Leandro Santoro: “No hay una crisis política, no hay que exagerar”
El primer candidato a diputado por el Frente de Todos en la ciudad intenta minimizar lo efectos del tembladeral; su visión sobre la grieta y la fórmula para enfrentar al Pro en el distrito porteño
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El Indio Solari convive con Martín Karadagian. Cristina Kirchner y un joven Raúl Alfonsín, empapelan parte de las paredes de su despacho en el primer piso de la Legislatura porteña. Con menor protagonismo, en una pequeña biblioteca, aparecen Alberto Fernández, Máximo Kirchner, el Ché y Fidel Castro. Las imágenes desordenadas dan un aire ecléctico al ambiente. Una síntesis de lo que representa Leandro Santoro, primer candidato del Frente de Todos en la Ciudad.
Después de una semana atravesada por el escándalo de Olivos, el legislador porteño, uno de los incondicionales de Alberto Fernández, intenta contextualizar el terremoto político que atravesó su amigo. “No hay una crisis política, no hay que exagerar”, responde. Crítico de la política por su falta de profundidad, se prepara para dar la batalla en el principal distrito opositor. En este punto, lejos de polemizar y apelar a la crítica, busca un atajo para marcar diferencias. “Macri y Larreta tuvieron una agenda moderna hace 20 años, pero los problemas de los próximos 20 años no están incluidos en su mirada”, explica.
-¿Cómo cree que quedó parado el Gobierno después del escándalo de la foto?
-El Gobierno tiene una responsabilidad que es darle a la gente todas las herramientas necesarias para salir de la crisis y lo que está en discusión es cómo salimos de la pandemia. Cualquier cosa que se desperfila de ese objetivo se tiene que corregir rápidamente. No hay margen para discusiones tácticas ni electorales ni bajones anímicos o emocionales.
-¿Alcanza con el pedido de perdón del Presidente?
-Lo importante es que el Presidente lo reconoció, no sé justificó y habló con la sociedad. No se puede volver el tiempo atrás. Lo que la gente tiene que saber es que estamos trabajando todos para salir rápido de eso y para recuperar la Argentina.
-Insisto. ¿Alcanza?
-A un gobierno no se lo juzga por un acontecimiento, se lo juzga por una sucesión de acontecimientos, por un programa de gobierno y la gestión. Es un proceso. El Gobierno lo que tiene que hacer es resolver los problemas y cumplir con su contrato electoral. Todos los gobiernos cometen errores. Todos los presidentes son seres humanos, son imperfectos y se equivocan.
-¿Se superó la crisis política?
-Crisis política en la Argentina hay cuando tenés problema con el dólar. Crisis política hay en la Argentina cuando los problemas son reales y de fondo económico. O cuando hay casos de corrupción que sacuden a un gobierno. Acá no hay ninguna de las dos cosas.
-¿Usted cree que el escándalo no generó una crisis política?
-No, veo que el Presidente cometió un error, que reconoció ese error y que probablemente haya un sector de la ciudadanía que esté dolida. No veo una crisis política. Crisis política es cuando te renuncia un vicepresidente como le pasó a De la Rúa; es cuando se te dispara el dólar como le pasó a Macri; es cuando tenés saqueos como le pasó a Raúl [Alfonsín]; es cuando tenés un alzamiento militar como Perón. No hay una crisis política, no hay que exagerar.
-Parte del mensaje que bajó el Gobierno es que la gestión de Alberto Fernández comienza ahora. Que lo que sucedió hasta acá fue la administración de la pandemia. ¿Es así?
-Si la variante delta no nos complica, sí claro. Las expectativas prepandemia cambiaron a los dos meses de asumir. Alberto fue un presidente que, a diferencia de otros, tiene todo su mandato condicionado por esto. Todos los instrumentos de la política económica tanto los ortodoxos como los heterodoxos se vieron alterados en su funcionamiento como consecuencia de la pandemia, la economía sufrió un paro cardíaco mundial.
-¿No cree que hubo severos errores en el manejo de la pandemia que provocaron que el paro cardíaco económico se haga masivo? Por ejemplo, la extensión de la cuarentena.
-Las cosas siempre se pueden hacer mejor. Lo que pasa es que es muy difícil juzgar a un gobierno en situación de emergencia, como el de Alberto. Alberto viene de una economía con recesión e inflación. No hay muchos países en el mundo que contengan los dos fenómenos al mismo momento. Y así se renegoció la deuda externa con los acreedores privados, se construyeron de manera vertiginosa instrumentos para sostener la oferta y el consumo. Los resultados son para hacernos sentir orgullosos. Hubo infinidad de medidas.
-Pero no reconoce que hubo malas decisiones que afectaron la salida de la crisis.
-La complejidad de la situación de la Argentina no se explica por los errores en las medidas económicas del Gobierno de Alberto Fernández. No es lo mismo que te agarre la pandemia con una economía en crecimiento, que te agarre la pandemia con tres años consecutivos de la caída del producto bruto. No es lo mismo que te agarre la pandemia si te entregan el país con una tasa de inflación razonable que si te lo entregan con una tasa de inflación del 54%.
-¿Cuáles cree que son los principales problemas que hoy tiene la Argentina?
-Me parece que la política no está a la altura de las circunstancias. No hay una mirada ideológica conceptual estructural de los problemas públicos. Durante muchos años la UIA tenía una mirada para la Argentina. Hoy no vas a encontrar en la guía un programa para la Argentina. Durante muchos años la CGT tuvo medidas de reivindicación sindical y un programa con propuestas políticas integrales. Hoy eso no sucede. Los partidos políticos además de ser espacios donde se proyectaban candidatos tenían programas de gobierno y tenían diagnósticos. Todo eso hoy no existe.
-Pensé que me iba a decir la Inflación, por ejemplo.
-La inflación no es la causa. El problema es que nunca podemos discutir las causas de los problemas como consecuencia de que en el mejor de los casos la línea argumental de los distintos sectores se ancla solamente en el interés particular.
-¿Qué proyectos llevarás al Congreso?
-Todo lo que tenga que ver con el medio ambiente. Estamos trabajando en una plataforma con los 10 principales proyectos. Porque para mí el tema de la agenda verde es lo que tiene que cortar transversalmente todo.
-¿Hay que avanzar con una reforma tributaria, una fiscal y laboral?
-Esa es la forma que tiene la derecha de plantear los debates en el mundo. Nosotros tenemos otra mirada. Por ejemplo, para mí la lógica debería ser ingresos y gastos. La reforma impositiva es necesaria en términos de que tenés que pensar cómo mejorar la calidad del gasto público. Pero no son debates que se dan en forma separada, se tienen que dar de manera integral.
-Tolosa Paz planteó la necesidad de ir hacia una matriz impositiva progresiva. Es decir, más presión sobre las grandes empresas. ¿Ese es el camino?
-El primero que lo planteó fue Biden. Planteó un impuesto a las grandes corporaciones tecnológicas para achicar la brecha de la desigualdad y para financiar un ingreso ciudadano universal. La discusión no es si tiene que haber más impuestos. Sino como imaginamos una estructura de impuesto y de gasto que sea armónica y que cumpla con dos objetivos: el desarrollo económico y el desarrollo humano.
-¿Pero es el camino?
-¿Las empresas tienen que ganar dinero? Claro que sí, pero yo también quiero que ganen dinero los laburantes. Y también tenemos que pensar qué vamos a hacer con la gente que no puede conseguir un empleo formal. Necesitamos que las empresas ganen más plata para que creen más mano de obra. Si eso sucede, si las empresas producen más y generan más es lógico que haya una matriz progresiva que reinvierta parte de su utilidad en términos sociales.
-Plantea una agenda que incluye diálogo con la oposición. ¿Es posible avanzar con un programa teniendo en cuenta la polarización extrema?
-Creo que la polarización es hija de la pereza intelectual. Como hay ausencia de ideas muchas veces nos peleamos para ocupar espacios. La política se expresa solamente en término de formas o disputas personales de la descalificación personal.
-¿Cómo califica la campaña electoral de Vidal y Rodríguez Larreta?
-Creo que son valiosos, pero no están discutiendo de política. Se tienen que animar a decir las cosas qué piensan.
-Tiene que enfrentar a un oficialismo que gobierna la Ciudad hace 15 años. ¿Es posible desbancar al Pro?
-Todo partido político que gobierna muchos años se oxida. Y tan republicanos somos que nos olvidamos de un concepto elemental que es la alternancia. Macri y Larreta tuvieron una agenda moderna hace 20 años, pero los problemas de los próximos 20 años no están incluidos en su mirada, ni del país ni de la Argentina. Los chicos y las chicas hoy vienen con una agenda muy poderosa que no está siendo tenida en cuenta por la política en general y creo que este es un desafío de la centroizquierda y del progresismo.
-La Nación le quitó 65.000 millones de pesos al gobierno porteño en materia de coparticipación. ¿Cuál será su postura como representante de los porteños?
-Yo siempre quiero más recursos para mi ciudad. Pero si vos transferís los recursos para transferir un servicio tiene que haber un consenso alrededor de la cifra. La manera de hacerlo es con una ley, no con un DNU. Aspiro a que el gobierno nacional y la Ciudad se pongan de acuerdo y que a la ciudad se le asignen los fondos que correspondan. Ni más ni menos.
-¿No hay detrás de la decisión un castigo?
-No, lo que veo es una demanda de los gobernadores para corregir esto. Pero sí entiendo que se pudo haber percibido así.
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