Las incógnitas que abre en Pro la reaparición de Mauricio Macri en el centro de la escena
Siente que recuperó centralidad, pero no piensa dar señales sobre su futuro ni bendecir a Larreta o Bullrich; preocupación en Pro por el mecanismo para definir la candidatura presidencial
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“Hoy, su decisión es no ser candidato, pero no estamos en 2023″. Quien lanza la advertencia es uno de los dirigentes que más conoce a Mauricio Macri. Cuando falta más de un año para la contienda presidencial, el fundador de Pro, quien siente que recuperó centralidad en Juntos por el Cambio, no planea dar señales concretas durante los próximos meses sobre su futuro político. Tampoco prevé calzarse el traje de elector para ungir a uno de sus herederos políticos. Durante el 2022, avisan en su entorno, hará equilibrio para fortalecer la unidad de JxC en su cruzada por volver al poder.
Macri retomó ayer de manera formal su actividad política en sus oficinas de Olivos. Tras su larga estadía en el Sur –pasó unos días del magnate inglés Joseph Lewis en el lago Escondido-, el exmandatario mantuvo reuniones con dirigentes de JxC del interior del país. No tiene previstas actividades en el territorio, pero reaparecerá esta noche en las redes sociales para dialogar con María Eugenia Vidal.
El expresidente, coinciden quienes lo frecuentan, percibe una creciente “revalorización” de su figura tanto en el seno de JxC como en el “círculo rojo”. Durante los últimos seis meses, cuentan fuentes macristas, crecieron los pedidos de audiencia de integrantes del establishment para juntarse con el exmandatario. Es más: Macri transmitió su sorpresa por los mensajes de WhatsApp de dirigentes que no le enviaban un chat desde agosto de 2019, post derrota de Cambiemos en las PASO.
El exjefe del Estado, comentan en su mesa chica, siente que recuperó centralidad no solo por la “mala gestión” del Gobierno -como especulan en el larretismo-, sino por el rol que ocupó en el tablero opositor. Macri, dicen fuentes cercanas al exmandatario, cosecha por estos días el rédito político de su corrimiento del año pasado, cuando optó por sobrevolar las tensiones que generó en Pro el armado de las listas en las legislativas pasadas y apostar por una conducción horizontal en JxC.
“Está en su mejor momento [desde que dejó el poder, en diciembre de 2019]. Ahora, queda claro que no era tan fácil [gobernar el país] y que él no era tan malo”, sintetiza uno de sus escuderos. En la tropa de Macri celebraron la repercusión de su carta pública por el “éxodo” de jóvenes, que generó una dura réplica del oficialismo. “Lo ven como el principal referente de la oposición”, aseguran.
Tras el triunfo opositor en las legislativas, el expresidente, con el frente judicial aún abierto, camina más aliviado: estaba convencido de que el kirchnerismo avanzaría con una reforma de la Justicia si ganaba las elecciones. Pese a que nota una mejoría en sus números en las encuestas -la imagen negativa sigue muy alta-, el expresidente no dará señales sobre su futuro en los próximos meses. La definición electoral, repiten sus allegados, no dependerá de los números de las encuestas ni de la profundización de la crisis. Es que después de la experiencia de 2019, el macrismo desconfía de los sondeos.
Entre tanto, exégetas del expresidente perciben que la definición “personal” se conocerá recién en 2023. Macri ya dijo que quiere decidirlo con libertad, sin imposiciones. “Mauricio no habla de candidaturas. Llegado el momento se dirimirá en las PASO”, repiten en su entorno. Para otros exfuncionarios del macrismo, pesará el veredicto de su núcleo familiar.
¿Con qué mecanismo definirá el Pro su candidato?
Lo cierto es que, con Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich lanzados en la carrera por la sucesión de Alberto Fernández, el Pro se enfrenta a una etapa inédita. Por primera vez desde su fundación, el partido no está encolumnado detrás de un candidato a presidente. Ese escenario activó un debate en las filas del macrismo: ¿Cuál será el mecanismo para definir al postulante que competirá en las PASO de JxC? “No hay antecedentes, nunca ocurrió en Pro que Macri no sea candidato”, apunta, con cierta incertidumbre, uno de los laderos del exmandatario en el llano. A diferencia de la UCR, que tiene la Convención Nacional de la fuerza como herramienta para dirimir las discusiones internas, el macrismo no cuenta con un organismo partidario aceitado para definir un candidato.
Con ese trasfondo, en Pro ya comenzaron a evaluar distintas alternativas. Por un lado, están los que contemplan la posibilidad de definir el candidato a presidente a través de una elección partidaria, con la participación de los afiliados. La idea, que circuló en un sector del larretismo, ya fue desestimada por el macrismo y los “halcones”. “¿Quién vota y quién la paga?”, replica alfil de Macri. Otros dirigentes de Pro apuestan a que habrá un “acuerdo” entre los máximos jerarcas de la fuerza para “evitar que la sangre llegue al río”. Bullrich ya les avisó a los “metódicos” de Uspallata que no la bajarán de la carrera con las cifras de las encuestas.
Está claro que el armado del macrismo también dependerá de un factor externo: ¿El radicalismo logrará cerrar filas detrás de un único candidato a presidente? Por ahora los popes de Pro coinciden en la necesidad de fortalecer al partido para enfrentar a la UCR en las primarias. Pero ni Larreta ni Bullrich descartan que haya una elección cruzada, es decir, una competencia entre listas conformadas por “palomas” y “halcones” de Pro y la UCR, como ocurrió en la mayoría de los 17 distritos donde hubo internas de JxC en las legislativas pasadas.
El jefe porteño cree que lo más probable es una interna con la UCR, ya sea con Gerardo Morales, Facundo Manes o Martín Lousteau. Por eso, suma aliados en el partido y teje sin descanso su armado federal. En cambio, los armadores de Bullrich apuestan todas sus fichas a una interna cruzada. Por tanto, cuidan el vínculo con Morales y dan por descontado que Lousteau apoyará a Larreta.
Si bien lucen confiados de las chances de la exministra por su crecimiento en los sondeos, sospechan que Larreta intentará imponer un esquema de PASO “vertical” y exigirá “exclusividad” a potenciales aliados. Es decir, que los dirigentes y candidatos locales de Pro deban inclinarse sí o sí por Larreta o Bullrich en una eventual interna. “Eso sería malo para la estructura general. Lo ideal es que todos compitan sin identificarse”, apuntan cerca de la exministra. Otro factor externo que podría condicionar el armado de Pro es que Axel Kicillof disponga un adelantamiento de las elecciones en Buenos Aires, la madre de todas las batallas. En el macrismo, además, preocupa la falta de candidatos fuertes de Pro en Córdoba o Santa Fe.
¿Macri prescindente o no?
Habituado hace años a administrar su vínculo con Macri, Larreta confía en que el expresidente no hará ningún movimiento que ponga en riesgo la unidad de JxC. La relación entre ambos atraviesa un buen momento. De hecho, se reunieron varias veces el mes pasado en Villa La Angostura.
Si bien el alcalde es cauto, la mayoría de los promotores del proyecto presidencial de Larreta confían en que Macri terminará inclinando la balanza a favor del alcalde, como ocurrió en la interna con Gabriela Michetti por la jefatura de gobierno en 2015. “Me sorprende que Patricia piense que Mauricio la va a apoyar a ella”, dice uno de los laderos del alcalde. Aventuran que Larreta es el único que le daría garantías en todas las áreas -gestión, justicia y negocios-. Sin embargo, hay larretistas que no ocultan su preocupación por la revitalización de Macri y la irrupción de Bullrich en el tablero de Pro.
Dispuesta a forzar una interna, la exministra de Seguridad recorre el país para darle musculatura a su proyecto presidencial y envía señales de que no está dispuesta a bajarse de la pulseada con Larreta por la Casa Rosada. Incluso alfiles de la titular de Pro dejan trascender que el larretismo busca seducir a Bullrich con apoyarla como candidata a jefa de gobierno o competir por la sucesión de Kicillof. Los estrategas del alcalde lo niegan.
Bullrich le hizo saber a Macri que lo respaldará si decide volver a competir en 2023. Sus colaboradores saben que el expresidente hará equilibrio y evitará inclinarse por Larreta o la exministra durante los próximos meses. “Llegado el momento enfrentará el dilema: ¿Apoyará a quien representa a sus votantes?”, se preguntan cerca de Bullrich.
Alrededor de Macri son cautelosos, pero avisan que el expresidente pretende que tanto Larreta como Bullrich -y otros aspirantes del espacio- muestren sus planes y sus ideas. En 2022 no prevé, repiten sus colaboradores, bendecir a ninguno de los postulantes. Por ahora no dio señales sobre si estaría dispuesto a elegir entre el alcalde y su exministra. “Lo veo más para no meterse. De esa forma, se quedaría tranquilo; sería lo más justo”, señala uno de sus confidentes.
Con Macri en proceso de introspección, Larreta y Bullrich miden fuerzas para una eventual competencia. Se disputan desde aliados -Miguel Ángel Pichetto- hasta armadores como Emilio Monzó. “Mientras los halcones mueven las plumas, las palomas estamos empollando”, lanza un alfil del larretismo.
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