Las razones del giro de Alberto Fernández: del anuncio sanitario al mensaje electoral
En el Gobierno admiten que la delta puede traer una nueva ola de casos pero apuestan a evitar las hospitalizaciones con la vacuna; el Presidente cambió el chip de la gestión para sintonizar mejor con su lema de campaña
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“Lo que hizo Alberto fue dar un mensaje político”. El estrecho colaborador oficial -que anoche acompañó a Fernández cuando grabó el video en el que anunció “la puesta en marcha de un plan de recuperación de actividades cuidadas”- no dejó lugar a dudas. Aunque la variante delta inaugure eventualmente una tercera ola de casos de Covid en la Argentina, el Gobierno decidió cambiar el chip de la gestión y estrenar el traje del futuro pospandémico. Necesita, en definitiva, comenzar a sintonizar mejor con el lema de campaña del Frente de Todos: “volver a la vida que queremos”.
Así, si durante toda la pandemia Fernández se inclinó por medidas de cuidado conservadoras, guiadas fundamentalmente por las advertencias sanitarias, ahora la necesidad política pudo más. Según pudo conocer LA NACION, uno de los consejos más enfáticos que transmitieron los consultores de campaña del oficialismo es que el Gobierno debe dejar el tono de justificación por los límites que impuso la pandemia y pasar a otro mensaje más positivo y optimista. “Es difícil generar entusiasmo defendiéndose”, reza el manual de campaña del Frente de Todos.
El giro en el rumbo sanitario comenzó a tomar forma tras el regreso del Presidente de Perú, según fuentes oficiales. “Se trabajó durante esta semana”, reconoció un funcionario con oficina en la Casa Rosada.
Es que, en los últimos días, mientras la cúpula política del Gobierno tenía en la cabeza la inauguración de “una nueva etapa”, el Ministerio de Salud -en sintonía con otras autoridades sanitarias del país- advertían con firmeza y puertas adentro sobre la necesidad de seguir conteniendo el ingreso de casos importados de delta para que no proliferen nuevos focos de contagio. Según distintas fuentes oficiales, así lo manifestó la titular de la cartera sanitaria, Carla Vizzotti, en las reuniones de gestión que mantuvo el miércoles antes de que Fernández terminara su aislamiento regresara a la actividad presencial.
Finalmente, todas las áreas del gabinete debieron alinearse con la línea oficial de “regreso paulatino y cuidado a la normalidad”. Y Vizzotti, en un anuncio en Casa Rosada, le puso el marco sanitario a la decisión política oficial.
“Estamos entre los 20 países que más vacunaron. Y la vacuna es la puerta de salida de la pandemia. Cada vez falta menos para que todos y todas la crucemos. Vamos a volver a vivir responsablemente la vida que queremos”, dijo hoy Fernández al replicar el latiguillo de la campaña del Frente de Todos en medio del mensaje oficial por la pandemia.
Medidas
Más allá del pronunciamiento político del Presidente, no todos los cambios se inaugurarán en lo inmediato y habrá etapas. Hay aperturas que ya se verifican de hecho en las calles más allá del texto de los decretos presidenciales. “Es el comienzo de un camino, no es todo ya”, advirtió un importante ladero del Presidente. En principio, con el DNU que se renueva esta medianoche, se esperan novedades vinculadas a la presencialidad laboral y escolar, la ampliación de la cantidad de personas que pueden mantener reuniones sociales, aforos más flexibles y la dinamización de actividades turísticas y culturales, los sectores económicos más afectados por la pandemia.
“Avanzó muchísimo la vacunación y con ello tiene que venir la reactivación económica. Hay muy buenas noticias en términos de llegada de vacunas y de repunte de la industria. Ahora hay que dinamizar a los sectores que siguen afectados por la pandemia, como el comercio y el turismo. Hay que volver de a poco con la normalidad interna del país”, dijo a LA NACION un importante funcionario que trabaja en la diaria con el Presidente.
Respecto de los vuelos del exterior, se impuso la idea de una flexibilización sin llegar a los niveles de apertura que había seis semanas atrás, antes de las medidas de restricción en las fronteras. Tal como publicó LA NACION, esta semana convivieron dos posiciones en pugna en el seno del Gobierno. Las áreas vinculadas con la gestión de pasajeros -especialmente el Ministerio de Transporte, la ANAC, Migraciones y Cancillería- reclamaron seguir ampliando progresivamente el cupo de pasajeros que ingresan al país, de modo de disminuir los crecientes problemas con las aerolíneas y los varados. Pero el Ministerio de Salud advierte que hay que seguir conteniendo fuertemente el ingreso de la variante delta a través de Ezeiza.
En el Gobierno admiten que la expansión de la variante delta será inevitable y, con ella, una nueva curva ascendente de casos. Pero apunta a una “convivencia con el virus” sin volver a cerrar la economía gracias a la vacunación.
Las proyecciones oficiales indican que en unas tres o cuatro semanas la variante delta dejará de ser un problema focalizado para tener una circulación comunitaria extendida. “Nos preparamos para eso”, admitió un portavoz de Balcarce 50. Con ese horizonte en la cabeza, el plan oficial es acelerar la aplicación de las segundas dosis en agosto, con el objetivo de administrar curvas sanitarias de “muchos casos y pocas hospitalizaciones”, como se verificó en Gran Bretaña, el caso que el Gobierno toma como espejo.
Una arriesgada carrera contra el tiempo, con resultado incierto, en medio de la campaña electoral.
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