Los aliados reconocen avances en la negociación por la ley ómnibus, pero esperan la “letra fina” para cerrar el pacto
En Pro, la UCR y Hacemos Coalición Federal celebran la decisión de Milei de revisar capítulos clave del megaproyecto y presionan por más modificaciones; quieren conocer la nueva redacción antes de validar el acuerdo
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El gobierno de Javier Milei dio ayer el paso que los bloques aliados al oficialismo en la Cámara de Diputados reclamaban para acercarse a un pacto y apurar el tratamiento de la ley ómnibus: mostrar apertura a introducir profundas modificaciones en el megaproyecto con el fin de garantizarse el aval legislativo a las reformas económicas.
La cumbre que mantuvieron anoche en el Congreso los emisarios de la Casa Rosada, Guillermo Francos, ministro del Interior, y Santiago Caputo, el estratega y operador todoterreno del Presidente, con las autoridades de las bancadas de Pro, la UCR, Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal permitió destrabar las negociaciones para lograr la semana próxima un dictamen mayoritario y arribar al recinto con un paquete consensuado. Los aliados reconocen que acercaron posturas, pero son prudentes. La mayoría aún no está conforme y presiona por más concesiones.
En el campamento de la oposición dialoguista quedaron sorprendidos por la “receptividad” frente a los reclamos que exhibió Caputo, que llevó la voz cantante en el encuentro y actuó como una suerte de embajador de Milei en el parlamento, pese a que lo escoltaban Francos y Martín Menem, titular de la Cámara baja. De hecho, sienten que están dispuestos a ceder en sus pretensiones y revisar artículos clave de la vasta iniciativa del Ejecutivo -jubilaciones, retenciones, privatizaciones o delegación de facultades-. Sin embargo, los jefes de los aliados son cautos y prefieren no hablar de un principio de acuerdo con el Gobierno hasta que los ajustes queden marcados a fuego. Dicho de otro modo: aguardan que ahora Milei y las espadas legislativas de La Libertad Avanza redacten el nuevo articulado de la ley ómnibus para dar luz verde y comprometerse a levantar la mano a la hora de votar.
La voluntad de acompañar las reformas impulsadas por Milei, sobre todo el set fiscal y económico, en el recinto está vigente, pero esperan ver la “letra fina” de los cambios en el dictamen y despejar las dudas que dejaron las tratativas con Caputo y Francos para cerrar el pacto. “Estamos en una nueva instancia, fue valioso, pero el trato no está cerrado”, avisan desde el bloque de Miguel Pichetto, en el que conviven Emilio Monzó, Nicolás Massot, Juan Manuel López, Ricardo López Murphy, Margarita Stolbizer y Florencio Randazzo, entre otros, y cuyo respaldo puede ser decisivo para el Gobierno.
En Pro lucen muy satisfechos, sobre todo, el grupo que responde a Patricia Bullrich, ministra de Seguridad. Es que los “halcones” se jactan de que el Ejecutivo se quedará con el “corazón” de la ley ómnibus, que apunta a desregular la economía y reformar el Estado. Y se ufanan de que Milei mostró “ductilidad”, como exigían larretistas o aliados del ala moderada. “Los que eran más escépticos, ahora están más tranquilos”, subraya un soldado leal a Bullrich en Diputados.
Si bien también aguardan la letra chica, los representantes de Pro aventuran que el acuerdo está encaminado después de que Milei -a través de Caputo, su mediador- haya cedido y aceptado rediseñar el capítulo de jubilaciones, acotar las facultades delegadas y eliminar el sistema de circunscripción uninominal que modificaba la forma de elección de los diputados. Se tratan de cambios cruciales para asegurarse el apoyo de Pro. “Esos temas no pasaban; no bajamos al recinto”, remarcan en la tropa que lidera Cristian Ritondo. Los menos concesivos con Milei reconocen los avances, pero quieren más precisiones.
Ahora podría abrirse una discusión en el bloque de Pro sobre la necesidad de acompañar o no la eventual eliminación de las PASO. Hay dudas respecto de si el Gobierno lo mantendrá en el proyecto o apostará por suprimir la obligatoriedad de participar en primarias.
A su vez, en el seno de Pro aceptarían que el Ejecutivo incluya el capítulo laboral del DNU en la ley ómnibus. Esa posibilidad sobrevoló la negociación de ayer e, incluso, fue un asunto que tocaron Ritondo y Francos en la reunión que mantuvieron el miércoles para cerrar heridas y acercar posiciones.
Dudas y reclamos
Los aliados -casi todos desprendimientos de JxC- llegaron al cónclave con Caputo y Francos con una postura común respecto de qué artículos debían ser suprimidos o retocados para convalidar las reformas. No obstante, hay matices. Por caso, la bancada de la UCR, que preside Rodrigo de Loredo, un equilibrista para articular en medio de la interna radical, no está dispuesta a tolerar que se incluyan los cambios en el régimen laboral, menos aún en la semana en que la CGT hará el paro general y se movilizará al Congreso.
La mayoría de los radicales mantienen voluntad de acompañar las reformas, pero esperan ver la “letra fina” de los cambios en el dictamen. Mas allá de que están conformes con el giro del Gobierno, aún tienen objeciones y dudas. En especial, tienen observaciones en el capítulo de privatizaciones. Francos dijo que quitaría de la lista a YPF –y no el Banco Nación, uno de los reclamos-, pero mantendría unas 40 empresas en el listado del anexo. La UCR reclama otra fórmula para privatizar empresas públicas y garantizar que habrá un control del Congreso para dar el visto bueno. Caputo abrió la puerta a la chance de reformularlo, pero no dio ninguna precisión. “Cuando veamos la redacción, definimos si aprobamos o no”, avisan.
Al igual que el espacio de Pichetto o gobernadores de JxC, los radicales ponen énfasis en revisar la propuesta del Gobierno vinculada a la liquidación del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Anses. Si bien el Ejecutivo establece como requisito que deberá contar con la autorización del Congreso para avanzar, los opositores piden que lo retiren o que haga correcciones. Un sector del eje de aliados quiere que “se usen parte de los fondos para condonar las deudas de las provincias con la Anses y pagar los flujos adeudados y futuros de las cajas de jubilaciones no transferidas de las trece provincias que todavía no lo hicieron, como Córdoba y Santa Fe”.
Lo mismo ocurre con las jubilaciones, uno de los puntos estratégicos. El proyecto original contemplaba la suspensión de la fórmula de movilidad y proponía que el Ejecutivo pueda hacer ajustes discrecionales hasta que se elabore un nuevo cálculo. En las cumbres de ayer Caputo insinuó que podrían retirar ese artículo o diseñar un mecanismo para indexar los haberes por inflación. “El Gobierno dio respuestas generales, pero queda ver cómo se plasman en el dictamen”, deslizan cerca de Massot y Monzó. En el campo de la UCR coinciden: “Ahora queremos ver los detalles, ellos trajeron ayer la posición política, no solidez técnica”.
En la oposición causó sorpresa el rol que asumió Caputo, ministro sin cartera e influyente asesor del Presidente, en las negociaciones. Era el que anotaba los pedidos o discutía los temas sin tener una formación técnica en cada área. “¿Es el ‘Coti’ Nosiglia? Es raro hablar con el hombre del Presidente, sin cargo”, bromeó en la intimidad uno de los emisarios de la oposición. El llamativo protagonismo del “arquitecto” del triunfo de Milei fue un comentario recurrente entre los exsocios de JxC. Hasta Pichetto quedó absorto. “Era la voz del Presidente; estamos frente a nueva forma de hacer política. Es otra lógica, distinta a la tradicional”, describe, con asombro, una espada de la UCR con larga trayectoria parlamentaria.
En esas charlas Caputo y Menem deslizaron la idea de sesionar el martes tras la firma del dictamen. Como se espera un extenso debate por la magnitud de la ley ómnibus, la batalla legislativa se solaparía con la medida de fuerza de la CGT en ese eventual escenario. ¿El gurú de Milei anhela contraponer la imagen del Congreso “trabajando” con la huelga de la “casta” sindical del miércoles? Una apuesta política riesgosa, pero los libertarios muestran predilección por darle un fuerte tinte simbólico a sus jugadas. Por ahora, solo sería un deseo. Es que la UCR y el resto de los aliados les advirtieron que sería un peligro debatir en el recinto en medio del paro de la CGT y la movilización de la izquierda y el PJ. “Sería beneficioso sesionar el jueves, no es responsable tratar temas sensibles con la gente en las calles; no se sabe hasta donde quieren tensar la cuerda”, subrayan en el bloque de De Loredo. En la oposición visualizaron el fantasma de los incidentes de 2017, cuando Mauricio Macri quiso avanzar con la reforma previsional en medio de una violenta protesta-
Más allá de esos reparos, los dialoguistas lucen más optimistas después de que Milei haya dado marcha atrás en puntos clave de la ley, como quitar del eje de emergencias a las materias “no fundadas” -defensa, social y sanitaria-, revisar las bases de delegación o acotado la extensión del plazo -será de un año y prorrogable por uno-. Y también elogian que haya aceptado sacar la ratificación del DNU de la ley ómnibus. Ahora quieren ver para creer. En reserva desconfían de que el Presidente vuelva al modo intransigente y salga a castigar al Congreso. Monzó le aconsejó a Caputo que Milei frene con sus diatribas. Entre los funcionarios libertarios deslizan que el jefe del Estado tiene la mira puesta en el bloque de Pichetto. “No se va a dejar extorsionar”, dicen interlocutores habituales del presidente. Por lo pronto, Milei se ocupó de confrontar con Martín Lousteau, jefe de la UCR.
Entre los gobernadores de Juntos por el Cambio destacan el avance en las negociaciones, aunque aclaran que aún no hay un pacto sellado. A ellos les inquieta, sobre todo, que el Gobierno demore la presentación del proyecto para restituir el impuesto a las Ganancias o que ofrezca un mecanismo para compensar el impacto en su recaudación de la reforma que impulsó Sergio Massa. “La Nación solamente logra el equilibrio fiscal aumentando impuestos que no son coparticipables, como el PAIS y las retenciones”, despotrican en la liga de mandatarios de JxC. Es más: reclaman “revertir tratamientos especiales de impuestos, como algunos de los más de 30 exenciones tributarios a sectores privilegiados”.
Además, miran con atención la reformulación del esquema de las retenciones. Si bien hay alivio por la eliminación del 15% para varias economías regionales, dicen que quedarían “muy altas las alícuotas para la carne, oleaginosas, cereales y otras industrias”. “Hay que validar con los bloques; es un tema a resolver”, sintetizan.
En la UCR y la bancada de Pichetto hubiesen preferido que se excluyeran propuestas vinculadas a la cultura -hubo revisión- y el ambiente o al eje capital humano -se eliminó el capítulo de salud-. Caputo dijo que no lo veía factible, porque era parte del “norte” o rumbo que pretendía fijar Milei en el inicio de su gestión. Los aliados saben que habrá una última instancia para presionar por cambios. Será el lunes, antes de la firma del dictamen. ¿Los libertarios harán más concesiones en horas cruciales para conseguir el primer triunfo de Milei en el Congreso?
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