Coronavirus. La pandemia obliga a la Justicia a modernizar sus viejas prácticas
De los tres poderes del Estado, el Judicial es el que tiene la imagen más antigua, con sus edificios señoriales con boiseries y escaleras de mármol, sus escritorios elevados e iluminados por veladores de bronce con tulipas verde inglés y sus modos señoriales. Pero también por sus procedimientos.
Sin embargo, la emergencia sanitaria del coronavirus hizo que los jueces, fiscales, funcionarios y abogados que litigan en todos los fueros se zambulleran en la tecnología para seguir trabajando desde sus casas, en pocos casos desde sus despachos, y sin estar cerca de ningún abogado ni detenido.
Así, se inauguraron grupos de WhatsApp entre jueces, videoconferencias entre camaristas para deliberar y charlas por Zoom para acuerdos generales; se habilitaron sistemas donde los jueces y fiscales desde su casa pueden acceder de manera remota a su computadora del despacho y firmar escritos; y se intensificó el uso de indagatorias por videoconferencia, la firma electrónica y los escritos digitales para que los abogados puedan seguir haciendo sus planteos.
Para este relevamiento, LA NACION habló con jueces de la Casación, de la Cámara Federal y de la Cámara del Crimen, con jueces federales, jueces civiles, abogados y funcionarios que trabajan para poner en marcha el sistema.
Cuando comenzó la cuarentena, los sistemas crujieron y no daban abasto. Pero la situación se fue encaminando con el correr de los días, aunque todavía persisten algunas quejas. Si bien la Corte Suprema dispuso una feria judicial extraordinaria, que tiene una clausula gatillo que hace que se extienda cuando el gobierno prolongue la cuarentena, en cada fuero hay juzgados de turno y los otros permanecen de guardia pasiva. En otras palabras, los empleados en su mayoría no van, pero trabajan desde sus casas.
Usan un sistema denominado VPN (red privada virtual, por sus siglas en inglés), con el cual el juez, el fiscal, el secretario y el empleado pueden de manera remota operar la computadora del tribunal. Acceden a un sistema que se llama Lex 100, donde están digitalizados los expedientes. Así pueden leer constancias del caso y disponer medidas. El sistema se conecta con los abogados, que reciben una notificación de lo que se resolvió en el domicilio electrónico que fijaron en su computadora o celular.
Tratan casos de urgencia por la cuarentena, excarcelaciones, amparos de saluda, de familia, violencia doméstica, pues la oficina de la Cortea, frente a Plaza Lavalle, sigue abierta.
Hay unos 18.000 usuarios con acceso a VPN en todo el Poder Judicial nacional y federal. Se compraron unas 20.000 licencias, con lo que el sistema tiene margo. Pero existe una limitación: para que se active el programa remoto hay que prender físicamente cada máquina en el juzgado. Se está haciendo de a poco en todas las dependencias.
Expedientes en papel y pocas firmas digitales
De todos modos, los expedientes siguen siendo de papel. Solo son digitales los casos del fuero de Seguridad Social, y los casos de ejecuciones fiscales de la AFIP son digitales. Estos jueces tienen firma digital. Pero el resto son pocos los que la tienen. En cambio, idearon un ingenioso sistema para certificar sus firmas en los expedientes resueltos a la distancia. El secretario da fe de la que la firma escaneada y aplicada es la del juez y pueden resolverse los casos aún en cuarentena. En la Casación dispusieron que todos los jueces dicten sentencia desde sus casas, pero ala vuelta firmarán los casos en el papel. No se resignan, pesa más el poder de la firma que el algoritmo como símbolo de autoridad.
"Sin firma digital (para los jueces) y con una activación remota que no funciona del todo bien no está resultando fácil", se quejó un camarista que hoy está de turno. "En una situación como esta aflora el déficit estructural. Todos los problemas de siempre se multiplican", agregó.
Otro juez señaló: "Esto nos va a venir bien. Hay que desformalizar. Algunos todavía se resisten, pero quién nos va a hacer problemas ante una situación como la que estamos viviendo", dijo, en referencia a algunos jueces que temen por la validez de decisiones que no estén firmadas en el soporte papel por todos los magistrados intervinientes.
Uno de los problemas es que, como todavía el expediente penal consiste en un conjunto de papeles -más allá de que los documentos se carguen también en soporte digital-, hay antecedentes de los casos judiciales que no están cargados en el Lex 100. El sistema, para colmo, "se cuelga mucho", se quejan algunos jueces.
En los tribunales no se reciben papeles y los abogados que tienen un domicilio electrónico suben sus escritos a la web del Poder Judicial, con firma electrónica. Los jueces los despachan desde allí. No hace falta llevar la copia del escrito físicamente en papel a la mesa de entrada, que está cerrada. Los abogados se notifican de manera electrónica. Desde 2016 se libraron más de 32 millones de cédulas electrónicas de notificación.
Por WhatsApp, Skype y videoconferencia
La Cámara Federal de Casación usa un grupo de WhatsApp en el que participan los 13 jueces y el secretario general del tribunal. También apelaron al WhatsApp los jueces penales de Comodoro Py. Es la primera vez que un grupo los reúne a todos. La crisis limó sus diferencias y trabajan en común. Beneficios de la emergecia.
"Esta crisis sacó cosas buenas, por ejemplo, el contacto permanente entre nosotros", dijo un juez federal que está coordinando con sus colegas la cobertura de los juzgados para mantener el servicio de justicia. Jueces y secretarios hacen conferencias por Skype para organizar la tarea. Los camaristas están tramitando excarcelaciones vía remota.
En los doce juzgados de primera instancia de Comodoro Py algunos jueces trabajan de manera presencial: el resto lo hace desde sus casas. En las fiscalías sucede lo mismo. Los magistrados están gestionando sus VPN para poder trabajar desde sus casas, máxime desde que el camarista Mariano Llorens fue internado con 38 grados de fiebre, ayer, aunque luego se descartó que tuviera coronavirus. Solo se tramitan planteos de detenidos que piden la libertad.
Los juzgados que están de turno, además, hacen indagatorias por videoconferencia. Así sucedió con el caso del narco detenido en la Villa 31 por violar la cuarentena: portaba 4 kilos de cocaína. Algunos casos obligan a forzar el ingenio: en la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, una persona fue detenida y le dieron arresto domiciliario porque estaba herido de bala y con una colostomía, por tirotearse con la policía. La indagatoria por videoconferencia con la fiscalía se hizo a través del celular de un policía que colaboró. Así se resuelven los problemas sobre la marcha.
En la Justicia ordinaria, los camaristas deliberan por WhatsApp y dictan excarcelaciones sin que se mueva un papel. Lógico para los mortales, inédito para los jueces. Cuando se apela una decisión de la primera instancia se carga el expediente en el Lex 100 y se sortea entre las salas de la Cámara del Crimen, que deliberan por mail o WhatsApp y firman un fallo. Hicieron un acuerdo general de 12 jueces por videoconferencia de la plataforma Zoom. Funcionan cinco salas y 10 juzgados de los 70 de turno. Todos conectados por WhatsApp. Otro chat une a los secretarios.
En este fuero dejaron de hacerse audiencias. Los casos de detenidos en flagrante delito se tramitan por escrito, como antes, y cuando corresponde se dispone la excarcelación por teléfono desde la comisaría. Los presos no son más alojados en los calabozos del Palacio de Justicia, sino en las comisarías del barrio.
En la Justicia Civil, los jueces también realizan trabajo remoto, con VPN y atendiendo los casos del turno, teniendo en cuenta que los plazos están suspendidos por la vigencia de la feria extraordinaria. Los jueces revisan los pedidos de habilitación de feria por sus computadoras y los remiten al juzgado de feria.
Desde el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, Jorge Rizzo dijo que los grupos de WhatsApp y videoconferencias "son parches" y estimó que si este mecanismo remoto se pone en marcha todos los días -y para todas las causas- el sistema colapsa. Aunque reconoció que con el sistema actual los abogados pueden litigar subiendo sus escritos, señaló que el sistema "es inestable".
La emergencia cambió el mundo como lo conocemos y modificó el modo de impartir justicia.
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