Horacio Rodríguez Larreta vs. Alberto Fernández: una relación quebrada, que se mantiene a través del diálogo subterráneo
El jefe porteño dejó de confiar en el Presidente tras la quita de recursos y el cierre de escuelas; las conversaciones siguen a nivel ministerial
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Horacio Rodríguez Larreta no volvió a hablar con Alberto Fernández. La última reunión a solas entre el jefe de gobierno porteño y el Presidente se produjo el 10 de abril del año pasado en la quinta de Olivos, en plena batalla entre la Ciudad y la Casa Rosada por la presencialidad escolar. De hecho, Fernández, quien llegó a calificar de “amigo” a Larreta cuando coordinaban la lucha contra el coronavirus, eligió al jujeño Gerardo Morales como interlocutor con Juntos por el Cambio para reanimar la frustrada reunión entre Martín Guzmán y los popes opositores por el acuerdo con el FMI. Y Larreta no oculta su decepción y desconcierto con el trato que le propinó Fernández, sobre todo, a partir de la quita “inconsulta” de los fondos de coparticipación, que ejecutó una noche de septiembre de 2020, al calor de las sirenas por el conflicto salarial en la policía bonaerense.
Pero, más allá de las pujas, las diferencias y la desconfianza entre Larreta y Fernández, ministros y equipos técnicos de ambas jurisdicciones mantienen diálogos subterráneos -con resultados más o menos fructíferos- por diversos conflictos abiertos que tensionan la relación entre la Ciudad y la Casa Rosada. Los temas que figuran en la agenda exceden la pulseada por el recorte de los recursos de la coparticipación o la pelea por los subsidios ante el eventual traspaso del manejo de 32 líneas de colectivos a la Ciudad y están vinculados a la seguridad, las tarifas de energía eléctrica, la justicia, el juego y la cesión de los terrenos e inmuebles que hizo Mauricio Macri a Larreta durante la gestión de Cambiemos.
Terrenos
Ayer, mientras en la sede porteña de Parque Patricios se alistaban para la primera reunión con representantes de la Nación por el eventual traspaso de las líneas de colectivos a la Ciudad, que implicaría una quita de entre 9000 y 13.000 millones de pesos en subsidios a la administración porteña –lo que impactaría en el valor del boleto mínimo, de $18–, el Ejecutivo dejó trascender que había llegado a un principio de acuerdo con Larreta por los terrenos cedidos por Macri.
Sorprendidos por la jugada de Eduardo De Pedro, a cargo de la negociación, que se concretó horas antes del encuentro por los subsidios al transporte, la Ciudad buscó aclarar que el convenio estaba está “muy avanzado” y en “buen camino”, pero aún no cerrado ni firmados los convenios centrales. Es más, los colaboradores de Larreta difundieron un informe sobre las tratativas, con diferencias respecto a lo precisado por la Nación.
Por ejemplo, la Ciudad dice que devolverá 12 terrenos nacionales que Macri le cedió a Larreta. Para De Pedro, son 30. A cambio, coinciden en la Casa Rosada y Uspallata, el gobierno de Fernández asumirá la deuda de US$175 millones que la gestión de Cambiemos contrajo para financiar el Paseo del Bajo. Las reuniones entre el Ministerio del Interior y los emisarios de Larreta venían encaminadas desde hace varias semanas.
La puja por la coparticipación
La relación entre Fernández y Larreta, que había empezado de forma auspiciosa con el retiro de las rejas de la Plaza de Mayo y se había consolidado con la llegada de la pandemia, se quebró a partir de la quita de un punto de coparticipación, que dispuso el Presidente en septiembre de 2020. Y la tensión escaló con otra medida “intempestiva” de Fernández: la suspensión de las clases presenciales en la ciudad ante el rebrote de casos de Covid en abril del año pasado. “Es difícil mantener el diálogo con un gobierno que decidió, sin consultarme, cerrar las escuelas de un día para el otro en la ciudad”, dijo Larreta, el mes pasado, en una entrevista con LA NACION. La puja, estiman en la Ciudad, es por unos 100 mil millones de pesos.
En la tropa del jefe porteño se quejan de que no encuentran interlocutores válidos en el oficialismo, por las internas en el Frente de Todos, y reconocen que la relación quedó dañada: “Ahora, somos prudentes y vamos atentos, por los antecedentes”, dicen antes de la cumbre en Transporte.
Larreta se jacta de que defendió con firmeza “la autonomía” porteña cuando recurrió ante la Corte por la quita de fondos o el cierre de las escuelas. Tras ganar la primera batalla legal contra Fernández, los funcionarios porteños esperan ansiosos la resolución del máximo tribunal para resolver el conflicto por la coparticipación. La Corte no logró que las partes llegaran a un acuerdo en la instancia de conciliación, por lo que la causa siguió su trámite. Tanto el amparo de la Ciudad al decreto de Fernández como la demanda contra la constitucionalidad de la ley aprobada por el Congreso en diciembre de 2020 forman parte del mismo expediente. Las espadas judiciales de la Ciudad y de la Casa Rosada ya presentaron sus argumentos ante los magistrados. Administradores de los tiempos políticos, los jueces de la Corte aún no tienen previsto resolver el tema, pero hoy movieron sus fichas. Según anticipó LA NACION, el máximo tribunal convocó para el 10 de marzo a una audiencia privada con las partes.
Tarifas y subsidios
En Parque Patricios también siguen con atención el plan del Gobierno de avanzar durante los próximos meses con la segmentación en el cobro de las tarifas de luz y gas. Las subas, según anticipó la Casa Rosada, podrían llegar hasta el 400% en algunos barrios porteños. “No se entiende el criterio”, anticipan fuentes de la Ciudad. En la sede porteña también aventuran que el kirchnerismo buscará abrir una discusión en torno a la distribución del servicio de agua.
Si bien prevalecen los resquemores con Fernández, Larreta repite ante propios y extraños que no dejará de coordinar o consensuar medidas vinculadas a la campaña de vacunación o el manejo de la pandemia –Fernán Quirós siguió en contacto con Carla Vizzotti–. “Eso lo voy a seguir haciendo, más allá de mis diferencias políticas”, sostuvo Larreta, frente a los ruidos internos por su vínculo con la Casa Rosada. Es que Patricia Bullrich y el grupo de los “halcones” –incluso Macri– le advirtieron al alcalde sobre los riesgos de dialogar con el kirchnerismo.
Conflicto en seguridad
La cartera de Justicia y Seguridad de la ciudad, que conduce Marcelo D’Alessandro, busca abrir una negociación con la Casa Rosada por diversos temas: desde el traspaso de la cárcel de Devoto hasta la crisis carcelaria en alcaldías de la ciudad –a raíz de una medida de Fernández–. Según fuentes porteñas, el Gobierno no responde los pedidos de la administración porteña para destrabar las tratativas y coordinar medidas en materia de seguridad.
En Uspallata se quejan que, desde que comenzó la pandemia en marzo de 2020, el Servicio Penitenciario Federal (SPF) dejó de recibir a personas detenidas dependencias de la ciudad. Esa situación generó un incremento sostenido de la cifra de detenidos en alcaldías y comisarías de la Capital –saltó de 61personas a 656–. “Esto llevó a que los detenidos estén fuera del sistema legal vigente”, remarcan en el gobierno porteño.
También reclaman que la Aduana permita el ingreso del cargamento con unas 60 pistolas Taser que Larreta adquirió para la Policía de la Ciudad, cuyos efectivos ya fueron capacitados para utilizarlas. En la Ciudad acusan a la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac) por las demoras en el trámite: ese organismo aún no firmó la autorización para que ingresen las pistolas electrónicas.
Justicia y el juego
En el terreno judicial la Ciudad mira con atención el destino del proyecto de reforma judicial impulsado por Fernández, que quedó estancado en la Cámara baja tras la media sanción del Senado. Esa iniciativa incluye un capítulo que despierta interés en la Ciudad: los fondos por el traspaso de la competencia sobre delitos penales. A su vez, resta que Larreta y Fernández coordinen la última etapa del traspaso de la cárcel de Devoto al nuevo penal que se construye en un predio federal de Marcos Paz.
Por ahora, dicen en la Ciudad, el Gobierno no dio señales de que intente avanzar con la idea de revisar el traspaso de los juegos de azar a la Capital Federal, una caja que el año pasado superó los $5000 millones.
A raíz de la disputa por los subsidios, Larreta percibe que Fernández busca subirlo de nuevo al ring, es decir, colocarlo en el centro de la escena para confrontar con el macrismo. Los larretistas están convencidos de que el jefe del Estado comete un error, porque ayuda a posicionar al alcalde a nivel nacional, como ocurrió con la pelea por la presencialidad o la quita de fondos. Cuando proyecta su armado con miras a 2023, el alcalde imagina que el candidato del Frente de Todos será su examigo: Alberto Fernández. “¿A quién van a poner? No tienen otra opción”, analizan en la cúspide de la Ciudad.
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