Laura Di Marco: “La caravana del hambre”
El análisis político y económico de Laura Di Marco en La Trama, el programa que conduce en LN+
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Con casi dos millones de habitantes, La Matanza tiene 114 villas y asentamientos. Más de la mitad de las calles son de tierra. El mapa de la pobreza crónica revela que el 54,5% de los matanceros no tiene cloacas. Casi la mitad de sus habitantes -un 40%- es pobre. Crónicamente pobre.
Por su volumen de votantes, La Matanza es el equivalente a cinco provincias chicas. Dentro de la provincia de Buenos Aires, que representa al 40 % electoral, este mega municipio, con casi dos millones de habitantes, es el que inclina la balanza. Desde 1983, nunca gobernó otra fuerza que no sea el peronismo.
Podría decirse que La Matanza es el showroom del kirchnerismo. El Jerusalén del peronismo, donde suelen arrasar con más del 60% de los votos. Pero algo está cambiando, algo se está rompiendo. ¿Vos decís? Si.
Lo que se rompió, de hecho, es el peronismo. Allí mismo, en su propia Jerusalén: una mujer, Patricia Cubría, del Movimiento Evita, está desafiando a una interna al macho alfa de La Matanza, Fernando Espinoza, que controla el municipio con un joystick.
No es una metáfora. Espinoza, aliado de Sergio Massa, vive en Puerto Madero y no va a trabajar. Hace 18 años que controla La Matanza. Pero el hambre hizo enfrentar al peronismo en su propia base: barones versus movimientos sociales.
En el Gobierno rezan porque Massa alcance un 30 % en las elecciones, teniendo en cuenta que en La Matanza el peronismo arrasa con más del 60. Hoy las encuestas les dan mal. Por eso para hoy habían organizado una caravana con Massa y Axel Kicillof, justamente para incentivar a la gente que vaya a votar. Pero misteriosamente se suspendió.
¿El kirchnerismo le tiene miedo a La Matanza? (Silvia Mercado) La universidad de San Andrés midió esta semana la imagen de los principales dirigentes del oficialismo. La imagen negativa del ministro-candidato es de casi el 70%, sólo superada por la de Alberto Fernández y de Máximo Kirchner.
En el showroom del peronismo hasta los policías son de cartón. La provincia de Buenos Aires, donde se asienta casi la mitad de las cinco mil villas que tiene la Argentina, tiene estos datos que Kicillof (que hoy se bajó de la caravana matancera) no te cuenta:
En el gran Buenos Aires, el 16% de los chicos es indigente; en la Argentina, casi 7 de cada diez chicos es pobre. La pobreza es infantil. Massa prefirió quedarse en otro showroom del peronismo, la pobrísima y muy peronista Tucumán, donde Luis Gasulla hizo una impactante nota con las madres del pañuelo negro, en una de las zonas donde campea el hambre en la Argentina. Si, el hambre.
En este territorio joven, que atraía a aluviones de inmigrantes europeos por su riqueza a principios del siglo pasado; en esta tierra de oportunidades, que se transformó en tierra de oportunistas, y que a principios del siglo XX estaba en un mismo nivel que Australia y Canadá, hoy hay hambre. Donde viven las madres del pañuelo negro no solo hay hambre; también hay narcos: estas madres perdieron a sus hijos por las drogas.
Pero la vocera presidencial, que miente profesionalmente sobre datos que son públicos y fáciles de encontrar, esta semana dijo que “en la Argentina no hay hambre”.
El hambre está frente a tus narices, Gabriela. Decenas de pobres e indigentes hacen cola frente a la Casa Rosada para poder tener un plato de comida en las noches de invierno. Allí, hace dos meses, frente a tus narices, las de Cristina Kirchner, las de Massa y las de Alberto Fernández, murió un bebé. Estaba a metros tuyo; vivía con una familia en situación de calle. Murió de hambre y frío.
En San Luis volcó un camión y la gente, desesperada, se lanzó a saquearlo.
Sergio Massa, que esta semana cerró un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y lo vendió con mucha expectativa, dijo sin pestañear:
Claro, si bajara un marciano -ahora que el presidente de la Nasa dice que hay vida extraterrestre- uno podría pensar que este señor recién se está postulando. Pero no.
Hay que explicarles a nuestros vecinos de otras galaxias que el ministro-candidato hace un año que está en el poder y que no solo no bajó sino que duplicó la inflación. Y que, antes de ser kirchnerista, con el mismo énfasis y la misma convicción, decía todo lo contrario, que iba “a barrer a los ñoquis de La Cámpora”.
En plena campaña, los memes en las redes estallan con los ñoquis de La Cámpora, hoy los principales aliados de Massa. Si no fuera trágico, sería gracioso. Tragicómico.
Es tal el estado de precariedad de la macroeconomía que la inflación de agosto se encamina al 9% y la recesión, al 5. Desde que es ministro, Massa agregó más de tres millones de pobres a un país que ya tenía un 40 por ciento.
Pero finalmente quién mejor resumió este desquicio fue una ucraniana que fue a tomar un subte y se encontró con el paro de los metrodelegados.
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