“Ley ómnibus”: Pro reclama interlocutores en la Casa Rosada y el Gobierno dilata la definición de una estrategia
El bloque encabezado por Ritondo advierte que faltan puentes políticos con el Gobierno para buscar la mayoría que pueda aprobar la ley; en Balcarce 50 quieren manejar los tiempos con la oposición amigable
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El ministro del Interior, Guillermo Francos, le envió un saludo por el año nuevo a Cristian Ritondo. El presidente del bloque Pro en Diputados le respondió con gentileza. Fue un gesto significativo luego de las diferencias que ambos habían tenido en las semanas de la transición, cuando se debía definir la presidencia de la Cámara baja, una puja que Javier Milei finalmente saldó con el nombramiento del libertario Martín Menem. La conversación, sin embargo, quedó solo en el plano de las salutaciones.
La falta de diálogo entre el bloque Pro y la Casa Rosada genera impaciencia en los diputados que pretenden ser aliados del gobierno libertario y aseguran que quieren “ayudar” a aprobar el proyecto de “ley ómnibus”, siempre y cuando se introduzcan ciertos cambios. “No tenemos interlocutores en el Gobierno, no sabemos qué están dispuestos a modificar y qué es lo que no se toca. Falta la estrategia con los bloques que les pueden dar la base de los votos para sacar la ley”, se quejó un diputado de Pro. Y agregó: “Cristian (Ritondo) lo trata de ayudar a Menem, pero debería estar yendo dos veces por semana a la Rosada”.
“Ya hablaremos”, dicen en la Casa Rosada en alusión a Pro. Con el presidente de la UCR en Diputados, Rodrigo De Loredo, ya se activaron algunos diálogos telefónicos.
Hasta ahora, el Gobierno sólo sometió a revisión los capítulos del proyecto que pusieron en alerta a los gobernadores. La semana pasada fue el caso de la pesca y esta semana, el del biodiesel. Las fuentes oficiales aseguran que no se dará marcha atrás con el espíritu de las reformas, sino que solo “se harán aclaraciones en el texto” cuya redacción -reconocen- tuvo algunos inconvenientes. Francos encaró esas conversaciones con las provincias y logró silenciar las alarmas que se habían encendido en los territorios cuando se conoció el texto de la ley. Sin embargo, esas gestiones no garantizan en sí los votos que La Libertad Avanza (que solo tiene 38 diputados) necesita en el Congreso.
“Al final, los gobernadores les están comiendo de a poquito el proyecto pero no les dan los votos que ellos necesitan”, se quejan en Pro.
La estrategia oficial
En la Casa Rosada no rechazan que vayan a encarar el diálogo con los opositores aliados (no solo Pro, sino también la UCR). Hasta ahora ese canal no se habilitó simplemente bajo el argumento que las tareas están repartidas y que “del Congreso para adentro se ocupan Menem y (la vicepresidenta, Victoria) Villarruel”.
Hay, de fondo, una intención por mantener a raya a Juntos por el Cambio, que se arrastra desde la conformación del gabinete. La mesa chica de Milei quiere evitar que ese sector -en particular el más influenciado por Mauricio Macri- proyecte una sombra sobre el poder presidencial. A muchos sorprendió que el proyecto de ley incluyera una reforma electoral para pasar a un sistema de elección de diputados por circunscripción uninominal, un modelo que -según quienes empezaron a analizar sus efectos concretos- podría tender hacia el bicoalicionismo y beneficiar más al peronismo que al sector cambiemita.
Un referente libertario apuntó: “Hay algo de apostar a que, al final del día, Pro y la UCR van a ayudarnos a nosotros y no van a querer votar con el kirchnerismo. De todas formas nos está faltando armar las mayorías”.
Según pudo reconstruir LA NACION, ante la falta de interlocutores en la Casa Rosada, un grupo de diputados de Pro y de la UCR acudió a Patricia Bullrich, que de competir con Milei en las elecciones generales pasó a ser su primera militante, además de su ministra de Seguridad. El principal enlace de Bullrich con el Congreso es el diputado Damián Arabia, que fue su asesor en la gestión de Macri y su mano derecha en la campaña presidencial, pero la ministra también mantuvo reuniones con otros diputados de Pro y de la UCR para convencerlos de acompañar las reformas que impulsa el líder libertario.
En Pro ya advirtieron cuáles son los puntos del proyecto de ley ómnibus que generan mayor resistencia. Hay dos temas que los aliados no quieren dejar pasar: el capítulo de las jubilaciones y las facultades delegadas al Poder Ejecutivo por dos años y prorrogables a todo el mandato. En el primer caso, estarían dispuestos a suspender la fórmula de movilidad actual y facultar al Poder Ejecutivo a definir aumentos por decreto, como dice el proyecto, pero quieren agregar una cláusula que garantice que las jubilaciones le van a ganar a la inflación. En el caso de los superpoderes, apuntan a otorgarlos solo por un año y que sea el Congreso el que pueda prorrogar a dos.
Cerca de Milei no ceden con el capítulo de las jubilaciones. “Eso no se toca”, dicen cerca del Presidente. El argumento es que el manejo “mes a mes” del gasto en las prestaciones es crucial para la botonera económica que controla el ministro de Economía, Luis Caputo, y que anclar las jubilaciones por ley puede incidir en las expectativas inflacionarias.
Dentro del oficialismo, no obstante, saben que, tarde o temprano, la Casa Rosada tendrá que fijar prioridades, ceder modificaciones en una parte del paquete y dejar algunos capítulos (algunos creen que será el apartado electoral)para después.