Las paritarias se negocian sin un patrón común y el Gobierno busca que las subas no superen el 60%
Los acuerdos anuales se cerraron entre el 45 y el 60%, pero hubo sectores que pactaron por trimestre o semestre por la dinámica inflacionaria
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La dinámica inflacionaria arrasó con cualquier previsión. El campanazo de largada de la temporada alta de las paritarias se adelantó y ya hubo decenas de acuerdos salariales sellados, aunque con una particularidad: no existe más una pauta común numérica ni temporal que sirva de referencia. La referencia de aumentos de 45% anual que trazó el Gobierno hace algunas semanas quedó en el olvido y ahora se busca anclar las expectativas en 60%, como pactaron recientemente Bancarios, Comercio, Sanidad, Alimentación, Gastronómicos y la Uocra [cerró hoy en 62% en ocho cuotas]. Pero no hay una receta única: hubo muchas otras actividades que acordaron subas a corto plazo, como es el caso de Camioneros, que logró un alza de 31% semestral, o de los mecánicos del Smata, que obtuvieron un 15,5% trimestral. La heteregoneidad de los tratos es un reflejo de la incertidumbre económica, agudizada por los cortocircuitos internos que dividen al Gobierno.
El presupuesto de Martín Guzmán que no pasó el año pasado el filtro del Congreso proyectaba un 33% de inflación para 2022. Ahora en el Gobierno cruzan los dedos para que el aumento de los precios no toque el 60%. El rango objetivo trazado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es de entre 38 y 48 por ciento, una meta que ya se anticipa imposible. Las nuevas referencias del ministro de Economía se conocerán en el renovado proyecto presupuestario que Alberto Fernández enviaría al Congreso en versión de Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU).
En tren de dar señales de mayor previsibilidad y evitar negociaciones permanentes, el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, fomentó en las últimas semanas acuerdos a largo plazo, preferiblemente de un año. Sin embargo, Hugo Moyano se cortó solo y sorprendió con un trato semestral, que incluso alteró su calendario paritario, que históricamente se negociaba de junio a mayo. “La diversidad de los acuerdos es una consecuencia directa de la heterogeneidad de las actividades y de los estilos de negociación, sumado a los efectos de la escalada de la inflación reciente”, dijo Moroni a LA NACION sobre la falta de un patrón común en las paritarias.
La decisión oficial de adelantar las negociaciones no es garantía para anclar las expectativas inflacionarias, según Luis Campos, coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma. “A mayor velocidad en el aumento de precios, mayor cantidad de revisiones y más frecuentes en el tiempo. Esto va a estar lejos de servir para controlar la inflación, más bien todo lo contrario. Y tampoco le va a servir a los trabajadores: a lo sumo van a seguir corriendo de atrás a la inflación, aunque cada vez más rápido”, evaluó Campos, un abogado experto en estadísticas laborales.
Para los gremios de la CGT el adelantamiento de las paritarias es un atajo urgente que no ayudaría a dar previsibilidad. “Es un alivio transitorio”, expresó la CGT en un duro mensaje por el Día del Trabajador, en el que advirtió por las consecuencias de la crisis económica y la desigualdad social.
La pauta salarial que imaginó el Gobierno para 2022 estuvo lejos de cumplirse incluso antes de que comience el año en curso. En diciembre de 2021, la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines acordó con las tres cámaras empresarias del sector una suba directa de un 39 por ciento a partir de enero y hasta agosto. Es decir, la primera paritaria del año se cerró a ocho meses y lejos de los pronósticos de Guzmán. Fue una primera señal de alerta que pasó inadvertida.
En las negociaciones vigentes sucede algo curioso. Se están reabriendo paritarias que se habían negociado en febrero con la pretensión de ser anuales, como la del sector público bonaerense, cuando todavía hay discusiones pendientes por el período 2021. “Algunas características de la ronda actual de paritarias son por un lado, un acortamiento de los plazos, ya sea porque se negocian acuerdos más cortos o porque se fijan cláusulas de revisión más cercanas en el tiempo. Por el otro, hay un fracaso de la pauta inicial, que pasó en pocas semanas de un 40/45 por ciento con revisión a acuerdos que giran en torno el 60% anual”, dijo Campos.
Sergio Sasia, titular de la Unión Ferroviaria, advirtió que no aceptará una paritaria a largo plazo en la discusión que está en curso. “Aspiramos negociar por semestre y con revisión. Pretendemos un 35% por seis meses”, dijo hoy el sindicalista en Radio Zónica.
Hubo actividades que reflejaron su tiempo de bonanza en los acuerdos salariales. La Unión de Carga y Descarga, que es el gremio que talla en Mercado Libre, obtuvo un aumento trimestral de 22,4% y proyecta una suba anual de 70%. Sanidad, cuyo jefe es Héctor Daer, uno de los referentes de la CGT, acordó con los laboratorios un incremento anual de 45%, aunque con una salvedad: todo el aumento se abona en los primeros cuatro meses y para después hay una cláusula de revisión. En julio el aumento interanual del salario de convenio llegaría al 96%, según fuentes que conocen el acuerdo en detalle. Otra paritaria destacada, y no solo por el respaldo que le dio Cristina Kirchner, es la de los bancarios. Además, de la suba anual de 60%, el pacto prevé dos revisiones, una en octubre y otra en diciembre; un bono de $170.000 por el Día del Bancario, y se conserva el plus por participación en las ganancias del sistema financiero.
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