Los militantes jóvenes se suman a la campaña
Participan en distintas agrupaciones juveniles de los partidos y van a votar por primera vez; muestran un fuerte interés por expandir la acción política y se animan a debatir sobre la Justicia
Son militantes de 16 y 17 años que participan en agrupaciones políticas, en Capital, conurbano y el interior provincial. LA NACION los reunió para saber cómo surgió su temprano interés por la política y debatir sobre las próximas elecciones nacionales.
Entre ellos, hay un punto de consenso: la alegría de participar, a su edad, en una elección. "El voto a los 16 es un gran paso", dice Federico Cantaluppi, de 17 años, militante del Partido Obrero en el Colegio Pellegrini. "Me gusta porque me siento respetado y valorado", explica en un tono más personal Fernando Gómez, de 17 años, estudiante del Comercial de Ballester en San Martín, y militante de la agrupación de Rojo Punzó, de Francisco De Narváez.
"Es una ampliación positiva, pero me pareció cuestionable el cierre confuso de los padrones", sostiene, por su lado, Matías Delgado, de 17 años, estudiante del Mariano Acosta, vecino de Constitución y militante de Marea Popular.
Llegaron a la militancia por distintas razones, pero comparten el interés por participar y discutir. "Mi papá me llevaba a las asambleas del barrio desde chico; para mí, el kirchnerismo es una continuidad de ese espacio donde me empecé a enamorar de la política", cuenta Pablo Audero, militante de JP Evita, de 16 años y estudiante del Nacional Buenos Aires.
Magalí Pérez, de 17 años, estudiante del Instituto América en la localidad bonaerense del mismo nombre y militante del GEN, explica que se interesó por la política a partir de la victoria de su partido en la intendencia. Mientras que Lucía Green, estudiante del Nacional Buenos Aires, de 17 años, decidió sumarse a la agrupación Los Irrompibles, de la UCR, porque no le "gustaba la situación del país", y le pareció "que tenía que hacer algo para cambiarlo".
Javier Carmelo, del Instituto Nuestra Señora de Luján, militante de Pro y vecino de San Martín, no duda en aventurar, a sus 17 años, un diagnóstico sobre la primera elección en la que participará: "Creo que es una oportunidad para que la oposición le plante cara a estos diez años de gobierno".
"Nosotros creemos que no ha sido una década ganada para los sectores populares, los trabajadores y los estudiantes", explica, por su parte, Federico, y augura un buen resultado del Frente de Izquierda entre los jóvenes. Matías, en tanto, valora algunos aspectos de la década de gestión kirchnerista, pero espera que "nuevas agrupaciones, que construyan por la positiva", puedan superar "las limitaciones que está mostrando el modelo". También critica algunas alternativas opositoras: "Hay un rejunte de partidos políticos con poca confluencia, repiten 2009 y la Alianza".
Magalí cuenta que en su pueblo "hay mucho descontento con el Gobierno, porque todos viven del campo". En su opinión, "la elección legislativa va a marcar lo que pase con el Ejecutivo dentro de dos años".
Pablo tiene un diagnóstico distinto. "No veo que el kirchnerismo pierda apoyo. Esto se mostró el 25 de Mayo, cuando se movilizaron 800.000 personas a la plaza; ¿cuándo pasó en la historia argentina que después de diez años de gobierno se vea tanto apoyo popular?", se pregunta. Por otro lado, cree que "algunos referentes de la oposición quieren volver al neoliberalismo de los 90".
Sobre el tema de la inseguridad, pese a las diferencias, es recurrente la referencia a las causas sociales y económicas del problema, además del acento en la educación. "Creo que la solución no pasa por más policías, sino por la educación y la solución de los problemas para conseguir un trabajo digno", apunta Lucía. Javier reconoce el valor de la educación, pero también destaca la importancia de "la construcción del espacio de contención familiar". Fernando comenta que vive "en San Martín" y presencia "problemas de inseguridad en todos lados". En su opinión, la clave está en "acelerar los procesos judiciales".
Para Pablo, en cambio, el origen del problema está en las políticas aplicadas hasta 2003 y asegura que "la única forma de combatirla es conquistando derechos". También pone énfasis sobre la violencia policial y cuestiona la "estigmatización de la pobreza".
La reforma judicial es un tema que divide aguas. Javier cree que la propuesta del Gobierno "viola la independencia de los poderes". Un punto en el que coinciden Lucía y Magalí.
Federico, por su parte, sostiene que hay "un falso discurso democratizante porque la reforma no plantea la elección de los jueces". Matías, en cambio, cree que discutir el problema de "la justicia corporativa es un avance", aunque discrepa en algunos puntos. Pablo, por su parte, se muestra opuesto al fallo de la Corte Suprema, porque los poderes, argumenta, "no pueden ser independientes de la voluntad popular".
Después de dos horas de debate, Fernando muestra que no todo es militancia para los jóvenes votantes: "Todo bien con la política, pero ¿quién va a Bariloche este año?".
Amor por la política en isla Evita
"Me terminé de enamorar de la política del kirchnerismo en el campamento de la isla del Movimiento Evita en el Tigre, pude ver que pibes de mi edad, que viven en la villa de Soldati están discutiendo de política para cambiar una realidad que se les viene encima, mientras yo vivo en un PH en Chacarita", dijo Pablo Audero del espacio sobre el que LA NACION publicó en febrero.
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