La dinastía Freude, entre Hitler, Perón y los millones de los nazis en la Argentina
Está ubicado en la página 70, lleva el número 405 y figura su fecha de nacimiento, el 22 de enero de 1890 en Ludwigshafen, Alemania. Ludwig Freude, el empresario maderero que "escondió" a Perón y Evita de los militares que los buscaban, es uno de los nombres más llamativos de la lista de 12.000 adherentes a la filial local del partido nazi, que se radicaron en la Argentina durante la década del 30 y que aportaron dinero a una cuenta única en Suiza cuyos fondos, como contó LA NACION ayer, podrían haber surgido de la expoliación de los judíos durante el régimen nazi de Adolf Hitler.
La conexión de Freude y su familia con el dinero depositado en la cuenta 4063 del hoy Credit Suisse llega hasta la actualidad. Su hijo Rudolf, que fue secretario privado del propio Perón, insistió hasta su muerte ante las autoridades del banco helvético para que acceder a su parte de esos fondos, calculados en 1300 millones de euros. Sus nietos, por estas horas, acompañan el reclamo del Centro Wiesenthal, que ayer pidió al Credit Suisse el acceso a los movimientos de la cuenta a fin de determinar si parte o la totalidad de ese dinero perteneció a judíos que fueron privados de sus derechos –y sus bienes– durante el Tercer Reich.
"Ludwig Freude fue uno de los más grandes empresarios de la Argentina en los años treinta, cabeza de playa de toda inversión alemana que venía", afirmó a LA NACION Ariel Gelblung, director para América latina del Centro Wiesenthal, y firmante –junto con Shimon Samuels, director de Relaciones Internacionales del organismo– del pedido por carta a las autoridades del Credit Suisse para conocer el destino de los fondos, congelados luego de la derrota del nazismo en la Segunda Guerra Mundial.
El empresario maderero, y afiliado a la Unión Alemana de Gremios como el resto del colectivo que figura en el listado, se hizo famoso por haberle prestado en 1945 al entonces secretario de Trabajo y Previsión y su esposa la quinta Ostende, en el Tigre. Fue una gentileza que le permitió a Perón ganar tiempo antes de ser detenido por sus pares del gobierno del Grupo de Oficiales Unidos, detención que derivaría en un hecho clave de la política nacional: el 17 de octubre y el nacimiento del justicialismo.
Freude también presidió el Banco Alemán Transatlántico, en las calles Reconquista y Bartolomé Mitre, en pleno microcentro, y desde allí anudó contactos con la banca suiza. Estaba, físicamente, muy cerca de la sede del partido nazi, en 25 de mayo 145.
Sus actividades nazis en el país, según cuenta a LA NACION Pedro Filipuzzi, el investigador que encontró los listados y los cedió al Centro Wiesenthal, eran "prácticamente desconocidas hasta ahora". Pero no para el régimen nazi, que en 1941 le otorgó el "águila al mérito por su desempeño industrial" en la Argentina.
Perón lo recompensaría poco después con un lugar de privilegio para su hijo Rudolf, nacido en 1920 en Argentina. Fue secretario personal, con despacho en el primer piso de la Casa Rosada del ya presidente Perón. Desde allí ayudó -según coincidieron diversos historiadores, como el periodista Uki Goñi- a refugiarse en el país a jerarcas nazis como Adolf Eichman, ejecutor de la Solución Final de exterminio de los judíos europeos en campos de concentración; el médico Josef Mengele, y el capitán Erich Priebke, responsable de la masacre de las Fosas Ardeatinas, entre otros.
Retirado de la política luego del golpe de Estado de 1955, Rodolfo Freude dedicó muchos de sus esfuerzos a recuperar ese dinero. Según Filipuzzi, "Freude hizo al menos catorce presentaciones ante la banca suiza para recuperar el dinero que tenía depositado su padre", pero enfermó y murió de cáncer, en 2003, sin haber conseguido su objetivo.
Sus nietos, sobre todo Alfredo, que vive en Buenos Aires, continúa con su reclamo, a la espera de novedades. "Siendo presidente del Banco Alemán Transatlántico, Ludwig Freude puso a salvo dinero en Suiza que es el dinero que buscan sus familiares en Argentina", detalló Filipuzzi.
En enero pasado, y con la firma de su vicepresidente, Cristian Kung, la sede central del Credit Suisse le rechazó por carta a Freude nieto una vez más la apertura de cuentas, pero abrió una puerta. Habló, en su respuesta a los representantes legales de la familia, de la "herencia de Ludwig Freude" y condicionó una respuesta a la resolución de trámites vinculados a la sucesión de bienes. Después de años de mantener las cuentas congeladas, la banca suiza sigue teniendo la última palabra sobre el destino de los fondos.
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