Los detalles del acuerdo por los comedores sociales entre el Gobierno y los evangélicos
LA NACION accedió al listado oficial y los fondos que reciben cada una de las entidades religiosas con las que acordó el ministerio de Pettovello; una ayuda que supera los 1000 millones de pesos
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En medio de los reclamos de las organizaciones sociales por la falta de alimentos, la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, confió el aporte de programas del Estado a los comedores de la Comunidad Evangélica Argentina, que puede superar una cifra de 1000 millones de pesos anuales. LA NACION accedió al listado oficial de los comedores evangélicos que canalizan esa ayuda.
Según el Registro Nacional de Comedores (ReNaCom), en la Argentina hay unas 45.000 instalaciones de este tipo. Sin embargo, un análisis oficial reciente señala que gran parte están cerrados o no funcionan. Esta misma semana el presidente Javier Milei dijo en una entrevista que “la mitad de los comedores registrados no existen”.
Las auditorías realizadas por la cartera conducida por Pettovello detectó casos de sobreprecios de hasta el 500% en la compra de alimentos, direccionamiento hacia empresas y cartelización de las compras; falta de trazabilidad en las negociaciones y ausencia de rendición que perjudicaron a los comedores sociales, según fuentes el Gobierno. La Sindicatura General de la Nación (Sigen) detectó falta de transparencia en la compra y distribución de alimentos.
Desde el comienzo de su gestión, el Gobierno puso la lupa en el destino de los fondos públicos destinados a las organizaciones sociales tales como merenderos y comedores. A principios de año, la ministra Pettovello visitó una de estas instituciones evangélicas: “Quedó muy emocionada por el trabajo que vio”, contó una de las fuentes que presenció la visita oficial.
A partir de convenios firmados con las Naciones Unidas con el proyecto PNUD ARG 20/004 y con la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, el gobierno pretende “transparentar la compra de alimentos y terminar el mecanismo del gobierno anterior que permitió la intermediación de dirigentes sociales y piqueteros”.
Uno de estos programas depende de la ONU y funciona desde 1985. Desde febrero pasado, fue otorgado en gran parte a la Asociación Cristiana de Iglesias Evangélicas de la Argentina (Aciera), que preside el abogado Cristian Hooft. Consultado por LA NACION, el dirigente señaló: “La historia comenzó en enero cuando nos enteramos que desde el Ministerio de Desarrollo Social estaban con un relevamiento de los comedores en el país. Entonces presentamos la información y nos llamaron para hacer una visita. Hasta ahí llegó la ministra Pettovello junto al Secretario de Niñez y Familia, Pablo de la Torre. Ambos fueron a uno de los comedores de nuestra red en la ciudad de Quilmes (de la Fundación Más Vida) y quedaron muy impactados por el trabajo integral que se realiza”.
Después de eso, se firmó el acuerdo marco de colaboración en un comedor de José C. Paz (de la Fundación Promesa Eterna).
Hooft relató: “Luego nos llamaron para ofrecernos incorporarnos al Programa de Naciones Unidas, PNUD con los primeros comedores y merenderos. El proyecto considera módulos para la compra de alimentos de acuerdo a la capacidad de asistentes registrados. Sobre ese cálculo se decidió destinar la cifra de 177 millones de pesos para reforzar la compra de alimentos en los 740 comedores y merenderos contemplados inicialmente”.
-¿El proyecto contempla una asistencia a 1.780 comedores? -preguntó LA NACION.
-Al hacer un relevamiento detallado por cada Consejo Pastoral en su localidad, descubrimos muchos comedores que no teníamos registrados. Queremos sumarlos. Son todas obras de acción social voluntaria y sin aportes del Estado ni visibilidad.
-¿Y cómo están administrando esos fondos?
-Ahora estamos en proceso de presentar la primera rendición de gastos (de distribución y entrega) de alimentos por 177 millones de pesos. En el programa está previsto que cada compra incluya un concurso de precios para economizar costos y distribuir en todos los comedores del país a partir de 40 centros de distribución territorial. Esto demanda un trabajo de logística importante, con la colaboración de voluntarios de las iglesias.
-¿Quiénes van a los comedores evangélicos?
-Todos los que los necesitan. Nosotros hacemos este trabajo desde hace décadas. Una tarea social que se complementa con la que realizan otras instituciones como Cáritas (de la Iglesia Católica), diferentes fundaciones y otras organizaciones sociales. Entiendo que el Ministerio de Capital Humano está en un proceso de reordenamiento y auditoría de todo el trabajo social para cubrir la enorme necesidad alimentaria que tenemos y que debemos atender con urgencia.
-¿Qué les dice a las organizaciones sociales que le están reclamando al Gobierno por la falta de fondos?
-No quiero meterme en la política. Nuestro trabajo lo hacemos hace muchos años de manera silenciosa en los lugares más olvidados como el Impenetrable Chaqueño. Creo que es un reconocimiento a esta tarea el aporte que estamos recibiendo de este gobierno.
-¿Van a pedir más dinero?
-La idea es que este aporte de 177 millones de pesos se transforme en bimestral. Son muchas las necesidades en todo el país que las iglesias evangélicas con presencia en Argentina, desde hace aproximadamente 200 años, han realizado de manera voluntaria. Siempre hemos mantenido un compromiso social a partir de las obras de caridad y del amor cristiano.
-¿Por qué los fondos los recibe Aciera?
-La Alianza de Iglesias Evangélicas de la República Argentina nació hace 40 años. Somos una federación que reúne a una gran cantidad de denominaciones evangélicas de distintos orígenes y que se extienden en todo el territorio nacional. Hoy nuclea a más de 15.000 iglesias y tenemos la responsabilidad de representarlas con la mejor administración posible no solo en el área alimentaria, sino también educativa y de asistencia integral con toda la comunidad.
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