Tras las PASO, llega una delegación del FMI para reunirse con Lacunza y el equipo de Alberto Fernández
WASHINGTON.- Los dos principales funcionarios para la Argentina en el Fondo Monetarion Internacional ( FMI), Alejandro Werner y Roberto Cardarelli, aterrizarán en Buenos Aires para medir la nueva realidad que dejaron las primarias presidenciales, evaluar las últimas medidas y discutir los planes del Gobierno, y empezar a perfilar el futuro del préstamo por US$ 56.000 millones, única línea de financiamiento externa que le queda al país.
El viaje de Werner y Cardarelli está signado por el escenario político creado por las primarias presidenciales, que dejaron al candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, como un virtual presidente electo, favorito para ganar las elecciones del 27 de octubre.
Werner y Cardarelli se reunirán con el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza –a quien ya conocen–. También lo harán con los equipos económicos de Fernández; según fuentes del Frente de Todos, la reunión con este espacio político se realizará el próximo lunes a las 17. Además está previsto que el FMI converse con el resto de los candidatos presidenciales, indicó un vocero del organismo.
El viaje es la primera señal concreta a la Argentina y al Gobierno desde las primarias por parte del Fondo, que se ha mantenido bajo un fuerte hermetismo: no hubo respaldos ni advertencias –públicos, al menos– sobre las medidas anunciadas por el presidente, Mauricio Macri, para morigerar el impacto de la crisis, o por el Banco Central para contener el dólar.
Las elecciones alteraron los planes. Cardarelli, jefe de misión para la Argentina del FMI, tenía previsto viajar para realizar la quinta auditoría del acuerdo stand-by y cotejar las metas fiscales del segundo trimestre, que el Gobierno cumplió, y el avance del programa monetario, que estaba encaminado. Con eso, el Gobierno descontaba recibir el próximo giro, previsto para septiembre, por US$ 5400 millones.
Pero las primarias ofrecieron un amplio rechazo a la política económica de Macri, ungida por el Fondo con el mayor préstamo de su historia. El azote posterior de los inversores al país llevó el dólar cerca de los $60, profundizó la crisis, y pulverizó a los bonos, estacionados en terreno de default. Ese derrape complicó el programa. El último informe de Cardarelli ya advertía que el plan enfrentaba "significativos riesgos", y que la sustentabilidad de la deuda permanecía "altamente vulnerable" a golpes del mercado.
El futuro del plan quedó bajo un manto de incertidumbre. La quinta auditoría, por ahora, quedó en el limbo: el FMI sólo indicó que el viaje busca "analizar los recientes acontecimientos económicos y financieros y los planes de políticas del gobierno", sin mencionar la revisión. La principal inquietud es qué ocurrirá, por ende, con el giro por US$ 5400 millones, crucial para sostener la estabilidad de la economía en los próximos meses. El Gobierno y el Fondo, se prevé, buscarán encarrilar esa discusión, y mantener con vida el programa, una tarea a la que comenzará a abocarse, desde hoy, Lacunza y su equipo junto a Cardarelli.
Una señal favorable
En el Gobierno tomaron el viaje como una buena señal, y confían en que el Fondo aprobará el próximo desembolso. En Washington, analistas coinciden en esa lectura y ven voluntad para llegar a un acuerdo. Hay quienes ven a la Argentina como un caso "too big to fail". El Fondo, recuerdan, está muy involucrado en el país como para retirarse, y aún debe cobrar el préstamo. Apuntan, también, a las eventuales consecuencias políticas de una salida del Fondo en medio de las elecciones.
Pero, así y todo, nada está garantizado hasta que la auditoría se haga, el board de su visto bueno, y libere el giro.
"Tienen que hablar de qué pasa con las medidas anunciadas. La situación actual no se dio porque hubo un cambio de políticas, es un tema de confianza. El Fondo esta dispuesto a sentarse con el Gobierno y ver bien todos estos detalles", dijo Sergi Lanau, del Instituto Internacional de Finanzas, quien trabajó en el Fondo.
"Al final, va a haber acuerdo. Pero estas situaciones son siempre inciertas y complicadas. Encontrarán una forma de que haya acuerdo", indicó.
Héctor Torres, quien ocupó la silla de la Argentina en el FMI durante el kirchnerismo y los primeros años de la presidencia de Macri, también fue optimista.
"Si ellos van a Buenos Aires y anuncian que el programa no sigue, eso, evidentemente, a tan pocos meses de las elecciones sería una actitud bastante complicada. Tengo la impresión de que el FMI va a tratar de poner paños fríos", indicó Torres.
"Si ellos van a Buenos Aires y anuncian que el programa no sigue, eso, evidentemente, a tan pocos meses de las elecciones sería una actitud bastante complicada. Tengo la impresión de que el FMI va a tratar de poner paños fríos", indicó Torres.
"Creo que existe la mejor buena voluntad para evitar un default. Si no llega el desembolso del 15 de septiembre, la plata para pagar los vencimientos la podés sacar del Banco Central, pero puede haber una corrida contra el dólar o los depósitos, justo en medio del proceso electoral. Van a tratar de calmar la pelota y poner paños fríos", insistió.
Monica De Bolle, antigua funcionaria del Fondo y analista del Instituto Peterson de Economía Internacional, coindició al afirmar que se sorprendería mucho si el Fondo posterga el próximo giro.
"Es muy difícil para el Fondo retirarse en este momento. Todo lo que van a hacer es ir allí, decir que se han cumplido los objetivos y eso es todo. El Fondo tendrá que superarse a si mismo", afirmó.
"Me sorprendería mucho si deciden que pospondrán la reunión del board, lo que significará posponer el desembolso. Se vería muy mal justo antes de una elección. Imaginá que el Fondo dice que no van a desembolsar un mes antes de las elecciones. No va a suceder", vaticinó.
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