Las divisiones en el PJ amenazan la comodidad de Cristina Kirchner en el Senado
Las internas en provincias como Santa Fe, Tucumán y Chubut podrían favorecer las chances de Juntos por el Cambio y menguar los números del oficialismo en la Cámara alta
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Las fuertes disputas internas que salieron a la superficie con el cierre de listas en varias provincias que renuevan su dotación en el Senado amenazan con impactar de manera determinante en la cómoda mayoría que ostenta el peronismo en la Cámara alta, la que le permitió a Cristina Kirchner imponer su agenda político-judicial desde que volvió al poder como vicepresidenta.
El panorama se presenta muy complicado para el oficialismo a partir de la fuerte intensidad de las peleas entre las diferentes facciones del PJ y el kirchnerismo que se registran en provincias como Santa Fe, Tucumán y Chubut.
La interna en el Frente de Todos se tradujo en un tembladeral con la literal expulsión del kirchnerista Agustín Rossi del gabinete de Alberto Fernández.
Si bien el Presidente lanzó una orden urbi et orbi para que todos los candidatos con cargos en el Gobierno abandonaran sus puestos antes de la campaña, el anuncio pareció dirigido de manera específica a eyectar a Rossi de la cartera de Defensa por su decisión de enfrentar en las primarias de septiembre a los candidatos consensuados por el gobernador Omar Perotti, la Casa Rosada y Cristina Kirchner.
“Si la vicepresidenta no estaba detrás de su candidatura, ¿entonces a quién responde Rossi?”, fue la pregunta que se hicieron en una mesa de arena oficialista. “Y si no es punto de la vicepresidenta, ¿qué hace ocupando un ministerio?”, agregó un diputado del Frente de Todos, dejando en claro de manera descarnada el loteo de espacios entre las diferentes tribus peronistas que impera en el Gobierno.
Sin embargo, Rossi no se fue en silencio del gabinete y disparó munición gruesa contra Perotti. “A mí me parece una vergüenza que el gobernador sea candidato a senador suplente”, replicó el rosarino, que aspira a encabezar la lista de senadores nacionales.
Más allá de las veleidades políticas en juego, el principal problema es que la interna amenaza con convertirse en la pelea por una única banca, cuando el PJ renueva dos. Todas las encuestas le dan a Juntos por el Cambio, que también va dividido a las primarias, pero sin declaraciones altisonantes, una amplia ventaja sobre el peronismo.
Chubut es otra provincia donde la división del PJ podría derivar en menos bancas para el oficialismo. En un intento de despegarse de la cuestionada administración del gobernador Mariano Arcioni, socio político de Sergio Massa, el kirchnerismo rompió la alianza que les permitió retener el gobierno hace dos años y competirá por afuera.
Esto no hace más que alentar las esperanzas de radicales y macristas. No solo de recuperar la banca de la minoría, relegando al tercer lugar en noviembre al frente Chubut Somos Todos del mandatario provincial, sino que además algunos sueñan con ganar la elección. En este escenario, el oficialismo perdería dos bancas. De todos modos, no faltan quienes se entusiasman con encontrar fuerza en la división y repetir la experiencia de 2015, cuando las dos listas peronistas se quedaron con los tres escaños de la provincia.
Duelo en el norte
Tal como prometía desde mediados del año pasado, la encarnizada y anticipada disputa por el poder entre el gobernador Juan Manzur y su vice, Osvaldo Jaldo, se traducirá en un enfrentamiento electoral en estas primarias en Tucumán.
La puja suma un ingrediente político más para conformar un cóctel que podría resultar explosivo. Es que no se trata solo de un duelo entre caciques provinciales, sino que cada uno de los contendientes tiene terminal en la mesa a la que se sientan los líderes nacionales del Frente de Todos.
Es que, más allá de los nombres de fantasía de sus listas, detrás de Manzur está la escudería de Alberto Fernández. Por su parte, Jaldo se aseguró el respaldo de Cristina Kirchner, enfrentada a muerte con el gobernador porque pretendió “jubilarla” de la política tras haber dejado la presidencia, en 2015.
En este escenario, la división del peronismo podría alentar las esperanzas de la oposición de lograr un éxito histórico en Tucumán, ganar las dos bancas por la mayoría y arrebatarle, así, un escaño que la vicepresidenta jamás soñó que podría perder en este recambio electoral.
“No pasa nada, se van a romper los cuernos en septiembre y después se van a alinear todos para que el peronismo vuelva a ganar la provincia, como siempre ocurrió”, les bajó el tono a las expectativas opositoras un veterano senador peronista, con varios años de experiencia en internas aún más sangrientas que la que vive el peronismo en Tucumán.
Sin embargo, el panorama de cara al recambio de este año en el Senado mantiene inquieto a más de un operador kirchnerista. En el escenario más favorable, el peronismo perderá al menos tres bancas, pero un tropezón más pronunciado podría poner en peligro el quorum propio oficialista en un Senado cada vez más polarizado.
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