Los fiscales esperan a su nueva jefa entre el enojo y las dudas
Con matices, la anunciada candidatura de Inés Weinberg de Roca para ser la nueva procuradora general de la Nación no fue bienvenida entre los fiscales federales de Comodoro Py 2002. En un extremo están los que directamente se sintieron defraudados porque pensaron que como "bancaron los trapos durante 10 años" resistiendo al kirchnerismo iban a recibir el cargo como un premio y otros le critican su falta de especialización en cuestiones penales. Los menos críticos están a la expectativa, pero de todos modos están preocupados.
Un relevamiento de LA NACION entre los fiscales de primera instancia, de cámara y de tribunal oral marcó esta tendencia que raya con el escepticismo entre los que tienen una mirada más benévola y la crítica despiadada entre los más enojados.
En Comodoro Py había tres candidatos: el juez de Casación Gustavo Hornos, impulsado por la Corte, pero que no tuvo chance, y Raúl Pleé, con sólidos vínculos con Daniel Angelici, presidente de Boca, y con los senadores del "peronismo racional", con Miguel ángel Pichetto a la cabeza, pero también con Federico Pinedo, del riñón del Gobierno.
El otro postulante que se ilusionó por momentos era Guillermo Marijuan, que montó su candidatura sobre sus casos contra Lázaro Báez. Ambos presentaron proyectos al Gobierno de cómo delinearían la nueva Procuración, tras la salida de Gils Carbó. La postulación de Marijuan se mancó y la de Pleé siguió hasta último momento, al punto de que la misma semana que Macri anunció la postulación de Weinberg de Roca, citó al fiscal de la Cámara de Casación a la quinta de Olivos, donde se reunieron durante una hora.
Pleé se asesoró con Pichetto y con Pinedo sobre cómo encarar la charla, pero cuando estuvo frente al Presidente su suerte ya estaba echada. Esa misma semana los camaristas Eduardo Farah y Jorge Ballestero habían liberado a Cristóbal López y le cambiaron la calificación por una más benévola. Además esa semana, la Corte le negó la habilitación al tribunal (nuevo, federalizado por el Gobierno) que iba a juzgar a Cristina Kirchner.
Estos dos gestos colmaron la paciencia del Presidente con Comodoro Py. Y su respuesta fue que el candidato a procurador no iba a salir de entre los jueces y fiscales de ese edificio, de quienes Macri desconfía, porque son capaces de hacerle frente con su poder corporativo para condicionar sus decisiones. No le iba a dar tanto poder a uno de los apóstoles de esa cofradía.
Weinberg viene de la Ciudad. Macri ya la apoyó cuando la convirtió en camarista y jueza del Superior Tribunal y ahora la apoyó cuando la postuló procuradora. Los argumentos de Angelici, amo y señor en la Justicia porteña, no alcanzaron para convencerlo de la postulación de Pleé.
Macri le explicó a Pleé por qué no lo había elegido a él y le pidió que no renuncie ni se jubile, como había amenazado hacer si es que no era elegido. Pleé le dijo que se iba a quedar, pero no para ayudar a Weinberg de Roca, sino a Macri. El Presidente le pidió que fuera una especie de catalizador entre los fiscales de Py y la nueva procuradora, pero Pleé dice que le dijo que iba a seguir con su trabajo. De todos modos, Weinberg de Roca, en caso de pasar el filtro del Senado, necesitará un interlocutor entre tantos filosos fiscales que la esperan con los cubiertos en la mano.
La desolación y el descreimiento dominan en los despachos del quinto piso para arriba de Comodoro Py 2002, donde están los funcionarios del Ministerio Público. Encabezan el ranking del desencanto algunos de los que estuvieron en la primera fila aferrados a la bandera, en esa marcha lluviosa que se hizo al año de la muerte de Alberto Nisman.
El cadáver de Nisman en sí mismo es su argumento: nos mataron a un fiscal por investigar al poder y con esa moneda nos pagan, dicen los más fundamentalistas.
Esa muerte la emparentan con la resistencia que hicieron los fiscales contra Alejandra Gils Carbó, a quien denunciaron, investigaron y procesaron. Le pusieron límites al contener a sus enviados que pretendían intervenir en las causas delicadas para el kirchnerismo. Y al promover hasta el juicio oral las causas contra Cristina Kirchner. "Esta es una decisión política igual a la que hizo Cristina Kirchner con Gils Carbó. Es lo mismo con otro signo", se quejan desilusionados.
No es la primera vez que Macri elige a Weinberg. En diciembre de 2012, cuando era jefe de gobierno porteño, la postuló para el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad. Por más que para descalificarla la tilden de excelente jugadora de bridge, saben que es dura y que no es ingenua.
Le critican a Macri que podría haber elegido alguien externo a Comodoro Py, pero con experiencia en el derecho penal. Este es el principal reproche, porque este año se pondrá en marcha el nuevo Código Procesal Penal en Salta y luego en la Patagonia, y se deberán tomar decisiones de gestión que necesitan de un conocimiento específico.
Los que no se convencen de que puede ser la nueva procuradora le auguran un paso tormentoso por el acuerdo del Senado. Olvidan que los senadores peronistas ya dieron su OK y que a Macri le va a costar abrir un poco más la chequera para las provincias.
Se ilusionan con que, a lo sumo, si es elegida, dado que está próxima a cumplir 70 años, la ley limita su mandato a cinco años más.
Algunos de los funcionarios que llegaron a Comodoro Py de la mano de Gils Carbó le critican que no sabe derecho penal, pero le dan crédito. Rescatan su condición de mujer y que contribuyó a la jurisprudencia para tratar la violencia de género en la ciudad. No basta para gobernar el Ministerio Público Fiscal.
Los que están más preocupados son los fiscales del interior, donde más penetró la doctrina de Gils Carbó y que temen quedar nuevamente desamparados.