica de la Casa Rosada intentó convencer a los jugadores y a Tapia para que visitaran la sede gubernamental a su regreso al país, pero eso finalmente no sucedió, lo que terminó alimentando rumores políticos -propalados por voceros extraoficiales como Luis D´Elía- de que el kirchnerismo boicoteó la foto de Fernández con la Selección.
Queda claro que La Campora operó con @tapiachiqui este desaire al Pueblo y al Gobierno
— Luis D'Elia (@Luis_Delia) December 20, 2022
Santiago Carreras fue el monje negro de Máximo y de @tapiachiqui que primero cago a Camioneros y ahora al Pueblo y a @alferdez
La tercera perdedora política de la jornada fue Gabriela Cerruti, la portavoz presidencial, que ordenó cerrar la sala de prensa de la Casa Rosada para facilitar la supuesta visita de la Selección, en un hecho que no registra precedentes desde la recuperación de la democracia en 1983. Hasta en los alzamientos “carapintadas” de la década del ´80 y el masivo y tumultuoso funeral de Diego Maradona, con el propio Fernández como presidente, hubo presencia de los periodistas acreditados en la histórica sala de la sede de gobierno.
Como toda explicación, Cerruti sostuvo que los periodistas no eran los “protagonistas” del día, aunque en rigor en la Casa Rosada circuló la versión de que había sido la AFA la que pidió despejar la zona ante la posible presencia de los jugadores de la Selección. El desempeño de la portavoz viene siendo objetado puertas adentro del Frente de Todos, por lo que no faltan los dirigentes que ponen en duda su continuidad en el gobierno. Pero las críticas más gruesas recaían sobre los encargados de armar el operativo de seguridad.
Ahí las miradas se dirigieron hacia Aníbal Fernández, el ministro del área, quien había sido el encargado de negociar personalmente con Tapia los pormenores de la caravana de la Selección. Y que de movida supo que los jugadores no querían visitar la Casa Rosada. “El Presidente les ofreció el balcón”, reconoció este miércoles, al hacer un descargo por su actuación, que fue cuestionada por Tapia. “Me dijo que lo habíamos traicionado”, reveló Aníbal Fernández en un contacto con la prensa en la puerta del ministerio.
El reconocimiento del titular de la AFA a Sergio Berni, el ministro de Seguridad bonaerense, se interpretó como un cuestionamiento -por oposición- al propio Aníbal Fernández y también al ministro de Justicia y Seguridad porteño, Marcelo D´Alessandro, quien afronta sus propias internas en el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta y fue la tercera pata del operativo. Un cruce entre el legislador porteño Juan Pablo Arenaza -jefe de campaña de Patricia Bullrich- y el diputado Álvaro González, cercano a Larreta, por la toma del Obelisco, así lo comprobó.
Si te toman el obelisco nunca vas a poder gobernar un país. La Argentina necesita orden para poder vivir en paz pic.twitter.com/yibr6YBDbK
— Juan Pablo Arenaza (@jparenaza) December 20, 2022
Excusas
Aunque también es cierto que los dirigentes del fútbol argentino suelen apelar al manual de las excusas -y responsabilizan a la Policía- cuando un operativo no sale bien, sin reparar por cierto en la responsabilidad de los clubes o, en este caso, de la AFA. Todavía está fresco el recuerdo del ataque al micro de Boca Juniors en diciembre de 2018, en las inmediaciones del estadio de River Plate, donde las autoridades no previeron la presencia de hinchas millonarios con alcance directo al colectivo que trasladaba al plantel xeneize.
Cuatro años después, la movilización -marcada por la algarabía popular- desbordó las previsiones de las fuerzas de seguridad, que solo consiguieron flanquear el paso de la Selección por unos pocos kilómetros en la autopista Ricchieri y la avenida General Paz. Como en aquel aciago diciembre de 2001, cuando un presidente debió dejar la Casa Rosada en helicóptero, los cracks del equipo que unifica a los argentinos -pese a la grieta- sobrevolaron la Plaza de Mayo. También eso tuvo su resignificación en una jornada tumultuosa.
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