Los liceos militares quieren mantener su identidad y rechazan el plan de reformas del Gobierno
Se realizaron jornadas pedagógicas y prevalece la oposición a reformular la instrucción de los cadetes y sustituir las prácticas de tiro por simuladores; no hay consenso para pasar a depender de la Universidad Nacional de la Defensa
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Mantener la identidad y los principios fundacionales de los liceos militares, con las necesarias adecuaciones a los nuevos tiempos, es la principal demanda de las comunidades educativas, que se oponen al plan de reformas que impulsa el Ministerio de Defensa. No encuentran respaldo las propuestas del Gobierno, que apuntan a renovar los planes de estudio, reformular la instrucción, eliminar las prácticas de tiro de los cadetes y establecer un sistema de convivencia en lugar del actual régimen disciplinario.
En ocho de los nueve liceos militares ya se realizaron las jornadas pedagógicas convocadas por la cartera que conduce Agustín Rossi, para analizar posibles cambios, y en dichas comunidades hay consenso para no variar la estructura y organización de los colegios, que dependen de las Fuerzas Armadas.
Con fuertes consensos, promovidos por graduados y los padres de los alumnos, se defendió la continuidad de la instrucción militar, el uso de armas por parte de los cadetes, las prácticas de tiro supervisadas por instructores y no con simuladores, y la formación de oficiales de la reserva. Hubo rechazos a la influencia del poder político y a la incorporación de los colegios a la Universidad Nacional de la Defensa (Undef), que a diferencia del resto de las universidades nacionales no goza de autonomía, sino que funciona en jurisdicción del Ministerio de Defensa. En la actualidad, los liceos dependen de las áreas de Educación de cada fuerza militar.
Pese a todo, en las comunidades educativas de los liceos predomina la desconfianza, dado que las jornadas pedagógicas no tienen carácter vinculante y temen que finalmente se avance con los cambios que se promueven en el ministerio, más allá de los consensos alcanzados en cada establecimiento. También participaron de las deliberaciones representantes de gremios docentes.
“Uno de los principales objetivos es la formación de los oficiales de reserva. La instrucción impartida en los liceos militares debe ser lo más parecida a la que se imparte en el Colegio Militar, en la Escuela Naval Militar y en la Escuela de Aviación Militar, simplemente adecuada a la edad de los cadetes”, explicaron a LA NACION representantes de asociaciones de graduados.
Añadieron que la formación de oficiales de reserva debe incluir el acceso a cursos de actualización voluntarios luego de su egreso. Y afirmaron que el uso de armas forma parte de la instrucción y que “esta actividad es parte imprescindible de la formación militar de los cadetes”.
En las jornadas pedagógicas hubo resistencias a la propuesta de crear en los liceos un sistema de convivencia. “La instrucción militar demanda una disciplina militar. Se lo deberá llamar régimen de disciplina, para resaltar el respeto por la jerarquía y la obediencia que la misma presupone. El término convivencia debería ser dejado para los niveles inicial y primario”, se argumentó.
No hubo, en cambio, objeciones para la organización de centros de estudiantes. De todos modos, hubo voces en favor de que “se respeten las jerarquías”. La mayoría, además, sostuvo que es conveniente mantener la opción del régimen de internado, con salidas voluntarias a mitad de semana, para las familias que así lo prefieran.
En la mayoría de los liceos se habló de la necesidad de mejorar los planes de estudio, particularmente la enseñanza del inglés y fortalecer el aprendizaje de otros contenidos (matemática, física, química, computación y robótica).
Otras propuestas se manifestaron en favor de la equiparación de las remuneraciones de los profesores con los salarios de los docentes de la misma jurisdicción y hubo planteos para que se destinen más fondos para infraestructura. El Liceo Naval Almirante Brown, por ejemplo, funciona en instalaciones prestadas en Vicente López y espera aún una sede propia.
Los nueve liceos militares reúnen una población de más de 2500 cadetes y cuentan con más de 80.000 graduados, que se desempeñan en la actividad civil pero anudan sólidos lazos con las Fuerzas Armadas.
El Ejército cuenta con seis liceos: General San Martín (Villa Ballester), General Paz (Córdoba), Belgrano (Santa Fe), Espejo (Mendoza), Roca (Comodoro Rivadavia) y Aráoz de Lamadrid (Tucumán). La Armada tiene los liceos navales Almirante Brown (Vicente López) y Storni (Posadas) y la Fuerza Aérea conserva el Liceo Aeronáutico Militar, con sede en Funes, cerca de Rosario. Los que dependen del Ejército incorporaron en los años 90 los niveles inicial y primario, con una población adicional de unos 4000 alumnos.
Vínculos con la Undef
“No es conveniente constituir una relación con la Undef, que no es independiente, autónoma, ni plural. Es un organismo creado por el Ministerio de Defensa, dependiente del poder político”, advirtió el representante de un centro de graduados que siguió de cerca el desarrollo de las jornadas pedagógicas. No piensan que ese traspaso jerarquice a las instituciones.
Sin embargo, no hay intención de cerrar la puerta a la educación superior. En las jornadas se presentaron iniciativas para que los liceos militares puedan articular sus programas académicos con universidades nacionales, privadas y regionales, para adaptarlos a las necesidades de carreras universitarias de un amplio abanico de profesiones y ser actualizados en forma permanente”, graficó un representante de los egresados.
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