Ley ómnibus: hay presión de Pro para que el Gobierno ceda con jubilaciones y facultades delegadas
En la Casa Rosada aseguran que el proyecto “no es materia de negociaciones” y apuntan a que los cambios se den uno a uno producto del debate parlamentario; los bloques aliados ya fijaron los puntos más críticos
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La discusión por lo urgente y lo accesorio estuvo en la mesa chica de Javier Milei desde los días de la transición. En algún momento de diciembre, el libertario y sus colaboradores debatieron si tenían que motorizar sus reformas con una “ley ómnibus” o si era más estratégico presentarlo en distintos proyectos, para que no se trabara la discusión parlamentaria. Finalmente se impuso la jugada “a todo o nada”. “La ley es una sola porque tiene una lógica y una cohesión”, dicen muy cerca del Presidente. El líder libertario busca hacer una fuerte demostración de poder antes de que la ley se sumerja en el debate parlamentario y sea sometida a cambios.
Cerca de Milei reconocen que el texto que enviaron a Diputados sufrirá modificaciones durante el trámite legislativo. Pero apuestan a dar las batallas de a una y a que los cambios surjan del propio debate, párrafo a párrafo.
Hasta ahora, el Presidente no dio señales de querer trazar una estrategia integral de acuerdos políticos para que, de todo el armatoste que él envió al Congreso, se apruebe lo realmente urgente e importante. Pese a los múltiples cuestionamientos que recibe el proyecto ómnibus en el Congreso (tanto de la oposición más dura como de los bloques aliados) en la Casa Rosada no ceden en su discurso y repiten que la iniciativa “no es materia de desguace”.
“Esta ley no es un menú sujeto a lobby. Nuestra posición es que no se negocia. Se va al recinto. Se vota en general. Se vota en particular. De ese proceso algunas cosas quedarán aprobadas, otras tal vez no.”, dijo a LA NACION un colaborador de trato diario con Milei.
Puntos sensibles
A la sede de gobierno ya comenzaron a llegar luces de alarma de los bloques más proclives a brindar apoyo. Hay dos temas que los aliados no quieren dejar pasar: el capítulo de las jubilaciones y las facultades delegadas al Poder Ejecutivo por dos años y prorrogables a todo el mandato.
Uno de los diputados de Pro con mejor llegada a los libertarios ya avisó que ese bloque no admitirá el artículo 106º de la ley referido a las jubilaciones, que propone suspender la fórmula de movilidad actual y faculta al Poder Ejecutivo a definir aumentos por decreto. “Se puede derogar la fórmula y delegar facultades a lo sumo por un año. Pero tiene que haber una cláusula que garantice que las jubilaciones le van a ganar a la inflación”, dijo a LA NACION un miembro de ese bloque.
El otro punto es el de la declaración de la emergencia pública económica, financiera, fiscal, previsional, de seguridad, tarifaria, energética, sanitaria, administrativa y social. El proyecto fija que haya facultades delegadas al Poder Ejecutivo por dos años, prorrogables por otros dos. “Podemos otorgarlas por un año, prorrogable a dos”, opinó otro legislador de Pro, que agregó que también hay que revisar el listado de empresas públicas sujetas a privatización y algunos artículos económicos, como el del tabaco. Si esa es la postura del bloque Pro, que ayudó a Milei a llegar al poder, el resto de los bloques quiere ir mucho más allá con los cambios.
Cerca de Milei por ahora no ceden con el capítulo de las jubilaciones. “No se toca”, dicen cerca del Presidente. Y hacen una especulación: “Al final del día los diputados van a preferir que la responsabilidad recaiga en el Ejecutivo”.
En la Casa Rosada creen que podrán cosechar voluntades cuando los ministros se acerquen a explicar el sentido del proyecto. A partir del martes irán funcionarios a disertar a las comisiones de Diputados. Todavía no se sabe quiénes.
Un pequeño grupo de diputados que integran el bloque Hacemos Coalición Federal tuvo un botón de muestra esta semana en una reunión informal con el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo y el vicejefe de Gabinete, José Rolandi. El primero es uno de los compiladores de la ley ómnibus, que tuvo como autor intelectual Federico Sturzenegger, alguien con fuerte influencia en Milei.
“Milei no quiere cerrar el Congreso pero estas son las medidas que necesita para gobernar”, fue el mensaje que dejó Chirillo. Los diputados (estaban Carlos Gutiérrez, Juan Manuel López, Emilio Monzó y Miguel Pichetto) dicen que el encuentro fue ameno pero que no se llevaron nada en limpio. Ellos transmitieron que la Casa Rosada encontraría un fuerte respaldo si estuviera abierta a los cambios. Los funcionarios los escucharon, pero no se comprometieron. “Chirillo ni siquiera parece el padre de la criatura”, dijo uno de los presentes.
La intransigencia de la mesa chica de Milei -allí están el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el asesor Santiago Caputo, además de Sturzenegger- genera tensiones internas. La narrativa oficial de exhibir rigidez al inicio del debate complica al “ala política” del Gobierno, que necesita comenzar a contar con un margen de negociación concreto.
Por ahora, el círculo chico de Milei solo quiere dejar a quienes tienen un rol de diálogo en el gabinete la potestad de “escuchar”.
El ministro del Interior, Guillermo Francos, que esta semana surfeó el frente pesquero, recibirá a otro grupo de gobernadores preocupados por el capítulo de los biocombustibles. En el Congreso también esperan que convoque al presidente del bloque Pro, Cristian Ritondo.
Dentro del oficialismo hay quienes creen que, dado que el Gobierno no tiene mayoría en el Congreso, tarde o temprano la Casa Rosada tendrá que fijar prioridades, ceder una parte del paquete y dejar algunos capítulos para después.
Para evitar exhibir debilidad, en el ala presidencial que advierten que todavía está por verse qué cambios tendrá la reforma pesquera, una batalla que parecía ganada por los gobernadores patagónicos luego de la reunión que mantuvieron con Francos. Ese capítulo de la ley ómnibus, que generó fuertes resistencias del sector, había motivado la primera señal de flexibilidad por parte del Gobierno. Para sostener su postura, cerca de Milei aseguran que no se trata de una “marcha atrás” sino que solo se harán “cambios de redacción”.
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