Las oscilaciones en la política exterior generan polémica y fuerzan al Gobierno a dar explicaciones
Diplomacia. Esta semana se conoció que la Argentina se retiró de la demanda contra Venezuela por la violación a los DD.HH.; también hubo debate por la postura frente al conflicto israelí-palestino y ante la deuda externa
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¿Cambió el gobierno de Alberto Fernández su política exterior? La respuesta del Gobierno es simple: no. Para la oposición, no hay dudas, el viraje es total.
Con el paso del tiempo, el gobierno nacional fue adaptando su discurso sobre temas centrales: Venezuela, Israel y la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Club de París, son los paradigmáticos, pero no los únicos. El “loteo” de las embajadas clave son también una muestra de las particularidades de la conducción política de un frente con miradas diversas en materia internacional.
Venezuela.
-28/11/2019, sobre la situación política y social en Venezuela. “Nos vamos a quedar en el Grupo de Lima”, anunciaba Felipe Solá, el elegido por el presidente electo Alberto Fernández para asumir como Canciller.
-13/10/2020, aparece la primera diferencia importante: el Gobierno no firma una condena del Grupo de Lima contra Nicolás Maduro.
-24/3/2021, la Argentina abandonó el Grupo de Lima y retiró su apoyo a la demanda contra Maduro que tramita en la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya.
Israel.
-21/1/2020, el presidente Alberto Fernández visitó el Estado hebreo y se reunió con el primer ministro de ese país, Benjamín Netanyahu. Fue el primer viaje internacional como jefe del Estado.
-11/5/2021, en medio de la escalada de violencia entre Israel y Hamas, la Cancillería emitió un comunicado en el que expresó su preocupación ante la situación e hizo hincapié en el “uso desproporcionado de la fuerza” por parte de Israel.
-27/5/2021, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, con el voto de la Argentina, abrió una investigación sobre posibles abusos de los derechos humanos en Israel y territorios palestinos.
En materia de deuda, tras el paso positivo por Europa, que incluyó encuentros con Emmanuel Macron (Francia), Padreo Sánchez (España), Mario Draghi (Italia) y la titular del Fondo, Kristalina Georgieva –y una videollamada con la canciller alemana, Angela Merkel–, el kirchnerismo duro intentó boicotear con la denominada “Proclama del 25 de Mayo” cualquier tipo de acercamiento anunciando que el desembolso de dólares frescos de parte del FMI se debería utilizar para gasto social y reclamó la inmediata suspensión del pago de la deuda externa. Otra vez, señales confusas y contradictorias.
Pese a los ejemplos, el Gobierno justificó los cambios en política internacional.
“La política exterior tiene una gran virtud: es previsible y eso se valora en el mundo. En el ámbito del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la Argentina siempre acompaña las propuestas de Michelle Bachelet sea con Venezuela, con Nicaragua, con Bielorrusia o con Israel y Palestina como pasó ayer”, sostuvo el canciller Felipe Solá.
El ministro de Relaciones Exteriores explicó a LA NACION que “la comisión para investigar posibles violaciones a Derechos Humanos en Israel y Palestina es similar a la que se votó para Venezuela, en ambos casos en sintonía con su historia, Argentina votó a favor”.
Solá además, en relación al abandono del patrocinio de la denuncia contra el país caribeño, argumentó que se trató de una “consecuencia directa de la decisión política de nuestro gobierno de abandonar el Grupo de Lima”. Y agregó: “Al no pertenecer más a ese organismo, tampoco acompañamos sus denuncias sin prejuicio de que el examen de la misma en el ámbito de la Fiscalía de la CPI sigue su curso independientemente de nuestra postura y de la de los otros países”.
El titular del Palacio San Martín aseguró que “en un mundo complejo y asediado por la pandemia”, la política exterior que impulsa el gobierno de Alberto Fernández “apuesta al multilateralismo y mantiene relaciones maduras con todo el mundo”. Como ejemplo de esto, dijo el Canciller, en poco más de una semana visitará nuestro país el mandatario español y ocho días después el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Heiko Mass.
Estos cambios de rumbo, sin embargo, cosechan críticas desde la oposición y el mundo académico.
“No hay una visión consistente en el Gobierno en materia de política exterior”, explicó Federico Merke, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de San Andrés. Según el doctor en Ciencias Sociales, el problema de fondo es que la política exterior “no está concentrada en la Cancillería”, sino que tiene una terminal de poder en el Instituto Patria, tierra de la vicepresidenta Cristina Kirchner. “Es natural esperar este tipo de inconsistencias”, agregó.
Un ejemplo claro de esta dicotomía está marcado, según el especialista, en el reparto de las embajadas claves. Mientras que Rusia y China, con Eduardo Zuain y Camilo Vaca Narvaja, respectivamente, reportan a la expresidenta, las sedes diplomáticas en Estados Unidos, con Jorge Arguello; Brasil, con Daniel Scioli, y Uruguay, con Alberto Iribarne, lo hacen en la Casa Rosada.
Estas diferencias dejan expuesto al Gobierno. Aunque no en todos los temas, según la mirada de Merke. En el tema Israel, la postura argentina es correcta. “Israel está haciendo las cosas mal. Se parece al apartheid sudafricano, es peligroso e ilegal. Hoy el costo de pegarle a Israel es bajo”, resumió el académico, un estudioso de lo que sucede en ese país.
En este escenario, según publicó el diario The Guardian hace cinco días, más de 500 integrantes del partido Demócrata le solicitaron al presidente Joe Biden que “haga más para proteger a los palestinos” hacer más para proteger a los palestinos” y responsabiliza a Israel por sus acciones en Gaza.
Críticas opositoras
Para la oposición no hay matices. El giro es “copernicano”, dijeron desde Juntos por el Cambio. Las decisiones, según la mirada opositora, no se toman en la Cancillería, sino que las define Cristina Kirchner.
Parte de esto expresó con claridad Mauricio Macri hace dos días. “La Argentina alineada con la dictadura de Nicolás Maduro”, escribió en redes sociales. El expresidente se manifestó en contra de la decisión de retirar el apoyo a la demanda presentada frente a la Corte Penal Internacional para que se investiguen las violaciones a los derechos humanos en Venezuela.
“La decisión de Alberto Fernández de priorizar una alianza política con un dictador antes que la vida y los derechos humanos de millones de venezolanos indigna”, remató Macri.
En esa línea, el excanciller Jorge Faurie, en diálogo con LA NACION, desaprobó la gestión de su sucesor. “La política exterior tiene que reflejar los intereses de los argentinos: trabajo, seguridad y vacunas. Eso no está”, manifestó el exministro de Relaciones Exteriores.
Desde Juntos por el Cambio lamentaron la alineación de la Argentina con lo que definieron como “países extraños”, en cuyo listado aparecen Venezuela y Bolivia. “El alineamiento responde a las necesidades de alguien que no es el Presidente”, dijeron en referencia a la vicepresidenta.
Cuando ya pasaron casi 18 meses desde el triunfo electoral, la heterogeneidad de pensamientos en el Frente de Todos, lo que le permitió a Alberto Fernández y Cristina Kirchner recuperar el poder en 2019, volvió a marcar distancias que parecen insalvables dentro del Gobierno.
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