Los nuevos peritajes prueban que Nisman fue golpeado y drogado antes de morir
El informe de Gendarmería amplía la franja horaria en que se habría producido la muerte y la ubica hasta la noche del sábado, 36 horas antes de la autopsia
En más de 200 páginas, con imágenes y varios anexos, el informe de la Gendarmería presentado ayer al fiscal Eduardo Taiano contiene nuevas evidencias que apuntalan la conclusión de que el fiscal Alberto Nisman fue asesinado. Además, el estudio cambió drásticamente la hora del deceso.
Los expertos concluyeron que Nisman fue golpeado y drogado mientras estaba con vida y que dos personas lo mataron y armaron la escena como si se tratara de un suicidio. La defensa de Diego Lagomarsino, en disidencia, no avaló estas conclusiones y presentará pasado mañana su propio informe, aunque sus peritos compartieron algunas de las observaciones de sus colegas de la Gendarmería y los expertos presentados por Sandra Arroyo Salgado, ex esposa del fiscal.
El análisis de los golpes que tenía el cuerpo fue determinante porque concluyó que fueron vitales, es decir, propinados cuando el fiscal se encontraba con vida y no producto de la manipulación del cadáver en su traslado hacia la morgue.
Las conclusiones de los peritos, a las que accedió LA NACION, señalan además que Nisman tenía en su organismo ketamina, una droga anestésica, pero dijeron que no estaba metabolizada, sino en estado puro. Esto significa que le fue suministrada tras ser reducido, en los momentos previos a su muerte, y su ingestión no fue en horas anteriores, lo que desbarata la tesis de que podría haberla consumido como droga recreativa.
Los peritos hicieron dos pruebas en busca de ketamina, que no habían sido efectuadas antes y dieron resultado positivo. La aparición de la droga se detectó en tejidos, lo que excluye la idea de una contaminación.
Uno de los datos más reveladores del estudio es que cambia la hora de la muerte. Los médicos de la Corte la establecieron alrededor de 24 horas antes de la autopsia, es decir, el 18 de enero a las 9 de la mañana.
Los expertos de Gendarmería dijeron que podría haber sido a las 3 de la madrugada de ese día, aunque dejaron establecida una ventana que coloca el momento de la muerte entre 24 y 36 horas antes de la autopsia.
Tuvieron en cuenta el dato nuevo más la semiología cadavérica, que interpreta los signos de putrefacción, antes descartados. Con este horario, se llega a la posibilidad de que la muerte se podría haber producido en una franja horaria que llega a las 20 del sábado 17 de enero, cuando Diego Lagomarsino estaba dejando el departamento de la torre Le Parc.
Los expertos determinaron por unanimidad que el disparo se efectuó de derecha a izquierda, de atrás hacia adelante, con un ángulo de 10 a 12 grados, y de abajo hacia arriba.
Concluyeron que recibió golpes mientras estaba con vida porque dejaron un moretón producto de la irrigación sanguínea en la zona.
Los golpes, que no habían sido detectados en los trabajos de la junta médica realizada con anterioridad por expertos del Cuerpo Médico Forense, provocaron la fractura de la nariz y fueron aplicados también en la zona subhepática.
La fractura de la nariz, dijeron ahora los expertos, no se pudo haber provocado por la caída, porque en todo caso fue hacia atrás. Los gendarmes fueron pasando el video de la autopsia cuadro por cuadro y con una tecnología avanzada pudieron detectar que alrededor de los globos oculares había hemorragia propia del golpe.
Se estableció que primero le quebraron el hueso de la nariz y luego le dispararon. Los expertos llegaron a esta conclusión porque el tiro penetró en el cráneo y provocó una rajadura que se detuvo al cruzarse con el hueso, ya roto, de la nariz.
Una franja clave
Los expertos analizaron una mancha que es clave en la interpretación de la escena del crimen. En la causa se la conoce como "la franja". Se trata de una larga línea de gruesas gotas de sangre encimadas y que están ubicadas sobre la mesada del baño, junto al lavatorio.
Dijeron que su origen puede ser lo que los forenses llaman backpattern, un rociado de sangre que se proyecta por el orificio de entrada cuando ingresa el proyectil.
Por la dimensión de las manchas se puede establecer la altura desde la que cayó la sangre. Y los patrones determinaron que no goteó desde 1,80 metros -tal era la altura de Nisman-, sino desde mucho más abajo. Es decir, que esto apoya la idea de que Nisman no recibió el disparo en la sien cuando estaba de pie, sino cuando estaba de rodillas con la frente a la altura de la mesada. La ketamina aumenta la presión sanguínea y el ritmo cardíaco, lo que favorece la proyección de la mancha tras el disparo.
La franja, para el perito de Lagomarsino, es producto de un vómito de sangre tras el disparo.
La sangre que el cadáver tenía en la boca no provenía del esófago, sino que se escurrió de sus lesiones en la base del cráneo tras el disparo y eso permite excluir la teoría del suicidio mediante una empuñadura del arma con las dos manos.
Los peritos dijeron que parte de las manchas de sangre que el cadáver tenía en la mano izquierda son de contacto: alguien apoyó su mano ensangrentada sobre el cuerpo y lo manchó con sangre. Y las de la mano derecha, son todas de contacto. Hay aquí una disidencia de la querella que representa a la familia de Nisman, pues los expertos de Sandra Arroyo Salgado dijeron que en la mano derecha hay manchas por contacto, pero hay otras que no se puede descartar que hayan sido provocadas por goteo de la herida o producto del backpattern.
Otro detalle revelador del armado de la escena es que las manchas de sangre de la mano izquierda no se continúan con respecto a las de la mano derecha. En la hipótesis del suicida que toma el arma con ambas manos, estas manchas deberían impregnar una mano y la otra que está por encima, lo que no se verifica.
Los gendarmes realizaron una recreación teatral en un baño construido igual al de Nisman. Simularon los escenarios del suicido y el homicidio. Pusieron a un gendarme de igual talla que Nisman parado frente al espejo tratando de tomar un arma con las manos y dispararse de derecha a izquierda y de arriba hacia abajo y atrás adelante y no logró hacerlo. Hay videos.
Simularon luego las versiones del homicidio, con uno o dos asesinos y un cuerpo inerte. En esta idea el asesino no tomó la mano de Nisman y la puso sobre el arma, sino que disparó y descartó el arma y se fue, mientras su cómplice acomodaba el cadáver en el suelo.
Acá juegan un papel determinante las manchas en la parte inferior de la puerta del baño del lado de adentro. Se observan dos patrones, uno de derecha a izquierda, dejado por los cabellos con sangre de Nisman, y otro en el que el recorrido de la gota no sigue la misma línea, sino que se dobla y forma una J cayendo en dirección al piso, pero sin alcanzarlo.
Los peritos concluyeron que tras la muerte de Nisman se manchó la puerta, pero esa mancha cambió de recorrido porque el asesino abrió la puerta para salir del baño e interrumpió la dirección de esa mancha de sangre. Como las manchas estaban secas, la interrupción del recorrido ocurrió en el momento de la muerte y no cuando la madre de Nisman o el médico de Swiss Medical accedieron al baño, muchas horas más tarde.
Claves de la hipótesis del asesinato
Ketamina pura
La droga no estaba metabolizada, la ingirió minutos antes de su muerte
Horario del deceso
Se estableció entre 24 y 36 horas antes de la autopsia, rango que incluye a Lagomarsino dejando Le Parc
Los golpes
Se hallaron moretones, los golpes se aplicaron mientras el fiscal estaba vivo
Las manos
Las manchas de sangre en la izquierda no se continúan con las de la derecha, lo que debería pasar en la mecánica del suicidio planteada para el caso
Los detalles que redefinieron el rumbo
Los peritos de la Gendarmería marcaron detalles reveladores que descartan la hipótesis del suicidio. El informe señala que parte de las manchas de sangre que el cadáver tenía en la mano izquierda son de contacto, dado que alguien apoyó su mano ensangrentada sobre el cuerpo y lo manchó con sangre. También se indica que cuando recibió el disparo, Nisman no estaba de pie, sino de rodillas, con la frente a la altura de la mesada del baño, lo que queda evidenciado por la franja de gotas de sangre que quedaron en la mesada, junto al lavatorio.
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