Las minigobernaciones de Kicillof despiertan miedos y sospechas entre los intendentes
El millonario proyecto para construir Casas de la Provincia en todos los municipios aviva suspicacias en el PJ y en la oposición: ¿es un plan para agilizar la gestión o para acentuar el control político?; el papel de La Cámpora
- 5 minutos de lectura'
La idea de la administración de Axel Kicillof de crear “mini gobernaciones” en todos los distritos de la Provincia despertó sospechas -y, por eso mismo, también suspicacias- entre los intendentes bonaerenses. El anuncio viene siendo tema de conversación intra muros entre los alcaldes peronistas, algo que se entiende porque es parte del juego de tensiones que se vive desde siempre en la alianza oficialista. Pero también se analiza entre los de la oposición, que lo ven como un posible intento de socavar la autoridad de los jefes comunales de Juntos por el Cambio.
Ya se anunció oficialmente el inicio del proceso de construcción de nueve de esas delegaciones, denominadas “Casas de la Provincia” (en la Gobernación detestan que les digan mini gobernaciones), que se alzarán en cada uno de los distritos en los se divide Buenos Aires. Serían, en rigor, 134 porque se exceptúa a La Plata, sede del Poder Ejecutivo.
En la gobernación explican que Kicillof piensa esa movida como una suerte de legado de gestión: centralizar trámites en un solo edificio de cada cabeza de partido para facilitarle la vida a la gente. Así, por ejemplo, habrá una Casa de la Provincia en Pehuajó, otra en Ezeiza o una en General Rodríguez, por mencionar alguno de los distritos que se incluyen en la primera tanda de licitaciones públicas. Se supone que en cada una de ellas se podrán realizar trámites provinciales (cuestiones en ARBA, temas vinculados a jubilaciones, registro de las personas) sin tener que trasladarse a La Plata. Y funcionando todo en el mismo lugar físico. Se explicó, además, que eso ahorrará mucho dinero en alquileres de decenas de edificios que paga la Provincia a lo largo y ancho del territorio.
La oposición salió a quejarse públicamente en la Legislatura, aduciendo que no parece un tema prioritario: en pandemia y crisis económica generalizada, se dijo desde los bloques del macrismo, no es momento para semejante gasto. Aun cuando no se trata de construcciones descomunales, cada nuevo edificio tiene un costo estimado de entre 150 y 180 millones de pesos y se prevé una inversión inicial de 4000 millones de pesos, que podría extenderse a 12.000 millones en todo el 2021.
En el gobierno provincial aseguran que los intendentes (así, en general) están de acuerdo con la idea oficial. Es verdad que, oficialmente, no se escucharon voces disonantes. Sin embargo, en ese mundillo de pequeños caciques territoriales circula una mirada política inevitable, desconfiada. Se analiza que Kicillof, que es lo mismo que decir Cristina Kirchner, tendría así una suerte de red política territorial única, con manejo de resortes estatales bonaerenses en toda la Provincia.
Es por eso que, rápidamente, los voceros políticos de Kicillof salieron a aclarar que desde La Plata no se está buscando poner a un “delegado” del gobernador o “jefe” en esas futuras Casas de la Provincia. Sino que se trataría, muy simplificadamente, de juntar en un solo lugar a todo lo que está desperdigado en cada distrito.
Apenas se anunció el plan, más de un dirigente tuvo en mente lo que sucede con la Casa de la Provincia de Buenos Aires en la Capital Federal (casi todas las provincias tienen una allí): hay, efectivamente, un director o delegado del gobernador provincial, que en ese caso se desempeña en otro distrito.
Ruido en los municipios
Siempre recelosos del territorio, a muchos jefes comunales les hace ruido ese futuro desembarco. Los de Juntos por el Cambio, por ejemplo, sospechan que el oficialismo busca condicionar sus gestiones locales, ampliando la presencia kicillofista en los distritos que le son esquivos electoralmente. Fuera de micrófono, acaso exageradamente, se habla de intentos de armar “municipios paralelos” o de “medida intervencionista”.
Se teme, concretamente, que las nuevas reparticiones sirvan para empoderar a los referentes opositores del distrito.
Está vívido en ellos lo que sucede con el plan de vacunación contra el Covid-19. En casi todos los distritos opositores, la Provincia desechó la idea de usar las salitas o dependencias de salud municipales -con médicos, enfermeros y personal sanitario pagado por las intendencias- como centros vacunatorios para armar postas más improvisadas, a veces precarias, pero siempre identificadas con la gestión de Kicillof.
En el peronismo, en tanto, la cosa pasa más por la pelea interna de poder. En verdad, Kicillof no tiene estructura política provincial propia. No la necesitó hasta ahora porque su gran respaldo es Cristina. Pero ha tejido una alianza con Máximo Kirchner, a punto de convertirse formalmente en el jefe del PJ Bonaerense, y con Sergio Massa, el titular de la Cámara de Diputados de la Nación.
Nunca se dirá en público, sino todo lo contrario, pero muchos intendentes del Frente de Todos creen que este esquema de “delegaciones del Ejecutivo Provincial” puede ser funcional al plan del diputado Kirchner de expandir el poder territorial de la agrupación La Cámpora, su creación política, y que sea un primer paso para jubilar a muchos caciques históricos del peronismo.
Traducido: que esas “minigobernaciones” a inaugurarse sirvan para ubicar allí a dirigentes propios, que le hagan la guerra interna local a los actuales jefes distritales del PJ. Algo que ya se insinúa en muchos distritos (donde La Cámpora maneja delegaciones de organismos nacionales como Anses o PAMI) pero que, por ahora, reviste la categoría de “conflicto consensuado”.
Otras noticias de Axel Kicillof
- 1
El Colegio de Abogados de la Ciudad repudió la fiesta del fiscal Ramiro González
- 2
Alarma en la Corte Suprema. La Justicia investiga una serie de llamados a comisarias de alguien que se hace pasar por Horacio Rosatti
- 3
Elisa Carrió pidió indagar a Sergio Berni acusado de contaminar la escena del crimen de Nisman
- 4
Escala la pelea en la Corte Suprema: Lorenzetti estalló contra sus colegas, que le respondieron con dureza