Las disputas en la oposición bloquean las chances de Axel Kicillof para sumar aliados legislativos
Este año apunta a ser de baja o nula actividad en materia de saltos políticos en la provincia de Buenos Aires. No están dadas las condiciones para que el gobernador Axel Kicillof pueda intentar modificar su complejo tablero en la Legislatura, donde maneja con escaso margen la Cámara de Diputados y es minoría en la de Senadores.
Representantes de los distintos bloques oficialistas y opositores coinciden: la dinámica electoral de 2021 no le deja casi margen al gobernador para intentar sumar nuevos aliados entre los actuales enemigos. Podrá quedarse con los apoyos que ya tiene, sumados con acuerdos que pasaron sin hacer demasiado ruido por debajo de los radares el año pasado.
El peso decisivo para obturar hipotéticos cambios de bando no es solo de las elecciones generales, sino también de la interna del radicalismo bonaerense, que derrama sobre los bloques legislativos de Juntos por el Cambio y puede ser determinante para el armado de la oposición a Kicillof. En esa disputa se enfrentan el presidente del bloque de diputados bonaerenses de Juntos por el Cambio, Maximiliano Abad, y el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, que tiene el respaldo del bloque Cambio Federal, bancada que reconoce el liderazgo de Emilio Monzó. La interna radical bonaerense tiene fecha fijada para el 21 de marzo.
"No vamos a tener ni uno más ni uno menos", definió un diputado del Frente de Todos, en diálogo con LA NACION. "Estamos bien, aliados con [Mario] Giacobbe y [Fabio] Britos, y con [Natalia] Sánchez Jáuregui", describió. Giacobbe y Britos conforman el bloque 17 de Noviembre, que le garantizó el quorum de 47 diputados a Kicillof el año pasado. Sánchez Jáuregui representa al partido Fe, que lideraba el fallecido sindicalista rural Gerónimo "Momo" Venegas, desde uno de los dos monobloques de la Cámara (el otro es el del metrodelegado Claudio Dellecarbonara, del Frente de Izquierda y de los Trabajadores).
Britos llegó a la Legislatura por Consenso Federal, mientras que Giacobbe y Sánchez Jáuregui son exintegrantes de Juntos por el Cambio que se abrieron de esa estructura opositora y conformaron bancadas propias. Según pudo saber LA NACION, estos diputados seguirán con la misma tónica de 2020, alejados de la oposición.
La interna de la UCR condiciona también posibles intentos del oficialismo bonaerense de sumar algún legislador díscolo de Juntos por el Cambio en Diputados. "Los de Monzó no jugaron con nosotros, están más a la derecha que los de Cambiemos. No van a sacar los pies del plato de Juntos por el Cambio hasta que no se defina la interna radical. Si Posse pierde la interna, quizás cambie algo", afirma el diputado del Frente de Todos consultado.
En el bloque monzoísta no prevén movimientos, por ahora, aunque existe la posibilidad de una reunificación con la bancada de Juntos por el Cambio. No parece un grupo en el que Kicillof pudiera hurgar en busca de nuevos aliados. "No veo ninguna posibilidad de que puedan cooptar en la Cámara. Nosotros fuimos más opositores que Cambiemos", subraya una fuente del bloque Cambio Federal. "Quienes conducen el bloque de Juntos por el Cambio no tuvieron vocación de sentarse a charlar, por una cuestión especulativa", agrega sobre una posible reunificación.
"No veo que el oficialismo pueda sumar votos que no tiene. Es un año electoral y cualquier movimiento tiene repercusión. Y el escenario de la interna radical puede ser determinante, como también el cierre de listas porque, si el monzoísmo está adentro, será una condición que vuelva al bloque", analiza un diputado de la bancada de Juntos por el Cambio.
Un legislador que conoce los acuerdos que se tejen en la Cámara de Diputados bonaerense, que preside Federico Otermín, coincide al remarcar el peso de las urnas para inhabilitar la búsqueda de nuevos aliados para Kicillof. "No va a haber ningún cambio. Sumar diputados es imposible, con Cambiemos siendo potencialmente el 40% del electorado. Además, sería pasar a la boca del lobo de un peronismo kirchnerizado", señala a LA NACION el diputado, que considera que "va a ser un año más tenso, que va a tender a radicalizarse por lo electoral".
En el Senado, que preside la exintendenta de La Matanza Verónica Magario, las cosas son todavía más complejas para Kicillof. Esa cámara está partida en dos entre el frente de Todos y Juntos por el Cambio, y la oposición es mayoría, con 26 senadores contra 20 oficialistas. Terreno fangoso para que el gobernador pueda ensayar alguna hipotética maniobra.
El oficialismo en el Senado no prevé que pueda sumar aliados. Aunque un legislador del Frente de Todos advierte a LA NACION que "el escenario puede verse modificado en función de la interna de la UCR y del cierre de listas".
"Estamos bastante sólidos. El oficialismo siempre intenta, buscando el quiebre de nuestro bloque, pero no lo puede lograr", asevera una fuente de Juntos por el Cambio en el Senado provincial.
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