Las razones del cambio en la agenda social del oficialismo
El discurso de Macri dejó en evidencia la intención de sintonizar con temas menos politizados
Moderno, sin grandes lineamientos ideológicos y con micropropuestas. El discurso inaugural de Mauricio Macri ante la Asamblea Legislativa dejó atrás su impronta refundacional, apostó al diálogo directo con los ciudadanos y se enfocó en temas transversales -de gran aceptación-, que pueden leerse como parte de una agenda progresista.
En un contexto de expectativas a futuro más bajas y un congelamiento de la imagen presidencial, la obesidad infantil, la disparidad salarial entre varones y mujeres y los accidentes de tránsito son los temas de conversación que eligió el Gobierno para que se discutan este año.
Hernán Iglesias Illia, subsecretario de Comunicación Estratégica de la Jefatura de Gabinete y uno de los ideólogos del discurso -junto a Marcos Peña y Alejandro Rozitchner-, sostiene que esta vez se puso el eje en el ciudadano. "Son temas en los que se convoca a trabajar tanto al Congreso como al resto de la sociedad. Ni la obesidad infantil ni los accidentes de tránsito pueden ser solucionados por el Estado solamente, aunque puede tener una iniciativa, como por ejemplo la reforma del Código Penal. Pero es un trabajo de la sociedad, en el que el Estado toma el liderazgo", dijo a LA NACION.
En medio de la pulseada que mantiene el Gobierno con distintos actores gremiales por la reforma laboral y la paritaria docente, Macri se alejó de los frentes de conflicto y se dirigió sin interlocutores a la ciudadanía. Illia lo adjudica a la pérdida de influencia de estos intermediarios sobre la sociedad civil. "Las instituciones han perdido autoridad sobre sus miembros: la Iglesia no pude decirle a la gente cómo votar, los sindicalistas a sus afiliados tampoco, ni los jefes a sus empleados. La gente no obedece a las instituciones como antes; hay cada vez menos jerarquías".
Las líneas discursivas fueron -en su mayoría- transversales; no es casual que el Gobierno haya tomado nota de las crecientes demandas de un colectivo de mujeres, que carece de intermediarios tradicionales.
La agenda de género estuvo presente en el discurso: desde la brecha salarial entre varones y mujeres, la educación sexual, la distribución gratuita de anticonceptivos hasta el debate que se dará en el Congreso por la despenalización y legalización del aborto.
"Son conversaciones que están en la sociedad y un gobierno contemporáneo tiene que estar atento a ellas y acompañarlas", explica Illia.
Lejos quedaron -en este mensaje que dio el Presidente- las alusiones al pasado y la impronta refundacional. Parece haber abandonado la vehemencia del reformismo permanente: la reforma previsional le costó popularidad y una agudización del conflicto social tan fuerte como un tsunami, incluso dentro de la masa votante de Cambiemos.
Aunque se frenó la baja de la imagen presidencial -que se generó a partir de diciembre-, no se revirtió la caída de las expectativas a futuro, que fueron un gran capital del Gobierno durante casi los dos años de gestión.
Para la politóloga María Esperanza Casullo, las palabras del Presidente estuvieron direccionadas hacia el interior de Cambiemos. "Parecía querer tranquilizar a un votante que se sintió preocupado ante una deriva del Gobierno, la falta de empatía, el ánimo represivo, y la falta de escucha", explica Casullo.
Según la especialista, el mensaje de Cambiemos para contener a ese votante, fue: "Nosotros seguimos siendo la modernidad, tenemos una visión amplia, progresista". "A diferencia de los anteriores discursos, incluso el del CCK, donde se hizo hincapié en la reforma laboral, este apostó a las micropropuestas, sin grandes lineamientos, que son interesantes pero podrían ser programas dentro de un ministerio", agregó.
Según un análisis del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento, (Cippec), mientras en 2016 se presentaron 20 propuestas y en 2017 fueron 17, este año fueron 11: casi un 50 por ciento menos.
Para el ensayista Alejandro Katz, "el discurso tuvo algunas características. La primera es la modestia de las propuestas legislativas, en segundo término una búsqueda de transversalidad al apelar a sectores de clases media tradicionalmente identificados a un amplio progresista, al incorporar temas de agenda que se encontraban fuera de la discusión pública, fundamentalmente la agenda de género". Y después agregó: "Lo tercero es lo que no se dijo, y a cambio se incluyó esto que no formaba parte de la agenda del Gobierno, que se encontraba enfocada en temas de reformas estructurales del Estado y de la relación de la corporación del Estado. Reformas del mundo del trabajo, de la producción del trabajo. Estos no son los temas que el Gobierno quiere proponer a la sociedad, pero sabe que son los temas que todo el mundo quiere discutir".
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