Las razones detrás del endurecimiento de la embestida kirchnerista y el reclamo por una mesa nacional
Larroque pasó de cuestionar a Guzmán a presionar directamente sobre Fernández; forma parte de una estrategia destinada a tomar el control económico de la gestión; buscan que el Presidente imite el modelo de Máximo Kirchner, quien avanzó con la “institucionalización” del oficialismo bonaerense
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Andrés Larroque, vocero del descontento del cristinismo con el presidente Alberto Fernández, aceleró más aún su ofensiva con un mensaje que, según señalan fuentes kirchneristas, busca apurar una reacción que, al menos, lleve al Presidente a conformar una mesa del Frente de Todos para discutir las decisiones políticas. Es un esquema que Máximo Kirchner mostró la semana pasada en la provincia de Buenos Aires, en una foto con Axel Kicillof de anfitrión y ausencia de dirigentes del albertismo.
La conformación de esa mesa nacional, desde la concepción del kirchnerismo, debería ir acompañado por un recambio en la conducción económica, que incluya la salida principalmente del ministro Martín Guzmán (Economía), pero también de Matías Kulfas (Desarrollo Productivo) y de Claudio Moroni (Trabajo), dos hombres muy cercanos al Presidente. La presión creciente expresada en el discurso de Larroque, también acompañada con el mensaje del último sábado de Máximo Kirchner, parecen un preludio de la exposición que hará Cristina Kirchner el viernes en Chaco.
Sin diálogo con la vicepresidenta, y con Guzmán, Kulfas y Moroni en la mira de La Cámpora, el Presidente debería avanzar con la institucionalización del Frente de Todos, según coinciden dos fuentes del cristinismo consultadas por LA NACION. Desde allí también buscaron bajar el nivel de rispidez y dijeron que Larroque no quiso condicionar al Presidente.
“Lo lógico sería tener un espacio de discusión política de las decisiones. Por eso, en la provincia se armó el espacio institucional del Frente de Todos”, indica un hombre del kirchnerismo bien informado, que agrega que el mensaje de Larroque no buscó advertirle al Presidente que no es el titular del Gobierno y que remarca que no tienen nombres alternativos para los ministros cuestionados.
A nivel bonaerense, la mesa se oficializó con una foto en la Casa de Gobierno provincial, con Kicillof, Kirchner, Verónica Magario, Malena Galmarini, Martín Insaurralde, Mario Secco, Cristina Álvarez Rodríguez, Carlos Castagneto y Mónica Macha. Fue el punto inicial del intento de organizar el Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires, y no contó con dirigentes que respondan directamente al Presidente. Con esa foto, según interpretaban la semana pasada fuentes bonaerenses del oficialismo, el kirchnerismo buscó “marcarle la cancha” a Fernández para que siga el mismo camino.
La institucionalización del Frente de Todos ya había avanzado días atrás en Chaco, con auspicio del gobernador Jorge Capitanich, a quien Cristina verá este viernes en esa provincia, donde recibirá un doctorado honoris causa de la Universidad Nacional del Chaco Austral.
Larroque retomó esta mañana las críticas contra Guzmán que había hecho por triplicado la semana pasada, aunque esta vez incluyó una dura advertencia contra Fernández. “Nosotros constituimos esta fuerza, lo convocamos a Alberto y ganamos las elecciones; tampoco es que Alberto se va a llevar el Gobierno a la mesita de luz, eso sería incorrecto. El Gobierno es nuestro”, afirmó a Radio Urbana Play el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense y secretario general de La Cámpora.
En el kirchnerismo duro tratan de bajarle la tensión al mensaje y juran que es erróneo interpretar que los dichos de Larroque fueron un ultimátum para que el Presidente haga cambios o, de lo contrario, le entregue el gobierno al ala identificada con la vicepresidenta. Algunas fuentes mencionan que es la misma línea de discurso que utilizó el ministro provincial en la marcha del 24 de marzo, cuando señaló: “No podemos irnos de algo que gestamos”.
En paralelo, en el gobierno bonaerense surgen señales de apoyo al mensaje que Larroque hace público. El gobernador Kicillof realizó dos actos en una semana con el subsecretario de Energía, Federico Basualdo (la semana pasada, en 25 de Mayo; esta mañana, en Zárate), enemigo interno de Guzmán en el Ministerio de Economía. Y la ministra de Trabajo, Mara Ruiz Malec, apoyó al secretario general de La Cámpora. “Lo que expresa Larroque es la necesidad de la distribución de la riqueza”, dijo Ruiz Malec a Radio 10.
Preocupación por un rumbo económico que “no da respuestas” y lograr “una reacción para que se revierta ese rumbo” es la síntesis de la nueva fase de la presión sobre el Presidente que admiten por ahora en el kirchnerismo.
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