Los banderazos bajo la lupa política: fuerte presencia de "baby boomers" y la libertad como consigna central
Mientras se extiende la pandemia y la escalada de conflictos del kirchnerismo con la Justicia no da tregua, los "banderazos" contra el Gobierno son cada vez más frecuentes. Con una fuerte composición de adultos mayores que salen a pesar del riesgo de contagio de coronavirus, y con la "libertad" como principal consigna, el oficialismo los considera manifestaciones de grupos aislados radicales, reunidos por el "odio", mientras que la oposición los ve como la expresión de un malestar generalizado. Más allá de la valoración, el arco político los sigue con atención y busca descifrar su ADN.
Este lunes volverán a estar bajo la lupa, con la convocatoria para el banderazo en el Día de la Diversidad Cultural, en contra de la remoción de los jueces Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli y del pedido de juicio político contra el presidente de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz. La principal consigna para la manifestación, que se celebrará cinco días antes de la marcha que viene preparando el oficialismo por el Día de la Lealtad, es "Somos libres".
El primer banderazo se celebró el 20 de junio, Día de la Bandera, principalmente en contra de la expropiación de Vicentin. Había tenido su germen semanas antes, en los cacerolazos de mayo desde los balcones contra la liberación de presos. La segunda expresión fue el 9 de Julio, Día de la Independencia, contra el rechazo a la prolongación de la cuarentena y los ataques a silobolsas y la excarcelación de Lázaro Báez, entre otras.
El tercero se produjo el 17 de agosto, o #17-A, y tuvo el nivel mayor de convocatoria, con reclamos similares. En septiembre hubo dos más, el domingo 13, o #13S, y el #19S. Y hace días se celebraron otros, aunque de menor escala y en días hábiles, por hechos puntuales: la Marcha de las Antorchas y la Vigilia en Tribunales, frente a la avanzada del kirchnerismo con el traslado de jueces.
"Boomers"
Es imposible, a primera vista, conocer la envergadura real de los banderazos. El oficialismo los minimiza y la oposición los sobrestima. Pero, más allá de la valoración numérica, hay consenso en torno a un dato: gran parte de los manifestantes son adultos mayores, denominados en la esfera sociológica como "baby boomers", porque nacieron entre 1944 y 1965, durante la explosión demográfica posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Este grupo etario, aproximadamente el 20% del electorado, es el núcleo más importante de votantes de Juntos por el Cambio y el más esquivo al kirchnerismo, que tiene mayor llegada entre los jóvenes, como reflejan los análisis publicados por encuestadoras el año pasado, y según admiten los propios dirigentes.
La consultora Ipsos realizó este año una investigación cualitativa y cuantitativa sobre esta generación a través de entrevistas con 100 hombres y mujeres sobre sus intenciones, prioridades y perspectivas.
Desde el punto de vista social y cultural, surgieron alusiones a los hitos rupturistas de la década del 60, desde la liberación femenina al boom del rock and roll y el nacimiento de la cultura de masas. Y, en el ámbito político, el contexto de la dictadura militar, la desaparición de personas, la colimba, la violencia de Estado y el estado de sitio. En este sentido, una de las principales conclusiones a las que arribó el estudio es que el principal valor para los miembros de la generación "boomer" es la "libertad".
"Hay un preconcepto de que no tienen expectativas porque están en la etapa final de sus vidas. En realidad, es lo contrario. Después de años de cumplir con sus mandatos, sus trabajos, las presiones, hoy, con sus hijos ya grandes y cierta independencia económica, se sienten liberados y quieren disfrutarlo", dijeron desde Ipsos a LA NACION. El año pasado realizaron un estudio similar sobre la llamada "generación Z", o los "centennials", del que se desprendía que el principal valor para los jóvenes de entre 18 y 25 años es la "igualdad".
Si se analizan los carteles, cánticos y hashtags de los banderazos, el principio de "libertad" subyace a buena parte de sus consignas, y se hace cada vez más visible. Este lunes 12 de octubre podría volver a quedar en evidencia, con la convocatoria para el banderazo en el Día de la Diversidad Cultural, en contra de la remoción de jueces y del pedido de juicio político contra el presidente de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz.
La principal consigna para la manifestación, que se celebrará cinco días antes de la marcha que viene preparando el oficialismo por el Día de la Lealtad, es "Somos libres". Como los otros banderazos, fue organizado casi exclusivamente desde las redes sociales, a pesar de que la generación "baby boomer" es considerada como reacia a la comunicación digital. Según el análisis de Ipsos, las plataformas virtuales cada vez más son habitadas por los boomers, un hecho que marcas y gobiernos suelen pasar por alto.
Coletazo para Juntos por el Cambio
La defensa de la libertad entre los "boomers" tuvo un fuerte coletazo, también, para el gobierno de la Ciudad, cuando anunció en abril que los mayores de 70 años debían pedir permiso para salir de sus casas. Asociaciones civiles, grupos de intelectuales, referentes de peso y ciudadanos de a pie salieron a mostrar fuerte rechazo ante lo que consideraron una medida "autoritaria". Ante la ola de críticas, la administración de Horacio Rodríguez Larreta debió dar marcha atrás pocos días después y dijo que había habido "un error de comunicación".
Esta semana, un funcionario cercano al jefe de gobierno porteño acudió al mismo concepto que se defiende en los banderazos al analizar el caso en retrospectiva: "Los mayores ya tenían una limitación, una pérdida de la libertad, porque el gobierno nacional ya les prohibía salir. Lo nuestro fue un ‘además’. Transformamos a las víctimas en culpables, porque si salían sin permiso, la pena era cumplir con labores comunitarias", dijo.
Después del fuerte traspié, según pudo saber LA NACION, la Ciudad suspendió todos los mensajes específicos para estos grupos etarios y ahora todas las piezas de concientización apelan a la responsabilidad de la población en general. Sin embargo, el foco en los adultos mayores continúa, aunque de manera más solapada, a través de las herramientas de segmentación digital.
En las plataformas donde pueden direccionar los mensajes -por ejemplo, en portales digitales, o en redes sociales-, el gobierno porteño programa la distribución de contenidos vinculados a la pandemia para que lleguen en mayor medida a los mayores de 65. "Los números nos dieron la razón y siguen siendo la población más afectada, así que los bombardeamos, para que se cuiden", dijo el funcionario.
"Terraplanismo" vs. "héroes"
En los banderazos no hay consignas, ni cánticos partidarios, sino banderas y carteles con críticas sobre hechos y dirigentes puntuales, con el himno nacional de fondo. Y aunque hubo participaron de dirigentes de Juntos por el Cambio, como la presidenta del Pro, Patricia Bullrich, o el diputado nacional Fernando Iglesias, la oposición sostiene que se gestan de manera espontánea. En el oficialismo, en cambio, creen que son promovidos específicamente por esos sectores, a través de su aparato de comunicación digital, y los encasillan como una muestra más del "discurso del odio", la expresión que adoptaron para describir la prédica opositora.
La estrategia pública del oficialismo es minimizarlos y ridiculizarlos. Los comparan con manifestaciones masivas del pasado, señalan la diversidad de reivindicaciones, y destacan la presencia entre sus filas de consignas basadas en teorías conspirativas, como la que indica que los magnates George Soros y Bill Gates crearon el coronavirus para desestabilizar la economía de China.
"No saben lo que quieren, solo que odian. Hay una bolsonarización de los sectores opositores más duros. Personajes como Bullrich e Iglesias fueron ganando protagonismo con discursos irracionales, de individualismo autoritario, donde no importa el dato", analiza una fuente de la Casa de Gobierno en alusión al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
Sin embargo, por lo bajo, el oficialismo sigue los banderazos con atención. "No es el centro, pero preocupa", sostuvo un vocero de la Casa Rosada, que comparó los banderazos con los cacerolazos del último gobierno de Cristina Kirchner y las manifestaciones de 2004 contra la inseguridad, y con la última campaña de Macri. "Otras expresiones similares, en el pasado, eran más espontáneas. La diferencia ahora es la organización de la derecha", analizan en la Casa Rosada.
En diálogo con LA NACION, el politólogo Julio Burdman relativizó el impacto. "Los manifestantes de los banderazos ya estaban en contra del Gobierno. Son equivalentes a las manifestaciones del kirchnerismo durante el gobierno de Macri. Lo más preocupante sería que estuvieran enojados los votantes propios, los moderados, los que no salen a la calle a marchar", analizó.
Las marchas se producen en el contexto de la pandemia y gran parte de sus participantes pertenece a la población vulnerable ante el coronavirus, y la percepción de este hecho también se acomoda al ritmo de la grieta. De un lado, en el Frente de Todos, consideran a sus participantes como seres "egoístas" que se reúnen a riesgo de contribuir al colapso del sistema sanitario. "Son terraplanistas", los calificó una fuente cercana a Alberto Fernández. Del otro, los valoran como héroes que "le ponen el cuerpo" a las protestas.
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