Las Fuerzas Armadas siguen con atención la guerra en Ucrania, pero evitan definirse sobre el acercamiento del Gobierno a Putin
Analizan la invasión del ejército ruso y los errores de los dos bandos; intentan mantenerse al margen de los posicionamientos políticos
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Un conflicto con más similitudes con los combates de la Segunda Guerra Mundial que con una confrontación cibernética o informática, como la que podría esperarse en este siglo XXI. Así ven en las Fuerzas Armadas argentinas el escenario de la invasión de Rusia a Ucrania, que plantea escenas como aquellas de la resistencia que el mundo vio hace décadas en Vietnam y Afganistán, por la fuerte insurgencia de milicias locales.
El día a día de la guerra es seguido con interés en los comandos operacionales del Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea y, con una mirada profesional y estratégica, en la Escuela Superior de Guerra Conjunta de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, la conducción militar evita cuidadosamente cualquier gesto que pueda interpretarse como un alineamiento o distancia del acercamiento del gobierno nacional a Vladimir Putin.
Esas prevenciones no son contempladas en los sectores militares identificados públicamente con el kirchnerismo y con la visión de un Ejército nacional. “Para mi, Putin es el líder más importante de este siglo y con eso no estoy avalando la guerra”, dijo en declaraciones radiales el teniente general retirado César Milani, quien condujo el Ejército en el último tramo del gobierno de Cristina Kirchner.
Y, para marcar diferencias, el exjefe militar añadió: “Nunca escuché a Macri [Mauricio] o Patricia Bullrich rasgarse las vestiduras cuando Estados Unidos invadía países y causaba centenares de miles de muertos”.
Ofensiva terrestre
En la Escuela Superior de Guerra Conjunta, que depende del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, sorprende que Rusia no haya acompañado la ofensiva militar con lo mejor de su ejército, sino con “divisiones de segunda categoría, tropas de reserva y tanques de la Segunda Guerra Mundial”. Con este dato interpretan que el objetivo inicial era ocupar Kiev y que no esperaban encontrar mayores resistencias.
“Cometieron el mismo error que los militares argentinos en Malvinas en 1982. Nos dijeron que los ingleses no iban a venir al Atlántico Sur porque no les interesaban las islas y vinieron. No hubo un plan de alternativa. Falló la inteligencia estratégica y en esta invasión rusa también”, evaluó un oficial superior experto en estrategia militar, en diálogo con LA NACION.
“La guerra presenta una desproporción de fuerzas en favor de las tropas rusas. También Putin tiene la iniciativa estratégica, por eso ha invadido y posee un despliegue importante desde todos sus países aliados y desde el mar”, evaluó el capitán de navío retirado José Miguel Urrutia, exdirector de la Escuela de Guerra Naval, con formación en la US Naval War College, de la Armada de Estados Unidos.
Según la mirada del experimentado militar argentino, la ofensiva básicamente terrestre de las fuerzas de Putin apunta a bloquear los suministros a ciudades grandes de Ucrania. En ese sentido, Rusia tomó puntos neurálgicos, como la central nuclear de Zaporiyia -la más grande de Europa- y los puertos sobre el Mar Negro y varias ciudades de Ucrania. Frente a ello, coincide con otras fuentes militares en que “la defensa que le queda a Ucrania es la guerra de insurgencia”.
El diagnóstico de la Escuela Superior de Guerra Conjunta remite al contexto del conflicto y recuerda en un informe presentado en su página web que Ucrania tuvo en los últimos años “un marcado acercamiento a la Unión Europea, queriendo ser la frontera oriental de ese continente”. Y añade que “la Federación Rusa ha visto el avance de la OTAN en diferentes países, como Estonia, Lituania, Letonia y Bulgaria”. Argumentos que podrían justificar las acciones militares de Putin.
De todos modos, investigadores de la misma institución entienden que “no están muy claros los objetivos de Rusia”, al quedar en evidencia los errores de su estrategia marcados más arriba.
“Es fácil entrar y difícil salir”
Frente al avance de las tropas rusas y la resistencia que van encontrando en Ucrania, un oficial experimentado advirtió que “es muy fácil entrar en un conflicto armado y muy difícil salir de él”.
Y citó el caso de las fuerzas norteamericanas en Vietnam, que “ganaron muchas batallas pero perdieron la guerra”, al resaltar el valor que juegan los movimientos insurgentes que se oponen a la invasión. Al respecto, el capitán Urrutia arriesga que “Rusia, aún con un triunfo en Ucrania, pagará un alto costo para salir definitivamente del conflicto”.
Especialistas en armamentos señalaron que la resistencia ucraniana se sustenta en distintas unidades y herramientas, como los vehículos aéreos de combate no tripulados (UCAV) Bayraktar TB-2, fabricados en Turquía, que provocan fuertes daños en los blindados rusos. Ya se habían visto en Siria y en Nagorno-Karabaj, el enfrentamiento entre Armenia y Azerbaiján.
“En este escenario de alto voltaje, el que espera con la servilleta puesta es China”, precisó un militar atento al escenario internacional.
Relación con Rusia
El coronel mayor retirado Gabriel Camilli, que dirigió la Escuela Superior de Guerra Conjunta hasta diciembre de 2021, recordó que “la primera víctima de la guerra es la verdad”. Y lo atribuyó a la “guerra multidominio” que caracteriza el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania y que para él sí presenta novedades propias del siglo XXI.
“Operan dominios nuevos en los ámbitos espacial, cibernético y de la información, con elementos de acción psicológica y hackers”, señaló a LA NACION el oficial, que hoy conduce la fundación Elevan (Educación y Legado en Valores Nacionales), con personal militar y especialistas en relaciones internacionales, economía, geopolítica, tecnología de la información, entre otras áreas.
Al igual que otras voces, Camilli sostiene que no es casual el acercamiento de la Argentina a Rusia en materia militar. El acuerdo con Rusia sobre cooperación militar no está funcionando en estos momentos “por razones de público conocimiento” y todavía no viajó ningún militar argentino a Moscú.
En ese sentido, dijo que el acuerdo firmado por el ministro de Defensa, Jorge Taiana, con el gobierno de Putin para capacitar militares en Rusia y las negociaciones para la posible compra de aviones y sistemas de armas son consecuencia de “la negativa de Occidente de vender armamentos a la Argentina por el veto británico, destinado a impedir que la Argentina mejore su potencial bélico.
“Por eso Rusia y China ofrecen equipamiento para mejorar el deplorable armamento de las Fuerzas Armadas”, resumió el coronel Camilli.
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