Los argumentos que eligió el Gobierno para respaldar al jefe de la DGI y la decisión de ascender a su pareja
Hicieron hincapié en los años que lleva la mujer en el organismo y la necesidad de tener “gente de confianza” para encarar “la purga” que buscan introducir; consideraron “vetusto” el código de ética obviado por el jefe de la DGI
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Las distintas terminales del Gobierno activaron este lunes una fuerte defensa de Andrés Vázquez, el titular de la Dirección General Impositiva (DGI), luego de que LA NACION revelara que, una semana después de ser designado por Javier Milei, Vázquez ascendió a su pareja salteando rangos intermedios para que asumiera al frente de la Dirección Regional Centro II de CABA. El Gobierno había optado por el silencio cuando este medio reveló que el encargado del ente recaudador no declaró ante la Oficina Anticorrupción (OA) propiedades en Miami valuadas en US$2 millones, por lo que fue denunciado penalmente.
La defensa de Vázquez fue férrea, cerrada y con un discurso casi idéntico de parte de los distintos consultados. “Está fuera de discusión su continuidad”, dijo una importante fuente de Balcarce 50 a este diario.
Con su sola firma, y a una semana de haber asumido, Vázquez favoreció a su pareja, María Eugenia Fanelli, que pasó de desempeñarse como jefa de una sección técnico jurídica, con un sueldo de bolsillo que oscilaría entre los 3,8 y 4,2 millones de pesos, a asumir al frente de la Dirección Regional Centro II de la ciudad de Buenos Aires, con un salario neto que rondaría entre los 7 y 8 millones de pesos, según sea su antigüedad y otras particularidades, indicaron cuatro fuentes del organismo.
Horas después de conocerse la situación, distintas fuentes del Poder Ejecutivo coincidieron ante este diario en respaldar a Vázquez y defender su decisión de ascender a su pareja. Esgrimieron como principal argumento que María Eugenia Fanelli, la pareja de Vázquez, “es una mujer de carrera, con más de 30 años en el organismo [Fanelli tiene 44 años]. De hecho se conocieron trabajando ahí”. El código de ética interno del organismo desaconseja específicamente beneficiar a familiares y allegados (ver aparte).
Pero en el Gobierno daban ayer un paso más: “Para hacer la purga que estamos haciendo se necesita gente de confianza”, señaló una alta fuente, en alusión a los cambios que el Gobierno busca introducir en el organismo.
“Es alguien que sabe lo que está haciendo”, fue otra de las frases con las que desde las distintas terminales del Gobierno, tanto en Casa Rosada desde la Agencia de Recaudación (ARCA), se referían a Fanelli. “Tiene tres décadas ahí, está más que capacitada para lo que tiene que hacer”, agregaban.
“Es razonable que quiera armar un equipo con gente de confianza, como hizo Martín Menem (titular de la Cámara de Diputados) con Sharif [Menem, su sobrino y mano derecha en el Congreso]”, sumaron como ejemplo desde el primer piso de la sede de Gobierno.
Con su única firma, Vázquez ubicó a Fanelli al frente de Centro II, una de las direcciones regionales más importantes del área metropolitana. Quedó a cargo de fiscalizar a empresas medianas y grandes con domicilio tributario en el centro porteño y que por su facturación están a un paso de entrar en la órbita de Grandes Contribuyentes Nacionales.
La designación de Fanelli generó ruido dentro del organismo tributario y fue calificada como “inusual” y “anormal”, y como un nombramiento que podría colisionar con el código de ética interno o constituir una “incompatibilidad manifiesta”, según estimaron cuatro fuentes de la AFIP. A la hora de ser consultados por este punto desde el Gobierno lo consideraron algo “vetusto”, desde un sector y “que no aplicaría en este caso”, dado que Farinelli “tiene sobrado recorrido para estar donde está. Sería injusto que no se la reconozca con su trabajo después de treinta años en el organismo”.
La polémica anterior
Vázquez quedó en el centro de otra polémica, semanas atrás, cuando se conoció en este diario que compró a través de sociedades en el exterior tres inmuebles en Miami por US$2 millones.
El funcionario sí declaró un amplio listado de activos en el país y en el extranjero. En su última declaración jurada disponible, correspondiente a 2023, precisó que es dueño de 10 inmuebles en la Argentina que obtuvo con ingresos propios, por donaciones o por herencia –desde departamentos y una cochera, hasta la mitad de una casa en un country–, además de 10,5 millones de pesos en efectivo y tres cuentas bancarias en Estados Unidos por 2,1 millones de pesos. Es decir, poco menos de 2700 dólares al tipo de cambio entonces vigente, pero no consignó las propiedades en Florida.
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