Laura Haag: "Me cansé de oír hablar de listas negras; esta vez me tocó a mí"
Asesora técnica en la Secretaría de Energía, fue echada de su cargo por las opiniones políticas de su esposo, críticas del Gobierno
Laura Haag es abogada y, por 24 días más, se seguirá desempeñando como asesora técnica en la Secretaría de Energía de la Nación, donde trabaja desde mediados de 2001. Su última responsabilidad fue encabezar el cuerpo de asesores de Daniel Cameron , un santacruceño que fue reemplazado por Mariana Matranga, del equipo de Axel Kicillof . El domingo 30 Haag ya no pertenecerá a esa dependencia, porque el 22 de octubre pasado fue despedida sin causa. Al menos es la explicación que aparece en la carta documento que el 17 de octubre le envió el subsecretario de Combustibles, Gastón Ghioni. Cuando aparecen los detalles, la historia se vuelve más compleja. Haag denuncia que la están dejando sin trabajo como parte de una persecución política. Ella está casada desde 2008 con Cristian Folgar, un especialista en servicios públicos que fue dos veces subsecretario de Combustibles. La primera, durante la presidencia de Fernando de la Rúa. La segunda, con Néstor Kirchner. Folgar suele publicar en los diarios de Buenos Aires opiniones críticas sobre la política energética del Gobierno. En especial, sobre la nueva ley de hidrocarburos. Durante un diálogo con LA NACION, Haag contó la peripecia que terminó con su exoneración. Su caso desnuda, como una reducción a escala, algunos rasgos inquietantes del modo en que el kirchnerismo gestiona la administración pública.
-¿Cuándo comenzó usted a trabajar en la Secretaría de Energía?
-En 2001 ingresé como asesora legal de la Subsecretaría de Combustibles, que estaba a cargo de Cristian Folgar. Cristian hoy es mi esposo, pero entonces yo no lo conocía. Convivimos desde 2008, cuando él ya había dejado el cargo. Él fue subsecretario en 2001, con la Alianza, y entre 2003 y 2007, con Kirchner. Después de 2001 yo trabajé a las órdenes de Miguel Cuervo, en la gestión Guadagni, y de José Suárez Lynch, en la gestión Devoto. Después volví a trabajar con Folgar y, desde agosto de 2006, con Daniel Cameron . Mi función fue siempre técnica, es decir, revisaba la firma de los expedientes, llevaba adelante los recursos administrativos y judiciales, atendía demandas de los usuarios, etcétera.
-El 1º de julio Cameron fue reemplazado por Mariana Matranga. ¿Eso significó un cambio para usted?
-Al comienzo no. El viernes 4 de julio Matranga se incorporó y mantuvimos una entrevista durante tres horas. Estaban también Cynthia De Paz, que es secretaria de Planificación Económica del Ministerio de Economía, y Juan Donnini, que es secretario de la Comisión Hidrocarburífera. Yo fui a ese encuentro con un listado de los temas relevantes de la secretaría y, mientras se los informaba a Matranga, De Paz iba fijando las prioridades. Le pregunté a Matranga cómo quería manejarse en adelante, sobre todo con la firma de los expedientes, y me dijo que todo seguiría igual que con Cameron. Sin embargo, cuando el lunes siguiente llevé los expedientes para la firma, Matranga me volvió a recibir con De Paz y Donnini pero me pidió que dejara los documentos y me fuera. Unos 10 días más tarde me transfirieron a la Subsecretaría de Combustibles, bajo el mando de Gastón Ghioni. Allí empezaron a cambiar las cosas.
-¿Por qué?
-Porque comencé a ver que había cada vez menos trabajo. Casi no teníamos nada que hacer. Hasta que el martes 14 de octubre me llamó Ghioni y me dijo que me transmitiría una instrucción que había recibido y era que yo me tenía que ir a mi casa. Cuando le pregunté por qué, me dijo que no me lo podía decir. Le insistí y me dijo que "esto es un cambio de gestión". Yo le hice notar que venía desde la gestión de Guadagni, que era ya tarde para cambiar. Salvo que estuvieran cambiando la gestión de la misma Presidenta. Entonces Ghioni me dijo que yo tenía un problema político con la Comisión de Planificación y Coordinación Estratégica del Plan Nacional de Inversiones Hidrocarburíferas.
-¿Y tenía un problema allí?
-Para nada. Y se lo expliqué a Ghioni. Mi relación con esa comisión era administrativa y muy ocasional. Además, no tengo funciones políticas.
-¿Y qué le contestó Ghioni?
-Que él sólo era el encargado de transmitir una instrucción.
-¿Qué pasó después?
-Le pedí a Ghioni que me echara por escrito, con una explicación. Y volví a mi lugar de trabajo, donde, cuando conté lo que pasaba, hubo mucha consternación. Incluso se hizo presente gente de ATE. Varios compañeros de trabajo fueron a pedir explicaciones a la oficina de Ghioni. Uno de ellos, Charly Massano, tuvo un cruce de palabras con el subsecretario. A Massano lo despidieron con una carta documento por no cumplir horario. Pero Massano es un asesor externo. No tiene horario. Otros compañeros se comunicaron con UPCN, donde les dijeron que ellos no iban a intervenir porque se trataba de un caso político. Que a mí me estaban sacando por las opiniones de mi marido. Los delegados de ATE explicaron lo mismo.
-¿ATE tampoco intervino?
-No. El miércoles 15 se hizo una asamblea, para tratar las demoras en el pago de los sueldos, que se realiza después del 20 de cada mes, y se agregó mi problema. Me recomendaron que pida la reincorporación. Pero yo expliqué que no quería ir a un sótano. Si no quieren que esté que me expliquen por qué.
-¿Cómo siguió su situación?
-Jueves y viernes no me dijeron nada. Iba a mi lugar de trabajo, pero no me daban tarea. El viernes me llamó un señor Marcelo Echagüe, a quien yo no conocía. Me explicaron que era el encargado del área administrativa de la secretaría. Echagüe me dijo que presentara la renuncia. Yo le expliqué que no tenía motivos para renunciar. Y que el único que me habían dado para echarme, que era lo que decían UPCN y ATE, era que me estaban haciendo pagar las opiniones de mi esposo.
-¿Qué le dijo Echagüe cuando usted dio esa explicación?
-Que no hable con los gremios porque me va a hacer mal. Yo le dije que, si hay otro motivo, me lo dijera. Él me contestó, como antes Ghioni, que cumplía instrucciones. Yo le pedí que me mande una carta documento y Echagüe me dijo que no me convenía porque podían aparecer argumentos que me impedirían trabajar en el Estado. Yo le expliqué que nos estaban engañando a todos. Que nos dijeron que con la llegada de ellos nada cambiaría, pero ya había gente con tres cambios de oficina sucesivos. Él me dijo que no volviera a la secretaría.
-¿Y usted volvió?
-El lunes 20 no volví. Pero, como no me mandaron la carta documento, le envié un mail a Matranga y a Ghioni narrando toda la situación. Al día siguiente Echagüe me mandó a llamar diciéndome por qué había mandado el mail, que Matranga estaba muy nerviosa, que hablara con él. Le expliqué que no podía hacerme cargo de los nervios de la secretaria, y que yo no dependía de él, sino de ella y del subsecretario Ghioni. La carta documento me llegó el miércoles, informándome que me rescinden el contrato, sin justa causa, a partir del 30 de noviembre. Cinco días después yo mandé una nota a Matranga con copia a Ghioni explicando que no tengo tarea, oficina ni herramientas de trabajo, pero que hasta el 30 estoy a su disposición. Nadie me contestó.
-¿Hizo algo más?
-Sí, una denuncia en el Inadi y presenté una carta en el CELS, dirigida a Horacio Verbitsky .
-¿Por qué hace todo esto?
-Porque me cansé de leer y de escuchar que, en distintos momentos de la historia, en este país hubo listas negras. Esta vez me tocó a mí. Después de mí puede haber otros expulsados. Y sería una cobardía hacerme la idiota y salir a buscar otro trabajo. No me pueden decir que tengo un problema con una comisión. Quiero que alguien se haga cargo de explicar que se persigue a una persona sólo porque no le gusta al que tiene el poder. La militancia no puede empezar por la discriminación. ¿Cuál es mi pecado? ¿Qué mi marido piensa distinto del Gobierno sobre cuestiones de energía? ¿Y yo qué soy? ¿Un instrumento al que se utiliza para castigar a mi esposo? La política de derechos humanos debe valer para todos los sectores. También para los empleados públicos.
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