Llegó la hora de los testigos
El futuro próximo de la causa, a cargo del juez Julián Ercolini, se centrará en conseguir los testimonios que confirmen las graves aseveraciones de quien fue la primera dama del país
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Los relatos de Fabiola Yañez confirman que, a veces, la realidad supera a la más audaz ficción. Si todo fue como ella lo cuenta, su relación con Alberto Fernández se pareció a la insoportable experiencia de vivir entre las llamas de un infierno. Dicen también que Alberto Fernández suele tener ahora ataques de llanto ante sus interlocutores. Es probable. El destino judicial que lo aguarda es arduo, largo y difícil; su imagen, que ya él había destruido, descendió nuevos peldaños hacia un mayor descrédito. El futuro próximo de la causa, a cargo del juez Julián Ercolini, se centrará en conseguir los testigos apropiados para que confirmen las graves aseveraciones de quien fue la primera dama del país durante cuatro años. Será importante, sobre todo, el testimonio del médico Federico Saavedra, jefe de la unidad médica presidencial, cargo al que accedió por decisión del propio Alberto Fernández. Fabiola Yañez aseguró que Saavedra la atendió después de una de las más serias palizas que recibió del entonces presidente de la Nación, y que le recomendó un medicamento para acelerar la desaparición del hematoma. Saavedra debió tener, suponen fuentes judiciales, más visitas a Fabiola Yañez para seguir la evolución de las marcas que, según las declaraciones de ella, le dejaron los golpes de Alberto Fernández.
¿Qué más podía hacer en Olivos el jefe de los médicos presidenciales cuando estaba enferma la primera dama? Los médicos tienen la obligación de denunciar a la Justicia (o a la policía) cuando atienden un caso vinculado a un delito: la herida de una bala, por ejemplo. Sin embargo, esa obligación es más confusa en el caso de Yañez porque depende de si ella le contó lo que realmente pasó o eligió un pretexto, como que chocó contra un mueble o una puerta. No debemos olvidar que en aquel tiempo los dos, Fernández y Yañez, fingían todavía ser la pareja presidencial.
El segundo testimonio importante es el de María Cantero, porque Fabiola Yañez depositó en ella, más que en ninguna otra persona del oficialismo de entonces, los secretos de su relación con quien era el presidente de la Nación. La histórica secretaria privada de Alberto Fernández, según funcionarios judiciales, no se desatendió de esas confidencias y, por el contrario, la incitaba a Fabiola Yañez a ponerle un límite a la violencia del expresidente. “No permitas que te siga tratando así”, le aconsejaba Cantero a Yañez en los chats, mientras la secretaria le dedicaba a su jefe los peores calificativos. ¿Cómo fueron los diálogos de María Cantero con Fabiola Yañez? ¿Qué le contó en sus conversaciones telefónicas? Esas son algunas preguntas que la Justicia le hará a la exsecretaria presidencial. Algunos funcionarios judiciales, que saben que existe una relación rota entre Fernández y Cantero, deslizan la sospecha de que la exsecretaria no borró a propósito los chats con Fabiola Yañez. No se pueden explicar cómo el esposo de Cantero, Héctor Martínez Sosa, no dejó ninguna huella en su celular mientras ella conservó todos los chats y mensaje de voz en su teléfono, ahora en manos de la Justicia. Martínez Sosa, un productor importante en el mundo de los seguros, está imputado en una causa por presuntos negociados con los seguros de dependencias oficiales durante la administración de Alberto Fernández. Esa es otra causa que también está en el juzgado de Julián Ercolini.
La causa por violencia de género tiene ahora como fiscales a Ramiro González y Mariela Labozzetta, titular de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres. Labozzetta surgió de la cantera de la exjefa de los fiscales Alejandra Gils Carbó y sus relaciones están muy vinculadas al kirchnerismo. Sin embargo, la condena a la violencia de género es un imperativo que ningún funcionario judicial está dispuesto a olvidar. Hace poco, un juez que se manifestó siempre cercano al kirchnerismo, Juan Ramos Padilla, condenó a 16 años de prisión por abuso sexual al exgobernador de Tucumán José Alperovich, quien también militó en el kirchnerismo en los últimos años y había sido acusado por su sobrina, y también secretaria, de reiterados abusos sexuales. Ramos Padilla lo mandó preso a Alperovich en el acto, más allá de sus apelaciones; todavía el exmandamás de Tucumán está en la cárcel. El fiscal Carlos Rívolo, que hizo las primeras investigaciones sobre las denuncias públicas de golpes contra Fabiola Yañez por parte de su pareja presidencial, le cedió el lugar al fiscal Ramiro González después del sorteo en el que salió elegido el juez Ercolini. Este juez abrió otra causa, separada de la de los seguros, con el delito de la violencia de género por parte de Alberto Fernández, al que el magistrado accedió por el teléfono de María Cantero. La nueva causa fue sorteada y recayó otra vez en Ercolini; el fiscal Ramiro González estaba de turno en ese momento.
Si bien no hay discusión en los tribunales sobre la competencia del fuero federal, funcionarios judiciales estiman que podría plantearse un debate sobre la jurisdicción. ¿Será Comodoro Py, sede de la justicia federal penal de la Capital Federal, o será San Isidro, sede de la justicia federal con competencia en la residencia de Olivos? Fabiola Yañez le contó a la Justicia que Alberto Fernández comenzó a golpearla en el departamento en el que vive el expresidente en Puerto Madero y que también entonces la obligó a abortar. Paréntesis: Alberto Fernández es el mismo hombre que le prometió al papa Francisco que su gobierno estaría bajo la influencia del Pontífice. Una de las posiciones más claras del Papa es, precisamente, su convicción contraria al aborto. Nadie puede desconocer eso porque son ideas que el papa Bergoglio difundió obsesivamente en la Argentina cuando era arzobispo de Buenos Aires. ¿Por qué Alberto Fernández prometía lo que no hacía y lo que no cumpliría? ¿Cuántas veces incumplió sus promesas?
Regresemos al escándalo. El departamento de Puerto Madero es un casa particular, y Alberto Fernández no era presidente en el momento que cita Fabiola Yañez. ¿Hubo testigos? ¿Existe alguna prueba de la época? Tanto el testimonio del teléfono de María Cantero como el probable testimonio del médico Saavedra corresponden a momentos en que ya Alberto Fernández era presidente y Fabiola Yañez había recibido las palizas en Olivos. Si no existiera la seguridad de que las pruebas más sólidas en la causa indican que todo sucedió primero en la Capital, es probable que el expediente termine en San Isidro. Alberto Fernández prefiere que la jueza sea Sandra Arroyo Salgado, uno de los dos jueces de San Isidro y exesposa del fiscal asesinado Alberto Nisman, antes que Ercolini, a quien el expresidente acusó penalmente, en sus tiempos de poder y gloria, por una causa que no prosperó en los tribunales. Todos, menos Ercolini.
Hay que subrayar que el juez Ercolini debió permitir que la abogada de Alberto Fernández, Silvina Carreira, asistiera a la declaración judicial de ayer de Fabiola Yañez. Nunca, desde ya, debió asistir el expresidente porque fue Ercolini quien le prohibió cualquier contacto con su expareja, sea físico, telefónico o telemático. Pero su abogada estaba facultada para asistir y preguntar, y era, en todo caso, el propio juez quien debió poner los límites necesarios si Carreira no hacía las preguntas correctas en los términos correctos. El argumento del juez de que debía evitar la revictimización de Yañez es muy relativo porque ella ya dio un reportaje grabado con cámaras de televisión y se prepara para difundir un documental con su vida en Olivos. Es cierto que la víctima debe ser la prioridad absoluta de la Justicia; es a las víctimas a las que hay que creerles en primer lugar. También es cierto que el derecho a la defensa existe. Este es un principio que nadie debe olvidar. Del mismo modo, nadie debe culpar a Fabiola Yañez porque confesó su adicción al alcohol después de la violenta experiencia que sufrió de parte de su entonces pareja. El alcoholismo es la consecuencia que, además, sufren muchas mujeres golpeadas. Las adicciones sirven a veces para fugarse de lugares o posiciones insoportables.
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