Los cambios estructurales que el Gobierno analiza para la Agencia Federal de Inteligencia
El interventor Sívori había llegado de la mano de Posse, pero ahora la central reportará al Presidente; analizan dividirla en dos áreas, centradas en la inteligencia interior y exterior
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En un escenario de operaciones cruzadas que quedaron expuestas tras la salida de Nicolás Posse de la Jefatura de Gabinete, en el Gobierno no descartan aprovechar la renuncia de Silvestre Sívori a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) para reformular el área de Inteligencia, que a partir de ahora reportará al Presidente. Con Javier y Karina Milei fuera del país, se descuenta que el asesor Santiago Caputo, los ojos del Presidente, tendrá fuerte injerencia en este replanteo.
Fuentes al tanto de las conversaciones oficiales dijeron que la reforma podría implicar partir la AFI y separar la inteligencia interior de la exterior en distintas estructuras. Pero la AFI fue creada por ley y sus potestades no suelen ser modificadas por la vía de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU). Sí es probable que el Gobierno designe por DNU a su nuevo interventor, a quien podría, en tal caso, atribuirle la facultad de modificar la estructura orgánica de la central, aclaró una fuente oficial a LA NACION. Hasta el momento, sin embargo, no hubo una comunicación oficial al respecto.
En lo formal, el manejo de la AFI, ahora acéfala, estaba a cargo del abogado Sívori, un hombre colocado al frente de esa dependencia por Posse. La salida del ministro coordinador se dio en medio de un cúmulo de reproches de algunos dirigentes del oficialismo por supuesto espionaje interno y por una fuerte puja de poder en el manejo de las fuerzas de defensa y de seguridad, según reconstruyó LA NACION de altas fuentes del Gobierno. “El nivel de internas es grande y al que tiene el instrumento de poder de los servicios le atribuyen la espada más filosa”, buscó ilustrar en diálogo con este diario un exfuncionario que conoce el área de la inteligencia y siguió de cerca las internas oficiales. Ante la consulta de LA NACION, cerca de Sívori rechazaron las versiones de espionaje ilegal interno.
Mientras Posse acumulaba poder en la cúpula de la administración libertaria, en las filas del Ministerio de Seguridad reconocían, en los últimos meses, que fue él quien, a través del brigadier retirado Jorge Antelo (a quien ubicó como secretario de Estrategia Nacional), designó a los jefes de las fuerzas en cargos que, en teoría, le correspondía cubrir a Patricia Bullrich (Seguridad) y a Luis Petri (Defensa). Bullrich reclama hace tiempo más herramientas para combatir el crimen organizado.
En la AFI, Sívori trabajó rodeado de cinco militares retirados en distintos cargos del organismo que fueron nombrados por el propio Posse. En las últimas horas todos ellos pusieron a disposición sus renuncias. Ahora, el flamante jefe de Gabinete, Guillermo Francos, dijo que se hará una reestructuración del área de inteligencia y que pasará a depender exclusivamente de la Presidencia. “Tiene que haber inteligencia exterior para ver qué pasa en el mundo e interior para pensar lo que está pasando con el crimen organizado, las fronteras, el narcotráfico. Y para eso hay que usar especialistas. La AFI se ha utilizado para otras cuestiones, que poco tienen que ver con eso. Deberíamos tener dos organismos que se ocupen de esos temas para decisiones estratégicas del país”, deslizó sobre su visión de la inteligencia, e insistió: “Mi intención y la de Milei es que la AFI dependa de la Presidencia”.
El saneamiento de la central de inteligencia es una promesa repetida por cada administración cuando asume el poder del Estado. La AFI ya lleva más de cuatro años intervenida, y aún así, las tareas de espionaje interno y la filtración de información secreta son algunas de las prácticas que en cada gobierno que se sucedió parecen no interrumpirse. Aunque por lo general los cañones de la política apuntan a la AFI por las supuestas tareas de espionaje ilegal, hay quienes dentro del propio Gobierno advierten que funcionan agencias de inteligencia privadas que opera sin control alguno. Es en este contexto que se da la salida de Sívori.
Con la asunción del gobierno libertario, el decreto firmado por Milei y su gabinete extendió la intervención iniciada durante la gestión de Alberto Fernández por dos años más, con una facultad extra: no solamente fijó un plazo más extenso que las veces anteriores, sino que delegó en el propio Sívori la facultad de prorrogarla por otros dos años.
La AFI operó con controles relajados
Durante los primeros seis meses de la gestión libertaria, la AFI, que tiene fondos reservados para realizar operaciones de inteligencia, operó sin controles. La Comisión Bicameral de Fiscalización y Seguimiento de los Organismos de Inteligencia nunca se conformó, y eso implica no haber ejercido un contralor activo sobre el desempeño de la central de espías. Desde la central de inteligencia presentaron informes con rendimientos de gastos y de operaciones a la oficina administrativa de la Comisión, según supo este medio.
Según reconstruyó LA NACION, la partida de Sívori se dio en buenos términos incluso con quienes tuvieron fuertes chispazos con Posse, como Santiago Caputo y Karina Milei. “Caputo y Sívori se vieron ayer a última hora”, dijo a este diario una fuente al tanto de las internas que dejaron a Posse fuera del Gobierno.
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