Los gobernadores oficialistas acompañan al Presidente, pero sin compartir costos políticos
Sostienen que el rol que tienen en las conversaciones con el FMI es secundario; por el formato de la reunión con Guzmán, dudan que se hayan dado todos los detalles de la negociación
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CORDOBA.- La dinámica de la relación de los gobernadores con el presidente Alberto Fernández, a esta altura, les resulta predecible. Piden participación, no siempre se las dan y, cuando los convocan -como en el caso de la reunión con el ministro Martín Guzmán-, creen que no se les da toda la información y que son llamados para compartir costos políticos. Siempre que pueden le escapan a esa posibilidad.
A diferencia de los mandatarios radicales, entre quienes el jujeño Gerardo Morales levantó su perfil, los representantes del Frente de Todos no tienen a ninguno que actúe como una suerte de vocero del resto. Así, continúa la falta de cohesión que los caracterizó en los últimos dos años en los que la pandemia y las elecciones también influyeron para que cada uno atienda su propio juego.
En una recorrida por diferentes distritos oficialistas después del encuentro con Fernández y Guzmán, LA NACION pudo saber que existe la idea compartida de que hay que llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). De no hacerlo, la mayor complicación de la macroeconomía afectaría a las provincias, ya que con menos dólares para importar no sólo impactaría el nivel de actividad y, por ende, en sus recaudaciones, sino que hay distritos que requieren de divisas para cancelar sus propios compromisos.
Los gobernadores escapan a hablar más de lo que lo hicieron en esa reunión; apelan a frases hechas como la necesidad de “comprometerse” y “defender” al país, “superar la brecha”, priorizar el “crecimiento” y rechazar el “ajuste”. De los del Frente de Todos, directamente, apuntan a la responsabilidad de Juntos por el Cambio en el endeudamiento.
Los mandatarios de las provincias más dependientes de la Nación confrontan más con el FMI en sus declaraciones, mientras que los referentes de jurisdicciones que se mueven más al compás de la actividad privada hacen observaciones a los dos años de negociaciones sin resultados y a la existencia de mayores presiones mientras los plazos se alargan. Cuestionan, de esa forma, la gestión de Guzmán.
El riojano Ricardo Quintela y el chaqueño Jorge Capitanich ratificaron las críticas al macrismo por el endeudamiento. “Acuerdo sí, ajuste no” remarcó el primero, mientras que su par calificó de “inadmisible” que “se siga condicionando el desarrollo de los pueblos por la irresponsabilidad de funcionarios y gobiernos y la acción desmesurada y especulativa de los fondos de inversión”.
Arabela Carreras, gobernadora de Río Negro y aliada eventual del Frente de Todos, insistió en que no le da un “cheque en blanco” a la administración nacional y entiende que si el acuerdo se demora es porque se están “defendiendo los intereses de los ciudadanos”. Aseguró que asistió al encuentro porque es lo que corresponde desde lo institucional.
Algunos de los participantes reconocieron que el formato elegido -con transmisión en directo- no fue el mejor; saben que en estas negociaciones los acuerdos de confidencialidad son habituales, por lo que suponen que no necesariamente Guzmán expuso todos los detalles involucrados.
“No sería lógico hacerlo porque hasta podría complicar las conversaciones”, deslizó el vocero de un mandatario. La falta de números finos y de los cómo se alcanzarían los planteos mostrados en la exposición es lo que alimenta esa percepción de que hay aspectos que fueron no abordados.
Guzmán no es un ministro con diálogo permanente con los gobernadores y sus pares provinciales. Incluso la invitación a la reunión fue por escrito. En el caso del Consenso Fiscal, las negociaciones las encaró la cartera de Interior. Los contactos directos los tienen Eduardo “Wado” de Pedro y, desde que se sumó al gabinete, Juan Manzur.
Por los contactos realizados no hay entre los mandatarios voluntad de seguirse exponiendo en relación a las negociaciones con el FMI; sostienen que por la tercera ola de coronavirus están pendientes de las situaciones de sus provincias. Además, interpretan que ya acompañaron a Fernández y que, hacia adelante, es la Nación la que debe continuar las conversaciones. Aunque marzo -con el vencimiento más importante a pagar- está a la vuelta de la esquina, están convencidos de que no habrá un nuevo default.
“Nadie está pensando en eso -dice un mandatario cercano a la Rosada-. En ese punto no hay diferencias, todos estamos alineados”. Ninguno de los consultados quiso referirse a la posición de Axel Kicillof, quien planteó la posibilidad de revisar la estrategia de negociación.
Mientras tanto, la estrategia que se generaliza entre las provincias oficialistas es la misma que adoptaron para las elecciones legislativas: acompañan a Fernández, pero sin ponerse en la primera línea. Para fundamentar esa conducta razonan que sus posturas no son “determinantes” para el FMI.
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