Las razones de los encuestadores tras haber fallado en los pronósticos de las PASO
No acertó nadie. Otra vez. Las encuestas erraron por mucho la previsión del resultado electoral de ayer. No hubo ni un informe que adelantara el resultado aplastante del kirchnerismo.
La mayoría de los estudios, incluso, hablaba de un escenario de paridad entre Alberto Fernández y Mauricio Macri con final incierto. Hablar de una diferencia de 15 puntos, como finalmente ocurrió, no era creíble.
Horas después de que se conocieran los resultados de las PASO, los encuestadores recalculan, revisan y analizan lo que pasó. ¿Qué falló?
Dificultades metodológicas, voto oculto, muestras poco representativas. Consultados por LA NACION, los encuestadores explicaron por qué no la vieron venir.
"El hecho de que todas las estimaciones hayan estado desviadas es un error magnificado por la particularidad de este proceso electoral. Es un error típico de las metodologías no presenciales que estuvo agigantado por un voto muy económico y una tendencia muy clara en sectores de bajos recursos", dijo Lucas Romero, director de Synopsis.
El consultor detalló que el voto castigo al Gobierno era notable en aquellos sectores a los que las encuestadoras tienen más dificultades para llegar cuando salen a estudiar el campo.
"Para que uno tenga una encuesta probabilística hay que cumplir dos condiciones. La primera es que todos los miembros de la población que uno va a estudiar estén en condiciones de ser elegidos para integrar la muestra. La segunda es que todos los miembros de esa población tienen que tener la misma probabilidad de ser elegidos", describió el consultor, quien indicó que si se cumplen esas condiciones, una muestra de 400 casos es proyectable a una población de millones.
Sin embargo, el cumplimiento de esas condiciones no es fácil y los números pueden terminar reflejando otra realidad. La mejor forma de reducir el riesgo del error de las muestras es hacer las encuestas de forma presencial, pero ese tipo de sondeos son extremadamente costosos. "Salen millones y millones de pesos. Nadie está en condiciones de hacer un estudio así salvo una gran campaña presidencial o pedida por el Estado. Podés hacerlo en los grandes centros urbanos, pero no es una muestra representativa porque no contemplás poblaciones mas pequeñas. Frente a estas dificultades, uno tiene que empezar a comprender las limitaciones que tienen los relevamientos", agregó Romero.
Tras analizar los resultados, Guido Moscoso, gerente de Opinión Pública de Opinaia, indicó que hubo una "importante subestimación de Fernández y una sobreestimación de Macri" y que la consultora identificó tres posibles fuentes de error: el alto nivel de indecisos "con un comportamiento difícil de predecir" que terminó "manifestando un importante voto bronca contra el Gobierno", un error en el procesamiento de datos al no captar "la reconfiguración del nivel socioeconómico bajo en función del crecimiento de la pobreza durante el último año" y la suposición de que Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal iban a traccionar votos para Macri, cuando eso no ocurrió.
Facundo Nejamkis, director de Opina Argentina, también habló de los posibles errores metodológicos para explicar por qué fallaron las encuestas, pero también mencionó un factor que no puede medirse: el voto vergonzante.
"Puede que haya un votante, que podemos llamar voto vergonzante del kirchnerismo, que puede que lo haya votado en su momento, que lo abandonó hasta 2017 y ahora, con una propuesta más amplia y decepcionado con el Gobierno, vota para castigar al Gobierno. Ese voto era difícil que apareciera. Es el famoso voto sorpresa", dijo.
Ese voto sorpresa parece ser un fenómeno creciente, no solo en la Argentina, sino también en otras regiones del mundo. Las encuestas también fallaron en votaciones clave, como el Brexit y la elección presidencial en Estados Unidos que llevó a Donald Trump a la Casa Blanca. Esos resultados tampoco eran los esperados.
Aunque también estuvo varios puntos por debajo de lo que finalmente mostraron los resultados, el último estudio de Federico González fue uno de los que más se acercó a lo que reflejaron las urnas. El consultor coincidió en las limitaciones metodológicas al momento de hacer los estudios, pero subrayó que, pese a que las encuestas no acertaron en los porcentajes, sí hubo coincidencias.
"En ningún caso [los sondeos] pudieron detectar la magnitud de la diferencia entre la oposición y el Gobierno, pero convengamos que todos sí se aproximaron. Más o menos coincidíamos en el nivel de la polarización, que estuvo en el orden del 75. También coincidimos en los órdenes [de candidatos]. No hay que desconocer eso", dijo.
La dispersión del electorado, el dinero invertido para encarar los estudios y las decisiones de último momento son factores clave para tener en cuenta al leer las encuestas. Por eso, el consultor advirtió que hay que tener en cuenta esas limitaciones. "Las encuestas quizás no aciertan en la medida que uno esperaría, pero no hay que esperar más de lo que las encuestas pueden dar. Hay que tomarlas con las limitaciones como cuando leés el prospecto de un remedio y ves las contraindicaciones", agregó.
González también se refirió a la euforia que se desató en los mercados el viernes último, cuando se conocieron datos de una encuestadora que le daba números muy favorables para el Gobierno, lo que planteaba un escenario más cercano a la reelección. "Lo que ocurrió el viernes fue lamentable. Hicieron operaciones. Encontraron la veta de llevar buenas noticias al Gobierno y a Wall Street y eso es muy perjudicial para la profesión", señaló.
"Había un alto porcentaje de indecisos que en realidad era voto oculto a favor de Fernández", señaló, por su parte, Raúl Aragón.
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