López Murphy marcó sus diferencias con el plan económico de Milei y cuestionó las postulaciones para la Corte
El economista también cuestionó las postulaciones de Lijo y García-Mansilla para la Corte; “Hubiera preferido que sean mujeres”, dijo
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LA NACION
Luego de una serie de cruces que avinagraron el vínculo entre ellos, el diputado nacional Ricardo López Murphy hizo este jueves un balance de gestión del presidente Javier Milei, y marcó sus diferencias con el plan económico. “En el programa no hay una estrategia general sobre a dónde queremos ir”, apuntó el economista, aunque destacó un aspecto positivo: “El vaso medio lleno de este operativo es que han juntado US$10.000 millones en circunstancias difíciles”.
En esta línea, el parlamentario consideró que el Gobierno debería determinar “qué superavit en cuenta corriente necesita la Argentina”. “Tenemos una deuda comercial inmanejable, hace años que hacemos cosas que no funcionan y necesitamos recomponer reservas en una cantidad enorme”, dijo, y continuó: “Eso, en ms cálculos, requiere un tipo de cambio real parecido al que tuvimos en 2004, y esa no es la lectura del Gobierno”.
“Ellos están pensando en algo parecido al tipo de cambio de la convertibilidad en una situación que no tiene nada que ver. Es un tipo de cambio más bajo que genera un bienestar, que genera una situación de riqueza relativa que fue el gran drama de los 90. Nos creíamos más ricos de lo que éramos y gastábamos a cuenta de inferencias sobre el futuro”, apuntó en diálogo con Radio con Vos, y reforzó: “Esa fantasía es un problema”.
López Murphy evaluó que “toda la corrección fiscal es muy frágil, porque es una corrección de licuadora”. “Han devaluado, los precios han subido y no ha habido corrección de previsión social ni de salarios”, dijo, y siguió: “No hay corrección estructural del Estado, de los curros impositivos, de los subsidios energéticos y del régimen de previsión. Sobre eso no se fue”.
El economista ejemplificó así con los antecedentes de Israel, en el 85; Uruguay, en los 90; y el caso España, que “con Rajoy, que saneó el país”. “Fueron correcciones grandes en un entorno que había que ganar los votos parlamentarios, eso hay que mirar”, dijo, y sumó: “Hay que enfocar el problema de la previsión social de una manera integral. Tenemos un sistema quebrado; corregir eso, la estructura del Estado”.
Además, el exministro de Economía opinó sobre las postulaciones oficiales del juez federal Ariel Lijo y de Manuel García-Mansilla a la Corte Suprema. “Yo hubiera buscado para la Corte dos personas académicas, una del interior y otra del núcleo metropolitano, y hubiera preferido que sean mujeres”, dijo, y argumentó: “Trato de no ser muy diferente de los países que admiro, y una de las cosas que son muy cuidadoso es en la designaciones de miembros de la Corte. No creo que se han seguido esos estándares”.
Juego, Tierra del Fuego y tabaco
López Murphy también consideró que en busca del superávit fiscal hay herramientas a las que el Gobierno todavía no ha acudido. “Lo que decimos es que si hay que buscar recursos adicionales, tenemos un lugar que obliga un menor peso sobre jubilados y salarios”, explicó, y señaló: “Le he hecho llegar al ministro del Interior [Guillermo Francos] proyectos para tributar el juego”.
En ese sentido, el economista definió que “al Gobierno le cuesta lidiar con algunos privilegios”. Así, López Murphy señaló que la batalal debe ser contra los privilegios en Tierra del Fuego, el juego y las tabacaleras. “La casta se financia con Tierra del Fuego, el tabaco y juego. Como joroban con la casta, vamos sobre los tres, que son los que cotizan. Y [el Gobierno] no va sobre ninguno de los tres”, reprochó.
Semanas atrás, Milei tildó de “traidor” y “delincuente” a López Murphy, después de que lo hubiera considerado “su segundo padre”. El drástico giro le valió el rechazo del parlamentario, quien cuestionó los modos y formas del Presidente, y dijo: “No me parece que sea la forma de actuar, ahora, reconozco que por alguna razon en la opinion publica eso le ha dado un atractivo”. “El estilo de él es el agravio, el mío no, es contestar punto por punto. Es un acto de arrogancia, pero en general suelo tener la razón”.
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