Los desafíos y urgencias de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich en la previa del primer round electoral
Tras el renunciamiento de Mauricio Macri, el jefe porteño y la titular de Pro se alistan para enfrentarse en las PASO del 13 de agosto; las claves de la disputa en Juntos por el Cambio
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Hace una semana, Mauricio Macri despejó la primera incógnita del mapa electoral de Juntos por el Cambio cuando anunció que no volverá a disputar la Presidencia. Con ese movimiento, la pelea entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich cobró mayor atractivo. Son los dos opositores mejor posicionados para las PASO del 13 de agosto.
Ya sin Macri en el escenario electoral, el Pro, un partido que tuvo siempre una impronta personalista, se enfrenta a una nueva etapa. Por primera vez desde su fundación, la fuerza no está encolumnada detrás de un candidato a presidente. La lógica que imperó en la fuerza desde su nacimiento, en 2001, se modificó con la retirada de Macri. A diferencia de la UCR, que cuenta con la Convención Nacional de la fuerza como herramienta para dirimir las discusiones internas, el macrismo no tiene un organismo partidario aceitado para ungir a un candidato.
Con ese telón de fondo, el Pro se encamina a competir en las primarias presidenciales con dos postulantes: Larreta y Bullrich. Resta limpiar la incógnita de María Eugenia Vidal, quien aún evalúa la chance de subirse al ring, una definición que anunciará a fines de abril, y saber si Macri oficiará de árbitro “ecuánime” para garantizar fair play en la competencia o si manifestará su preferencia por uno de sus herederos en Pro.
En el panorama electoral de JxC emergen otros interrogantes claves: ¿el radicalismo tendrá un candidato a presidente o la coalición apelará a las fórmulas “mixtas”? ¿El polo moderado y socialdemócrata se medirá con el eje macrista y liberal? ¿El bloque opositor tendrá un candidato a presidente con perfil libertario para contrarrestar el atractivo del fenómeno antisistema de Javier Milei? ¿Habrá listas únicas a diputados y senadores nacionales? ¿Elisa Carrió y Miguel Ángel Pichetto desistirán de competir?
Es indudable que el corrimiento de Macri les abrió el camino a Bullrich y Larreta. Ambos convivían con la sombra del expresidente y la amenaza de que opte por anotarse en la carrera. Esa incertidumbre perturbaba sus armados: les impedía cerrar acuerdos con potenciales aliados o los condicionaba a la hora de recaudar fondos o avanzar con conversaciones con grandes empresarios.
Develado el misterio de Macri, Larreta y Bullrcih tienen desafíos importantes antes del primer round electoral. Al jefe porteño le urge resolver el esquema para definir su sucesión en la Ciudad. La presión de Macri para que respalde a su primo, Jorge, como aspirante único de Pro surtió efecto. Pero antes de decidir entre el intendente de Vicente López en uso de licencia o Fernán Quirós -Soledad Acuña corre con desventaja en los sondeos-, Larreta deberá confirmar si desdobla o no los comicios o si emplea el sistema concurrente con boleta única, como le pide Martín Lousteau, uno de sus socios estratégicos en JxC, para garantizar reglas claras de competencia. La fecha “límite” para tomar esa determinación es el próximo 14 de abril. Larreta sabe que plegar en un ciento por cien la elección porteña a la nacional podría poner en riesgo su alianza con el sector de la UCR que responde a Gerardo Morales y Lousteau. En caso de que explicite su apoyo a Jorge Macri -el expresidente confía en que lo hará-, enfrentará otro problema: Elisa Carrió, que impulsa a Quirós, avisó que presentará un candidato propio si el médico no está en la cancha.
Tras el renunciamiento de Macri, el jefe porteño procura avanzar con las conversaciones con la UCR. Evalúa como improbable que Facundo Manes o Morales lleguen con posibilidades de competir al cierre de listas del 24 de junio.
Su sociedad con Morales y Lousteau está firme, pero depende del desenlace de la discusión por el mecanismo para votar en la Ciudad. El senador le explicó a Macri sus razones para reclamar la boleta única el pasado jueves en la casa del expresidente en Acassuso. Los radicales creen que la negociación llegará a buen puerto, pero no descartan jugar una carta: impugnar por vía judicial la postulación de Jorge Macri porque consideran que no cumple con requisitos para competir. En el entorno del ministro lo niegan. “Lo más complicado es que es titular del partido en provincia”, admiten en el larretismo.
Además de intentar atar a la UCR y la CC -¿ayudará a impulsar listas de unidad en senadores y diputados?-, Larreta intentará seducir a Miguel Pichetto y reforzar su armado en Buenos Aires. Allí su gran apuesta electoral será Diego Santilli. Larreta sabe que para imponerse en la interna necesita hacer una muy buena elección en el conurbano. También espera que Vidal decline su postulación y se sume a su armado. Mentor de la exgobernadora -forjaron un vínculo estrecho bajo el primer albor del Grupo Sophia-, confía en que Vidal descartará un eventual pacto con su adversaria: Bullrich. Habrá que ver qué dice Macri.
Larreta y Lousteau les hicieron saber a sus aliados que confían en que Macri perderá capacidad de influencia a medida que se acerquen las fechas claves del calendario electoral. Dan por descontado que las PASO servirán para definir nuevos liderazgos en el universo opositor. Sin embargo, estiman colaboradores de Larreta, el expresidente aún conservará capacidad de fuego, sobre todo, a la hora de declarar si concuerda o no con el rumbo que adopten sus herederos. Por eso, calculan en Uspallata, Larreta moverá sus fichas para contenerlo. Por caso, deberá persuadirlo de que la idea de construir una oferta liberal en la interna presidencial de JxC -dejan trascender el nombre de José Luis Espert- responde al objetivo de quitarle adhesiones a Milei que a la motivación de perjudicar el caudal de votos de Bullrich.
Por lo pronto, Larreta se fijó tres prioridades para la campaña. Buscará mantener la bandera de gestor de la Ciudad. Lo considera su carta de presentación. Por esa razón, puso en marcha la maquinaria para disparar un anuncio trascendente de gestión por semana. En los próximos días comunicará una reducción de tasas y trámites –una señal de que se compromete a bajar la presión impositiva-, inaugurará la extensión del Metrobus del Bajo y anhela poder implementar las Taser. Sus aliados moderados creen que es momento de ir hacia el centro con la retirada de Macri, pero él refuerza los anuncios vinculados al recorte de planes sociales o seguridad.
En paralelo, Larreta intensificará su recorrida por el interior para subirse a la eventual ola de triunfos de JxC. Necesita mejorar su posicionamiento en la franja central del país -Córdoba, Santa Fe y Mendoza-. Su escenario más temido en octubre era que Sergio Massa sea el candidato del Frente de Todos, con Cristina Kirchner como postulante a senadora. Pero en el último mes su equipo detectó un fuerte deterioro en la valoración del Gobierno.
Entre los asesores de Larreta repiten que uno de sus retos será seducir a los votantes de Bullrich y evitar una fuga a Milei en caso de que el alcalde se imponga en la interna. Por eso, promueve una disputa sin golpes bajos, para impedir que la disputa con Bullrich se desmadre y promueva una fragmentación. En el plano discursivo, renovará su apuesta por la visión antigrieta, un planteo que irrita a Macri, y buscará desglosar su propuesta nacional. Pretende exhibirse más asertivo a la hora de explicar eventuales medidas para controlar la inflación y bajar la pobreza. Y reforzará su receta tradicional: evitará entrar en las disputas políticas e interesado en preocupaciones ciudadanas que destacan en las encuestas.
Bullrich está confiada, pero repite que debe mantener la guardia alta. Sabe que su contendiente en Pro tiene estructura para la inclinar la cancha antes de la contienda electoral. Apunta a solidificar la conformación de equipos técnicos y surfear la crisis sin cometer errores no forzados a la hora de desmenuzar sus propuestas económicas.
Los retos de Bullrich
Tras la retirada de Macri, Bullrich enfrenta un desafío mayor: debe fortalecer la articulación de su proyecto presidencial en Buenos Aires, la fortaleza de Cristina Kirchner.
Desde que se anotó en la carrera presidencial, Bullrich redobla esfuerzos para mejorar su posicionamiento en el conurbano. Sabe que allí se define la elección nacional y que es el único territorio donde Larreta, su rival en la interna de Pro, le saca un margen de ventaja. Necesita una base sólida donde sus consignas son reactivas para los simpatizantes del kirchnerismo.
Con el objetivo de edificar una estructura en Buenos Aires, que concentra cerca del 40% del padrón nacional, Bullrich recluta aliados desde hace meses. Sabe que cuenta con menos recursos que Larreta para construir poder territorial. Ayer hizo un nuevo movimiento: confirmó que cerró un acuerdo con el intendente de San Nicolás, Manuel Passaglia, cabecera de la segunda sección electoral. Se trata de un dirigente de extracción peronista que mantenía una posición neutral, ante el tironeo de Larreta y Bullrich para sumarlo a sus tropas. Passaglia es la primera incorporación que cierra Bullrich en el territorio bonaerense de cara a la interna. Su acercamiento a la escudería bullrichista fue gestionado por Sebastián García de Luca, jefe de campaña de la exministra en Buenos Aires.
De cara a las PASO, Bullrich deberá unificar su oferta en el territorio bonaerense, donde impulsa las candidaturas de Néstor Grindetti, Joaquín de la Torre y Javier Iguacel. Es una tarea delicada, porque debe elegir sin sufrir una sangría de aliados. Es uno de los temas que habló con Macri el jueves pasado. “La decisión no está madura”, admiten. Es que Bullrich también espera por la decisión de Vidal, quien ratificó que intentará pelear por la candidatura presidencial de Pro y mantiene como postulante a gobernador a Cristian Ritondo. Si Vidal no compite, Ritondo se quedaría sin candidata a presidente, pero podría aproximarse al campamento de Bullrich. ¿Vidal será neutral si no juega? La exministra necesita contener a los propios mientras preserva la chance de converger con Ritondo.
En paralelo, Bullrich apunta a avanzar después de Semana Santa con las negociaciones con el sector de la UCR que no responde a Morales. Su idea es fortalecer la foto conjunta de la Vendimia: necesita exhibir volumen y rodearse de figuras del radicalismo para disipar las dudas del círculo rojo sobre el peso político de su entorno. Convive con el desafío de exhibir un liderazgo más amplio, que no solo seduzca al sector de Pro más intransigente, sino que incluya a otras fuerzas. Ese pacto con la rama interna de la UCR que reniega de la conducción de Morales -Alfredo Cornejo, Gustavo Valdés, Carolina Losada, Manes y el eje Ernesto Sanz-Maximiliano Abad-, tiene dos puntas: la vicepresidencia y la provincia de Buenos Aires. Bullrich planea afianzar el vínculo con Abad para garantizarse la estructura de la UCR en la provincia.
Bullrich rechaza el plan de Larreta de incorporar a Espert para que compita en la primaria presidencial, pero acepta que el economista se sume en Buenos Aires como candidato a gobernador. Hace poco se garantizó el apoyo de Ricardo López Murphy, quien ya suena como posible integrante de un Gabinete. Y cuida el vínculo con Milei: considera que será clave para el ballottage.
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