Los negocios del misterioso empresario amigo de los jueces llegan al Caso Muñoz
Miguel Angel Plo, el abogado detenido y procesado en la causa por los "cuadernos de la corrupción" por su presunto rol decisivo destinado a ocultar las maniobras de lavado del exsecretario privado de los Kirchner, Daniel Muñoz, invirtió millones de pesos en los negocios del misterioso empresario Raúl Mingini, según surge de documentos privados y testimonios de exsocios y exempleados consultados por LA NACION durante los últimos dos años.
Plo invirtió hasta US$3 millones en varios proyectos de Mingini, como el desarrollo de una fábrica de pastas en la ciudad de La Plata. También, en la estancia "Rincón Grande", en la zona bonaerense de Balcarce, y en dos fincas mendocinas para las que se utilizó como parte de pago la camioneta BMW de Alfredo Lijo, el operador judicial del entonces ministro de Planificación Federal, Julio de Vido.
La relación entre Mingini y Plo comenzó entre 2011 y 2012, según relatos coincidentes, con epicentro en "DF Elaborados", una de las empresas de Mingini, quien prometía lanzar la marca "Cuisima Parma" y decía que lo tenía todo -instalaciones, productos y contactos- para arrasar en el mercado, salvo un detalle: dinero.
Con cheques rechazados, concursos y quiebras sobre sus espaldas desde hace años, Mingini venía de superar problemas penales. Entre otros, por el irresuelto asesinato a puñaladas de su exnovia y por supuesto tráfico de cocaína entre fines de los ’80 y principios de los ’90. Luego se trasladó a La Plata, donde se instaló a metros del Estadio Único de la ciudad. Desde allí, y con la ayuda de un pariente -al que luego amenazó con un arma-, montó un entramado de empresas que suelen repetir las iniciales "DF".
Entonces apareció Plo. Y durante los años que siguieron, el abogado visitó la fábrica platense de manera asidua, al igual que dos de sus hijos Tomás y Nicolás, según el recuerdo de empleados y exempleados de Mingini que dialogaron con LA NACION.
Consultado para esta nota, Mingini respondió primero a LA NACION que no había encarado "ningún negocio con Plo", pero modificó su versión ante las repreguntas específicas y afirmó que "algo" hizo con el abogado ahora detenido, pero que terminó mal por culpa, según él, de Plo. "Cada uno puso algo de plata, unos 100.000 pesos, pero nunca funcionó porque el único que trabajaba fui yo", adujo.
¿Los millones que aportó Plo en los negocios de Mingini eran propios o de Muñoz? Los testimonios difieren. LA NACION intentó comunicarse con el letrado y su familia -antes y después de que la Cámara Federal porteña confirmara su procesamiento la semana pasada-, y mantuvo un contacto inicial con una sus hijas, pero no prosperó.
Por lo pronto, el vínculo entre el exsecretario privado de los Kirchner y Plo se retrotrae a varios años atrás, cuando el abogado asumió la defensa de Muñoz en una investigación penal que se abrió en su contra por presunto enriquecimiento ilícito, expediente que el juez federal Luis Rodríguez desestimó en 2015, pero debió reabrir en 2016, tras la irrupción mundial de los "Panamá Papers".
Para entonces, Muñoz llevaba siete años en el sector privado. En 2009 había presentado su renuncia formal al cargo de secretario privado del expresidente Néstor Kirchner. Pero continuaba a su lado en las sombras. Para llevar y traer bolsos repletos de dinero entre el departamento de los Kirchner en el barrio de Recoleta y Río Gallegos según varios testimonios "arrepentidos" en la llamada "causa de los Cuadernos de la Corrupción".
Durante esos años, Muñoz comenzó a invertir en inmuebles y negocios, en la Argentina y en el exterior. Así fue como, por ejemplo, adquirió el 50% de Armoring Systems, la empresa del compadre de Daniel Angelici, Gustavo Dorf, que provee chalecos antibalas y blindó patrulleros en distritos controlados por Cambiemos, como la ciudad y la provincia de Buenos Aires.
Ya como arrepentida, la viuda de Muñoz, Carolina Pochetti, confirmó la relación de su marido con Dorf, cuyo procesamiento también ratificó la Cámara Federal la semana pasada. "Sé que la empresa Patagon Adventure [de Muñoz) compró el terreno de Armoring Systems, pero como inversión, para cobrar la renta", contó.
Ante la Justicia, sin embargo, Pochetti calló sobre sus visitas a Armoring Systems, donde le reclamaba a Dorf que le entregara dinero todos los meses, ya muerto Muñoz. Y dos testigos sostuvieron ante LA NACION que Pochetti también visitó la fábrica de La Plata, algo que Mingini negó ante la consulta de este diario.
Mingini calló, sin embargo, las escenas de pánico que protagonizó cuando la Justicia ordenó las detenciones de Plo y de Pochetti, acusados de lavar decenas de millones de dólares, escenas que fueron relatadas a LA NACION, por separado, por varios interlocutores.
"Con la detención de Plo, Raúl se asustó muchísimo", afirmó un exsocio de Mingini a LA NACION. "Temió que la Justicia fuera después a buscarlo a él, como también le pasó cuando salió a la luz los cheques que le dio a [el camarista Eduardo] Freiler para que se comprara un Mercedes [Benz) y ordenó a sus empleados que abrieran todos los muebles, destruyeran toda la documentación que encontraran y el resto se la llevó en un disco rígido".
Para tensar aún más la situación, la viuda de Muñoz no solo pidió acogerse al régimen del "arrepentido" días después de quedar detenida. Pochetti detalló cuál habría sido el rol de Plo en las maniobras de lavado. Y lo acusó de pagarle US$ 8 millones al juez Rodríguez, para que no investigara las inversiones de a Muñoz y su entorno tras la filtración de los Panamá Papers.
Pochetti no fue la única que aludió al supuesto rol delictivo de Plo. El contador de la familia Kirchner, Víctor Manzanares, confesó que participó en al menos dos reuniones en las oficinas de ese abogado, en las que también participaron su hija María Jesús Plo y su yerno Federico Zupicich, quienes también terminaron procesados y embargados.
"Cuando estalló todo eso [por la detención y procesamiento de Plo], Mingini repetía, una y otra vez, ‘guarda con el tema de Muñoz’", detalló otra fuente que integró su círculo íntimo. Ese pedido se lo planteó, en particular, a uno de sus colaboradores, Juan Malvido, que más interactuó con Plo.
Para entonces, sin embargo, ya habían quedado atrás los tiempos de buena sintonía entre Mingini y Plo, quien llegó a guardar un auto de colección, un Pontiac 1965, celeste y cromado, con techo blanco, en un depósito de Mingini, a metros de la fábrica de pastas platense.
Además de invertir en la planta de "DF Elaborados", Plo también se ilusionó con invertir en Mendoza. Pero quedó trunco con el paso de los meses. Fue por una jugada de Mingini que le salió mal, según sus excolaboradores. Había escuchado la versión de que la petrolera YPF exploraría yacimientos en esos terrenos y se apuró a devolverle lo invertido a Plo y a otros supuestos inversores, entre los que figuraría Alfredo Lijo, el operador judicial y hermano del juez Ariel Lijo.
"Al final, YPF no exploró la zona y Mingini se quedó con las tierras y sin el dinero de los otros dos. Por una vez, le salió mal la jugada", rememoró un antiguo colaborador de Mingini, que afirmó que la inversión allí era del juez federal Lijo -quien lo negó de manera tajante ante la consulta de LA NACION- y no de su hermano "Freddy".
En cualquier caso, la relación entre Mingini y Plo con la firma "DF Elaborados" como epicentro terminó pésimo. Mingini sostuvo que el proyecto se fue a la ruina por la gran inundación que padeció La Plata en 2013 y no le devolvió jamás el dinero invertido al abogado de Daniel Muñoz, a pesar de sus reclamos constantes que se extendieron por años. Pero que nunca llevó a la Justicia.
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