Las razones del giro de Milei con China: el swap, la soja y el viaje de su hermana Karina
En la Cancillería y el Ministerio de Economía afirman que las necesidades financieras y algunos gestos del gobierno de Xi Jinping mejoraron el vínculo; la secretaria general viaja a Shanghai en noviembre
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“No solo no voy a hacer negocios con China. No voy a hacer negocios con ningún comunista. Soy un defensor de la libertad, de la paz, la democracia. Los comunistas no entran ahí, los chinos no entran ahí”. Corría septiembre de 2023, y el entonces candidato presidencial Javier Milei se despachaba, enfático y sin dudar, en conversación con el periodista Tucker Carlson. Un año después, en la conversación emitida anoche con la diva televisiva Susana Giménez y en un giro casi completo, el hoy Presidente calificaba a China de “socio comercial muy interesante”, destacaba que “lo único que piden es que no los molesten” en materia comercial, y hasta confirmaba un viaje a ese país para enero próximo, para participar de una cumbre conjunta entre China y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la comunidad de 32 naciones fundada en 2011 por el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
Aún sorprendidos por el giro retórico del Presidente, desde la Cancillería que encabeza Diana Mondino sostuvieron que “nunca tuvimos grandes problemas en el vínculo, más allá de que no seamos amigos”. Y recordaron que hubo “avances” en la reciente reunión de la canciller con su par chino, Wang Yi, del que también participaron el ministro de Economía, Luis Caputo, y la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, en un apartado de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Desde la Cancillería y el Ministerio de Economía coinciden en que la economía jugó y juega un rol preponderante para el cambio de perspectiva del Presidente. La decisión china de renovar el swap de monedas (vigente hasta 2026), las compras de soja argentina; la continuidad de las obras-hoy paralizadas-en las represas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner en Santa Cruz, y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) componen un combo nada despreciable al que la Casa Rosada asigna una vital importancia, al margen de su alineamiento geopolítico con Estados Unidos e Israel.
“Es bueno tener relaciones con los dos, China y Estados Unidos no son mutuamente excluyentes”, afirmaron desde el ministerio que encabeza Caputo. El viaje que Karina Milei proyecta para la primera semana del próximo mes de noviembre-tendrá reuniones con empresarios en el marco de la feria de Shanghai-explicaría también los elogios presidenciales. “El Presidente prepara el terreno para que ese viaje salga bien”, contó otra alta fuente oficial.
“La realidad es que Argentina con China tiene una relación comercial importante. Hay inversiones de China en Argentina, está el tema del swap que tiene China con Argentina”, afirmó el jefe de Gabinete Guillermo Francos, en Radio Mitre. “Con lo cual hay una serie de relaciones en las que China siempre ha obrado eficazmente y ha respondido a los requerimientos que le ha formulado nuestro país en situaciones complejas”, agregó Francos.
Según el consultor y experto en comercio internacional Marcelo Elizondo, el giro pragmático de Milei también se explica en la balanza comercial. Las exportaciones (soja, cebada, sorgo)subieron un 24 por ciento, y llegaron a U$S 3500 millones en el primer semestre, a diferencia de 2023, cuando llegó a U$S 5100 millones en todo el año. Las importaciones, que alcanzaron a U$S 14.000 millones en 2023, bajarán como producto de la recesión este año. “Milei quiere salir del cepo y no quiere arriesgar. Hay razones comerciales y además el Presidente espera más inversiones desde China”, afirmó Elizondo a LA NACION.
Sobre el futuro viaje del Presidente a China, fuentes diplomáticas recuerdan que el tema se habló en reuniones en Naciones Unidas. “La ministra Mondino destacó a su vez el objetivo común de ambos países de impulsar las relaciones bilaterales y las cooperaciones económicas y comerciales, manifestando la buena voluntad de participar de la cooperación China-América Latina y el Caribe”, informó la embajada china en Buenos Aires a través de un posteo en la red social X, luego del encuentro de cancilleres.
De todos modos, según pudo saber LA NACION de altas fuentes diplomáticas, China preferiría que el encuentro de mandatarios se lleve a cabo en abril, cuando la Colombia de Gustavo Petro asuma la presidencia de la Celac, hoy en manos de Xiomara Castro, presidenta de Honduras.
De concretarse, la imagen de Milei junto a sus pares latinoamericanos sería, realmente, una foto particular. En la última reunión de la Celac, en marzo pasado en Kingstow (San Vicente y las Granadinas), estuvieron entre otros Petro (acusado de asesino por Milei), el venezolano Nicolás Maduro, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, fuertemente cuestionado por Milei en su discurso ante la ONU, en el que-a pesar de las versiones que circularon en los días previos-no hubo menciones a China.
Desencuentros
Más allá de las señales de distensión, los casi diez meses de gestión libertaria estuvieron signada por notorios desencuentros con China. Las versiones sobre una reunión de Mondino con diplomáticos de Taiwán-verdadera línea roja para el gobierno de Xi Jinping-generó molestias en la potencia asiática, una reunión que cerca de Mondino aún siguen negando. Lo mismo ocurrió con el pedido del entonces jefe de gabinete, Nicolás Posse, de “inspeccionar” la base aeroespacial que China tiene en Neuquén, en respuesta a un pedido del embajador norteamericano Marc Stanley.
Para colmo, la canciller viajó a Shanghai y Beijing para acercar posiciones, aunque terminó con una frase poco feliz, afirmando-luego lo aclaró-que “los chinos son todos iguales”. Tampoco le gustó a China que Milei desistiera de integrarse a los Brics, el bloque de naciones que encabezan China, Brasil, Rusia, India y Sudáfrica, con otros países como Irán en trámite de incorporación.
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