Los dilemas de Horacio Rodríguez Larreta: reforzar su armado político sin apurar los tiempos
"Suspendé tus reuniones y concentrate en el discurso. Te va a escuchar todo el mundo". A Horacio Rodríguez Larreta le cuesta horrores cambiar su agenda. Metódico y cronometrado, aprovecha cada minuto del día. Pero esa noche del 10 de septiembre, minutos después de que el Presidente anunciara el zarpazo a la coparticipación de la Ciudad, entendió que debía hacerle caso a uno de los hombres de confianza que lo acompañaba en su departamento de avenida Libertador.
Al día siguiente, Rodríguez Larreta le respondió a Alberto Fernández por la quita de fondos con un mensaje de proyección nacional. No le habló a los "vecinos", sino a todo el país. No se refirió a la "ciudad", sino a "la capital de todos los argentinos". El discurso le dejó un sabor agridulce, según confesó a su entorno. Dulce porque quedó muy conforme con el tono y el contenido. Él, que arrastra desde siempre el sueño de ser presidente, asomó por unos minutos a la escena nacional y sintió que le salió bien. Agrio, porque no estaba en sus planes anticipar su posicionamiento. Le cambiaron el timing.
Algunos colaboradores del jefe de gobierno porteño confiesan que en la planificación que Rodríguez Larreta tiene en la cabeza estaba previsto mostrarse como presidenciable recién "en el primer semestre de 2021". Por eso, desde el episodio de la coparticipación, viene repitiendo a su equipo que no acelerará los tiempos y que primero está la responsabilidad por la pandemia. Que nadie se apure. Solo se pronunciará sobre los temas nacionales de relevancia institucional, como hizo, por ejemplo, con la reforma judicial.
En la arena pública, así, Rodríguez Larreta seguirá enarbolando las dos banderas que lo hacen sentir más cómodo: la gestión y la moderación. Eso no implicará, sin embargo, un letargo político. El jefe de gobierno destina cada vez más tiempo a articular con los referentes de Juntos por el Cambio. Habla con Elisa Carrió un par de veces a la semana; está en contacto permanente con el presidente de la UCR, Alfredo Cornejo; mantiene cerca a Martín Lousteau y se junta seguido con diputados, senadores, intendentes y referentes territoriales de la provincia y el interior del país.
Armado
"Es una plantita que hay que regar todos los días", comenta Rodríguez Larreta cuando le preguntan por la administración de las tensiones internas que conviven en Juntos por el Cambio. Detrás de las diferencias entre "halcones" y "palomas", como fueron bautizados, respectivamente, los duros y dialoguistas del espacio opositor, hay una discusión de fondo, que es por los liderazgos. Es, en definitiva, la disputa que se instaló apenas Mauricio Macri perdió la reelección en 2019.
Entre los referentes que orbitan al jefe de gobierno porteño hay quienes creen que Macri no tiene voluntad para volver a dar la pelea presidencial. Otros, en cambio, creen que esa apreciación peca de ingenuidad. "No me cabe duda que quiere revancha", dijo a LA NACION un importante referente que está colaborando en el armado de Rodríguez Larreta, mientras se reía de uno de los títulos que se barajan para el libro autorreferencial que publicará el expresidente: "Primer tiempo".
La otra diferencia al interior de Juntos por el Cambio es de estrategia política, entre ampliar o no ampliar. El jefe de gobierno porteño está convencido que hay que extender las fronteras del espacio hacia el centro del arco político, atrayendo a referentes del peronismo.
En la provincia de Buenos Aires, el bastión más desafiante para la oposición, el operativo ya está en marcha. El vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli y cuatro intendentes, Jorge Macri (Vicente López), Néstor Grindetti (Lanús), Diego Valenzuela (Tres de Febrero) y Julio Garro (La Plata) vienen intentando acercar subrepticiamente a referentes territoriales peronistas disconformes con el kirchnerismo. Es una pecera pequeña que tiene varias carnadas. Porque, al mismo tiempo, Miguel Pichetto -ya identificado plenamente con Macri- hace un trabajo parecido y lo mismo ocurre con Emilio Monzó, otro afiliado al proyecto de Rodríguez Larreta, que pretende poner a disposición un armado propio.
Relación con Nación
En Uspallata están sorprendidos por los sondeos que les llegan regularmente y que muestran a Rodríguez Larreta con buena imagen en todo el país. Inclusive, hay alguna encuesta que lo ubica primero en la provincia de Buenos Aires. "La pandemia al principio hizo crecer la imagen de todos aquellos con cargos ejecutivos, lo sorprendente es que Horacio se mantuvo", dijo a LA NACION un importante referente que trabaja en tándem con el jefe de gobierno porteño.
Los colaboradores de Rodríguez Larreta creen haber superado el desafío más complejo que tenía su proyecto presidencial: el nivel de conocimiento en el interior del país, "desporteñizarlo". "Macri tuvo a Boca, nosotros no", recordaba en los últimos días un colaborador de la ciudad.
La buena cosecha en términos de imagen presenta, a su vez, un desafío para caminar los tres años que restan hasta el 2023. "Tengo una responsabilidad de gestión enorme por la pandemia", repite Rodríguez Larreta a su equipo. En Uspallata se siente el cansancio de los seis meses de crisis sanitaria, con reuniones de trabajo de lunes a lunes.
Si bien con el coronavirus nadie canta victoria, en el gobierno porteño creen haber ganado cierta "autoridad" para discutir de acá en más las medidas sanitarias. "Mostramos estabilidad y una baja de la curva al mismo tiempo que abrimos actividades", repiten en Uspallata. Al jefe de gobierno porteño lo obsesiona especialmente la reticencia de Nación a planificar el regreso a las clases.
El episodio de la coparticipación, en tanto, quebró la confianza que el jefe de gobierno porteño había construido con Fernández. En el gobierno porteño recuerdan que Rodríguez Larreta nunca calificó al Presidente como un "amigo". Ni antes, ni ahora.
"Es una y una. Nos mostraremos firmes pero nos sentaremos a discutir los temas de la gente", dice un importante colaborador porteño. Rodríguez Larreta está convencido que detrás de la quita de los fondos, por la forma en que se dieron los hechos, está Cristina Kirchner.
Para un importante ladero del jefe de gobierno porteño, la estrategia del Gobierno tuvo un efecto adverso para el oficialismo. "A Horacio la pandemia lo nacionalizó. Pero la quita de la coparticipación lo fortaleció como líder de la oposición", concluyó.
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