Los embajadores políticos, en la mira
Las designaciones hechas por el Gobierno en la Cancillería generaron una polémica que se profundiza.
La designación de embajadores políticos alentó, en el seno de la Cancillería, un debate poco usual en un área en la que las críticas directas generalmente son presentadas como sugerencias de tono diplomático. La polémica, que adquirió ciertos ribetes escandalosos, se profundiza a pocos meses de que los funcionarios políticos del Palacio San Martín deban abandonar sus cargos, a raíz del cambio de mandato.
Todo comenzó luego de un llamado de atención del Consejo Superior de Embajadores, una institución creada en marzo de 1990 por el entonces canciller Domingo Cavallo y presidida actualmente por el embajador GustavoFigueroa.Esa institución criticó ciertas prácticas avaladas por el ministro de Relaciones Exteriores, Guido Di Tella, pero en realidad impulsadas directamente por el presidente Carlos Menem.
El blanco de esos cuestionamientos fue la proliferación de los embajadores políticos en puestos y destinos clave de la política exterior. Hoy, los cargos ocupados por esos diplomáticos suman 27, pese a que la ley del servicio exterior establece un cupo máximo de 25. La cifra fue superada durante el gobierno de Raúl Alfonsín, cuando la suma ascendió a 34.
Pese a que las recientes críticas dieron de lleno en la gestión de Di Tella, de quien depende el Consejo Superior de Embajadores, la única réplica surgió de uno de los embajadores políticos que se sintió aludido por sus pares de carrera, Jorge Asís, al frente de la sede diplomática argentina en Portugal.
"La ley se vulnera si no se respetan reglas de juego claras en el manejo del personal, si se politiza la distribución de promociones y puestos, si se descuida la capacitación, si se trivializa la evaluación, si se manipula la función calificadora, si no se contemplan adecuadamente las necesidades básicas, materiales, sociales y espirituales del personal", enumeró el Consejo Superior de Embajadores, en un cable, al que tuvo acceso La Nación , y que fue dirigido a Di Tella.
"Habría que reexaminar, asimismo, la práctica de acreditar dentro de las misiones en países importantes, con rango diplomático, a personas nombradas por otras reparticiones del Estado", se reclamó.
Las apreciaciones fueron enviadas al principal despacho de la Cancillería, el 24 de marzo último, pero no hubo respuesta oficial. Sí hubo, confiaron miembros del Consejo a La Nación , tres pedidos de audiencia a Di Tella: el 23 y el 30 del mismo mes en que se fechó el extenso informe y el 13 del mes último.
Controversia
Por ello, los embajadores probaron una estrategia, hasta el mes último inédita en ellos: remitieron el informe a las embajadas argentinas en el exterior. Y sólo hubo una respuesta, la de Asís, quien previamente solicitó a Di Tella "autorización democrática" para contestar el cable.
También surgió una adhesión a las conclusiones de parte del embajador argentino en Perú, Abel Posse. "No puedo sino apoyar en un todo esa brillante síntesis sobre la realidad y necesidad de nuestro servicio exterior profesional", escribió Posse.
Asís, en cambio, embistió con metáforas y juegos de palabras contra el consejo de los embajadores. "El principal supuesto imaginario de la diplomacia de línea -en realidad su único proyecto movilizador- consiste en imponer la inmanente superioridad del diplomático de carrera sobre el político "inexperto", el invasor que llega como "consecuencia del clientelismo". De tal ensoñación virtual arranca el ansiado objetivo del exclusivismo corporativo", respondió el escritor en un cable, al que también tuvo acceso La Nación .
Y fue más allá: "Abúlicos, sin vibraciones y poco interesantes, en general sus embajadores hacen lo estrictamente necesario y suelen refugiarse en el estricto círculo cerrado de la opacidad (...)", estimó quien se autodefinió "embajador decano" del artículo quinto, párrafo de la ley que alude a los embajadores "extraordinarios y plenipotenciarios" designados por el Poder Ejecutivo.
"Si hay un decano reconocido es el embajador Jorge Taiana", corrigió Figueroa. Asís fue designado por el decreto 484 del 14 de agosto de 1989, y Taiana lo fue el 7 de septiembre de 1984.
El mediador
En un intento por mediar en la polémica, el vicecanciller, Andrés Cisneros (nombrado en sus funciones por el decreto 1191 de julio de 1992), pretendió una conclusión salomónica: "Los hay buenos y no tan buenos en ambos lados de la línea", dijo.
Una aseveración de la que no disiente el Consejo Superior de Embajadores: "La idea no es generalizar, porque hubo y hay excelentes embajadores políticos", expresó Figueroa.
Lo real es que, entre 869 diplomáticos de carrera, hay hoy 27 que ostentan designaciones por razones políticas: 14 de ellos lideran sedes diplomáticas en el exterior. Sólo dos no cobran sus sueldos,Amalia Lacroze de Fortabat y Hugo Porta, secretario de Deportes.
Entre los escándalos diplomáticos durante la gestión de Carlos Menem fueron mayoría los que tuvieron nombre y apellido de embajadores encuadrados en el artículo 5 de la ley del servicio exterior, sancionada en 1975 por el ex presidente Juan Domingo Perón. Según ese texto, "el nombramiento (de embajadores políticos) se considerará extendido por el tiempo que dure el mandato del presidente de la Nación que los haya efectuado".
Por ejemplo, Teresa Meccia de Palma debió abandonar su residencia en Santo Domingo por causa de denuncias públicas que involucraron a su hijo con participantes de un secuestro seguido de muerte de un joven, y negocios turbios que se atribuyeron a su esposo. También el fallecido Rubén Cardoso debió regresar de Paraguay debido a imputaciones económicas, como ocurrió con el extinto César Mandry en Alemania, con William Kent en Holanda y con Ricardo Argüello en Nicaragua.
Hace escasas semanas hubo también un miniescándalo con Néstor Ahuad, quien, mientras cumplía funciones en Paraguay, encabezaba paralelamente su campaña proselitista en La Pampa. Y en el Palacio San Martín todavía se recuerda la resistencia que esgrimió el ex embajador en Honduras Alberto Brito Lima para desalojar la residencia, una situación que obligó a su reemplazante a hospedarse en un hotel.
No todos los escándalos tuvieron a políticos en el escenario. Dos episodios encarnados por embajadores de carrera se convirtieron en anécdotas permanentes en el Palacio San Martín: Oscar Spinoza Melo, vinculado con el tráfico de drogas y controvertidas prácticas sexuales, y Jorge Vázquez, que se atrevió a ser grosero en público y afronta una causa por injurias iniciada por el secretario de Industria,Alieto Guadagni, fueron obligados a dejar la embajada en Chile, en épocas diferentes.
"No cuestionamos que el Presidente tenga gente de su confianza en asuntos que cree importantes. Sólo queremos que se cumpla la ley", pidió Figueroa.
- 1
- 2
Milei ratificó que el dólar no está atrasado y cuestionó a Cavallo: “Me parece una vergüenza su declaración”
- 3
“Apostamos a traer a los mejores” | El Gobierno intenta despejar dudas y acelera la concesión del dragado de la Hidrovía
- 4
Parques Nacionales recuperó el predio de Los Alerces que estaba tomado por una comunidad mapuche