Aborto legal: la Iglesia, ante el desafío de enfrentar los cambios sociales y replantear su relación con el peronismo
Consagrada la ley que da cobertura legal a la interrupción voluntaria del embarazo, los obispos ratificaron que la sanción del aborto "ahondará aún más las divisiones" en el país. Pero, más allá de autocríticas y reproches, muy probablemente se reactualicen en el Episcopado planteos para analizar en qué medida hoy la Iglesia tiene espacios aceitados para analizar cómo abordar las transformaciones culturales que se registran en la sociedad.
Mientras algunos memoriosos recuerdan que un escenario similar se planteó hace diez años, cuando la Argentina aprobó la ley del matrimonio igualitario, en la propia Iglesia entienden que se trata, en definitiva, de un desafío permanente: encontrar lenguajes y formas adecuados para acompañar –o eventualmente enfrentar– los cambios sociales.
"La Iglesia siempre está abierta a autocríticas y siempre busca modos de acercarse a las nuevas realidades sociales y culturales. Pero la vida es un tema perenne y, en ese sentido, siempre le va a decir que no al aborto", dijo a LA NACION una fuente cercana a un arzobispo bonaerense.
Se trata, en este caso, de una ley resistida por la Iglesia y aprobada en el país del Papa, aunque seguramente este rasgo no es lo que más le preocupa a Francisco. Hay una secuencia en el mundo, según la cual a la interrupción legal del embarazo le sigue el debate sobre la eutanasia, como acaba de ser aprobada en España, otro país mayoritariamente católico.
En el plano político, tanto en aquella discusión de 2010 sobre el matrimonio de personas homosexuales como en la legalización del aborto, la Iglesia afrontó ambos debates contra el kirchnerismo, por lo que no debería sorprender que surjan cuestionamientos a la buena sintonía que varios sectores eclesiásticos mantienen desde hace tiempo con el peronismo. Si bien dirigentes de otros bloques políticos, incluso de la oposición, también votaron a favor de la interrupción del embarazo.
En su primera reacción, el Episcopado advirtió sobre la crisis social y enumeró cuatro prioridades que "requieren urgente atención" y que constituyen deudas pendientes del primer año del gobierno de Alberto Fernández: el alarmante crecimiento de la pobreza, el abandono escolar, la "apremiante pandemia del hambre y la desocupación" y "la dramática situación de los jubilados, que se ven vulnerados en sus derechos una vez más".
A la ofensiva por una ley que los obispos consideran "inoportuna", en medio de la profunda crisis sanitaria que no se detiene, se pueden esperar respuestas que transiten el complejo escenario social, en las puertas de un año electoral que seguramente potenciará la ya prolongada grieta.
Así, ante un 2021 de alto voltaje político, se prevé que los obispos insistirán en los llamados a la dirigencia para buscar acuerdos políticos, económicos y sociales que tiendan a priorizar la atención de la emergencia y las propuestas que lleven a la unidad.
Ningún tema como el aborto y la defensa de la vida del niño por nacer unifica tanto a todos los obispos, en sintonía con el pensamiento del papa Francisco, quien a pocas horas de la votación recordó que "los cristianos, como todos los creyentes, bendicen a Dios por el don de la vida. Vivir es ante todo haber recibido la vida".
El termómetro social se mide en la Iglesia a través de la ayuda alimentaria e insumos sanitarios, que presta a través de Caritas. Con la pandemia, el número se duplicó. En febrero asistía a 1.300.000 personas y ahora reciben la ayuda 2.500.000. La actividad creció, especialmente en las semanas de las fiestas de fin de año –cuando el Congreso debatía el aborto– en los comedores, ollas populares, centros de aislamiento barriales y de economía informal.
El sábado último, tres días antes de la votación en el Senado, los obispos denunciaron que la crisis de la pandemia puso de manifiesto "gravísimas inequidades, ineficiencias estructurales y mezquinos intereses". Ante la perspectiva de que la crisis se mantendrá, no sorprenderá que la Iglesia centre sus preocupaciones en el drama social y alerte sobre la continuidad y las consecuencias de esas deficiencias.
El Papa y el Presidente
Hay consenso entre los observadores del mundo eclesiástico en que la inclinación de la balanza a favor del aborto en la Argentina dejará una "herida abierta en la valoración del Papa sobre la política del Gobierno". Así lo observa el periodista y escritor italiano Alver Metalli, colaborador del Vatican Insider, que vive desde hace siete años en las villas de José León Suárez, donde acompaña la obra del padre Pepe Di Paola.
"No pretendo ser el exégeta del Papa, solo confirmo mi convicción de que su relación con el Presidente, después de la aprobación de la ley sobre el aborto no será la misma que antes. El Papa representa la consciencia moral de un pueblo, impregnada de valores cristianos y humanos, y esta consciencia ha sido herida".
En la visión de Metalli, la relación entre Alberto Fernández y Francisco tendrá, más bien, un carácter formal. "Será una vuelta a Macri, sin efusiones, al menos por una de las partes. Por la otra, en cambio, habrá gestos para reparar la ruptura. Veremos cuáles y a qué nivel", pronosticó.
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