Las ruinas del imperio kirchnerista
Rudy Ulloa Igor se detiene frente al busto. Baja la mirada, hace un silencio solemne y palmea el cuello del Néstor Kirchner plateado que instaló en la entrada del NK Ateneo, su bar museo en honor al jefe.
"Muchos se fueron. Nosotros nos quedamos, seguimos desde acá...", dice Rudy. Su bar está en el centro de Río Gallegos , la ciudad donde nació el kirchnerismo hace 30 años, con la primera intendencia de Néstor. Capital simbólica de un imperio, hoy es el escenario donde la vieja guardia batalla por la subsistencia. "Somos lupineros. Vamos a volver a enamorar", promete Rudy, como si le hablara a la escultura.
Afuera cae agua nieve. "Bar literario" bautizó su local, repleto de liturgia kirchnerista. Pero con el paso de los años el negocio mutó: ahora es parrilla, salón de cumpleaños infantiles y karaoke los miércoles, el día de la pizza libre.
Son las 18 y la mesa de Rudy es la única ocupada. Todas las tardes el NK Ateneo es centro de reunión de Los Muchachos Peronistas. Esta tarde son cuatro. Rudy tiene 58 años y es el más joven. "Se perdió la militancia territorial -dice-. Se llevaron la pelota".
De aquel grupo que fundó Néstor queda poco. Lo golpearon la muerte, la prisión, las peleas. Santa Cruz , como Los Muchachos, sufre la desventura de haber perdido el poder y la caja nacional: tiene los números en rojo, y gremios y jubilados, en guerra con la provincia.
Alicia Kirchner , que valló su casa de gobierno, dice que Mauricio Macri y su modelo tienen la culpa y que la Nación le retacea apoyo. La mina de Río Turbio , parada y ocupada desde enero, es un emblema de la crisis.
El kirchnerismo local se abraza a la bandera de los mineros. En el yacimiento, que depende del gobierno nacional, hubo cientos de despidos y no está claro cuál será el destino de la mina. A su suerte está atada la de más de 2000 trabajadores y la de buena parte de las 30.000 personas que pueblan Río Turbio y su vecina 28 de Noviembre, en el extremo más austral de la Patagonia cordillerana. Macri amenazó con cerrarlo todo si no mejoran los números. Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT) tiene hoy un presupuesto de $3435 millones y ningún ingreso. Es por los manejos en YCRT que De Vido está preso. Su estafa al Estado fue, según el fallo que lo procesó, de al menos 176 millones de pesos.
En Santa Cruz, Néstor no tiene un heredero. Cristina y Máximo mudaron sus carreras políticas a Buenos Aires, donde ella sigue siendo la imagen más clara de la oposición. A Máximo, diputado nacional por Santa Cruz, se lo vio por última vez en Río Gallegos hace seis meses, para el bautismo de su hija. La casa de Cristina en esta ciudad tiene siempre las persianas bajas. Cuando viaja a la provincia, se instala en El Calafate. Julio De Vido y Ricardo Jaime están presos.
Alicia Kirchner tiene tapado con chapas todo el frente del edificio de la gobernación. El año pasado un grupo de jubilados, después de 75 días de acampe, entró por la fuerza a la casa de gobierno. Sucedió dos meses antes de las primarias de unas elecciones legislativas que el kirchnerismo perdió con Cambiemos . Hoy las apariciones públicas de la gobernadora son mínimas.
No es el peor momento del kichnerismo. La protesta menguó. En 2017, por paros, hubo 115 días sin clases. "No obtuvimos respuesta y no podíamos seguir así. No estamos formados para vivir en una carpa a la intemperie", dice Pedro Cormak, secretario general del sindicato docente.
"El kirchnerismo tuvo el poder absoluto para la corrupción absoluta y no está dispuesto a cambiar", dice Eduardo Costa, el principal opositor en la provincia. Según él, la gobernación nombró a más de 3000 nuevos empleados públicos.
LA NACION se comunicó con el responsable de prensa de la provincia, pero ningún representante del gobierno aceptó hablar para esta nota.
Es un día gris y el viento sacude las flores de plástico colgadas de las rejas del mausoleo de Néstor Kirchner, el edificio imponente de pórfido gris que domina el cementerio de Río Gallegos.
Desde que Lázaro Báez cayó en desgracia, hay un solo custodio -de la policía- por turno y la tumba de Néstor ya no puede visitarse. "La que viene es la familia, cuando está acá, viene Cristina . Ella tiene llaves. En general llega a la noche, tipo ocho, por esta entrada [una puerta lateral]. Entra sola y se queda una media hora", dijo un hombre que trabaja en el lugar y pidió no ser identificado.
Juan Carlos Gerván, exresponsable de seguridad de Austral Construcciones , fue el último encargado de la custodia del mausoleo durante la era Lázaro. "Yo le entregué la llave y la clave [de la puerta de acceso al lugar donde está el féretro] a la escribana de la provincia", cuenta. Hoy, Gerván está apostado en la esquina de la casa de los Báez de la calle Villarino, donde sigue viviendo la mujer de Lázaro. De gorro de lana y barba crecida, cada tarde cumple su turno de 16 a 19. Junto a un excompañero, los dos de mameluco naranja brillante, pasan las horas solos, apoyados contra una camioneta blanca de Gerván, en la que instalaron un cartel que les reclama a los Báez "sueldos, aguinaldo, liquidación" y los "telegramas de baja" de la relación laboral.
Una Amarok negra doble cabina sale de lo de Báez manejada por una joven y pasa junto a la camioneta de Gerván. "Esa es Melina, la hija más chica", dice él. Los conoce bien. Cuenta que nadie de la familia se acercó nunca a hablar con ellos. A medida que Austral se iba achicando, él iba ascendiendo y terminó como el jefe de seguridad de todo el sur de la provincia, donde llegaron a ser 120 personas, cuenta.
"Hoy todo quedó a la buena de Dios. Los obradores que están más cuidados son donde siguen viviendo algunos muchachos que eran de la empresa, sobreviven con changas y, como no tienen a dónde ir, duermen ahí".
A Austral Construcciones, creada por Báez días antes de que Kirchner asumiera la presidencia, se le adjudicaron 52 obras en rutas santacruceñas por 46.000 millones de pesos. Según el juez federal Julián Ercolini, hubo detrás una "asociación ilícita" que incluyó a Cristina Kirchner: se digitaron las contrataciones y se pagaron sobreprecios multimillonarios.
Báez lleva dos años preso. Los empleados de sus dos estaciones de servicio del centro de Río Gallegos corren mejor suerte que Gerván. Las playas están cerradas, pero ellos siguen cobrando sus sueldos. "No sabemos por cuánto tiempo", dijo a LA NACION el único playero de la YPF de San Martín y Buenos Aires. Está solo, vestido con su uniforme, apilando conos naranjas.
El termómetro marca 1 grado. A tres cuadras de la YPF, frente a la Caja de Previsión Social, explota una bomba de estruendo. Y otra. Y otra. Son los jubilados. "Total nosotros ya estamos sordos", sonríe Cristina Coronel, con un redoblante colgando en la cintura. Lleva horas forcejeando con el guardia de la Caja, que no la deja entrar al edificio. "Dicen que no puedo entrar porque estoy con 'el grupo', ¿qué somos, ISIS?", dice Coronel. Hoy los jubilados son, en total, doce.
"Si no entra ella, no entra nadie", grita de más atrás Enrique Bavera, y le pega al tambor. Tiene la cara colorada. El guardia, aliviado, cierra la puerta para todos. Entonces baja del auto un chico acompañado por su madre. "Tiene autismo, por favor", dice la madre. Otra vez forcejeos hasta que los propios jubilados se quejan y consiguen que a él sí lo dejen pasar. La puerta vuelve a cerrarse. Gritos. Empujones. Los jubilados se pasan así toda la mañana.
Están acostumbrados. En esta vereda acamparon el año pasado durante más de dos meses. "Nos pagan tarde, hasta un mes tarde, y hace más de dos años que no tenemos aumento. Nos fuimos solo porque no podemos pasar otro invierno abajo de la nieve. Nos quieren matar", dice Coronel.
Alicia Kirchner les hizo una demanda el año pasado y pidió que los embargaran. El gobierno provincial les reclama 329.400 pesos por daños ocasionados mientras acamparon. Pero Coronel tiene además un juicio donde ella le reclama dinero al exministro de Gobierno kirchnerista Daniel Varizat. Ella fue, entre otros, una de las atropelladas por él con su camioneta en 2007, cuando no lo dejaban salir de un acto.
Hace más de un año que la Justicia de Río Gallegos trabaja solo de 7 a 10. Y además para siete días al mes.
Carlos Zannini, el gran armador del kirchnerismo, fue parte del Tribunal Superior de Santa Cruz y diseñó la estrategia judicial del gobierno provincial. La imagen de un Zannini muy joven y otro actual están estampadas en la esquina de la avenida 17 de Octubre y la 53. "Preso de Videla", dice uno; "Preso de Macri", el otro. Liberado después de 107 días de prisión preventiva por su supuesta responsabilidad en la causa que investiga el memorándum con Iran, Zannini volvió a Río Gallegos en abril. Lo recibió el vicegobernador Pablo González en una de sus unidades básicas, en un acto cargado de mística peronista y reivindicación militante.
González es uno de los referentes del nuevo kirchnerismo. En la provincia lo imaginan como un posible candidato a suceder a Alicia. Otro que se vislumbra en esa carrera es el intendente de El Calafate, Javier Belloni, un peronista que nunca rompió con el kirchnerismo, que hace gala de que las cuentas de su municipio están en orden y que se presenta como "el recambio" que el partido necesita.
Santa Cruz es hoy la única provincia que gobierna el kirchnerismo puro. Alicia Kirchner ganó en 2015 gracias a la ley de lemas. Costa le sacó 7,4 puntos, pero ella sumó a su 34% los votos de Daniel Peralta, el exgobernador, y se impuso.
Peralta dice ahora que fue un error, que la ley de lemas debería erradicarse; que él hubiera querido derogarla durante su gobierno, pero que nunca tuvo los votos. "En 2015 yo no fui a perder. Me salió mal", se justifica.
Zannini, a quien se le asigna la paternidad de la ley de lemas en Santa Cruz, fue uno de los referentes y el presidente de Los Muchachos Peronistas, pero ya no pertenece a la unidad básica. Rudy y los suyos lo echaron. "Priorizó sus intereses personales ante los de la agrupación", sostuvieron en el comunicado con el que le pidieron la renuncia.
La sede principal de Los Muchachos Peronistas sigue estando en El Carmen, un barrio obrero que era originalmente de chilenos, con casitas de colores, algunas todavía de chapa y madera. Fue esta la unidad básica que construyeron Néstor y Cristina, Zannini, Ricardo Echegaray. Todos los miércoles por la noche, lo que queda de Los Muchachos se sigue reuniendo. Ya no lo hace en su sede original sino en la casa de la madre de Rudy, Omnia Igor, que murió en 2014. La histórica sede de la unidad básica está a dos cuadras. Era una construcción blanca de techo a dos aguas. Hoy está pintada de verde loro. Desde noviembre pasado la explotan los hermanos Rodríguez, bolivianos. Es una frutería y verdulería. "La Mejorcita" se llama.
Lo de Omnia tampoco durará mucho como local partidario. Rudy está pensando en mudar la unidad básica a su bar. Son tiempos complicados. "Nosotros nos quedamos acá. Era esto o pelearnos con los nuestros". Igual se pelearon.
En el NK Ateneo hay lugar. Inaugurado antes de las elecciones de 2015, exhibe cientos de fotos -de los Kirchner, de Perón, de Eva-. Detrás de un vidrio, las camperas de cuero con las que Néstor hizo campaña. También un viejo ejemplar de La razón de mi vida, una máquina de coser regalada por Eva, un falso balcón de la Casa Rosada. Además, lucen el busto y dos estatuas de Néstor.
En este mismo edificio funcionaba el El Periódico Austral, de distribución gratuita. Era el diario de Rudy, que cuando conoció a Néstor era canillita, después fue su chofer y su secretario, y se convirtió finalmente en un próspero empresario de medios que recibió millones de pauta oficial.
Rudy se cambia de mesa. Lo espera un joven, con una carpeta en mano, para una reunión. "Ahora me vienen a pedir pauta a mí", sonríe. En otra mesa hay un Néstor Kirchner de yeso, tamaño natural, de camisa cuadrillé. Estuvo mucho tiempo en el gran salón de la planta baja, pero Rudy lo subió al primer piso. "Acá me lo franeleaban mucho", cuenta.
A 309 kilómetros, Río Turbio tiene su propia estatua de Néstor. Está en una rotonda, en el acceso a la ciudad, frente a "la usina 240", una megageneradora de energía que le costó al Estado 1607 millones de dólares, pero nunca se terminó y no funciona. Debía alimentarse del carbón de la mina de Río Turbio, hoy tomada con una "ocupación pacífica". La mina no tiene destino sin la usina y las obras en la usina, rescindido el contrato con Isolux, están paradas por decisión del gobierno nacional.
Llueve. Hace frío y las banderas, empapadas, parecen pesar una tonelada. Son las 19.30, media hora después de la citada para la marcha, y la noche está solo iluminada por antorchas fabricadas con palos y tachos de aceite. Las antorchas y las linternas de los mineros, que caminan en procesión a la Virgen de Santa Bárbara, su patrona. A lo lejos, gigantescos reflectores iluminan la usina. Los manifestantes no son más de 150. Salieron de la estatua de Kirchner y caminan dos kilómetros hasta la Virgen, que se levanta a la vera de la ruta, sobre una loma, y mira piadosa hacia la entrada de la mina.
En el camino se suceden insultos a Macri, al interventor Omar Zeidán y a Costa. Entre las banderas argentinas hay dos partidarias: una del Partido Obrero; la otra, de "La Cépernic", celeste, con una tipografía casi idéntica a La Cámpora. "No tenemos nada que ver con La Cámpora, si bien admiramos a Néstor Kirchner. Somos una agrupación productiva y nacional", dice Maximiliano Gómez, que se presenta como su líder. Lo de productivo, explica, es porque apoyan proyectos para generar trabajo, como la fabricación de "cerveza artesanal". Cuenta que son 18.
Cuando la marcha llega a la Virgen, Milagros, la mujer de uno de los mineros, encabeza el rezo de un Ave María. Perdido entre la gente, junto a un gran tacho de fuego, mira al piso Rudy Ulloa. "Vine con La Cépernic. Vine a acompañar a los muchachos". No va a volver con los que peregrinan de vuelta a la ciudad. Rudy se sube a una camioneta negra y toma la ruta.
Con la colaboración de Mariela Arias
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