El contrapunto entre Nicaragua y Colombia marcó las diferencias por los derechos humanos
Pese a la agenda lograda en común entre los 33 países miembros del organismo, la enviada de Bogotá agregó una voz disonante al coro que tiene como principales exponentes a Cuba, Venezuela y la administración de Daniel Ortega
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La XXII cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que este viernes eligió a Alberto Fernández como su presidente pro témpore, expuso las diversidad ideológica que signa hoy a las distintas administraciones de la región. Es que, pese a la agenda lograda en común entre los 33 países miembros del organismo, la presencia de Colombia agregó una voz disonante al coro que tiene como principales exponentes a Nicaragua, Cuba y Venezuela, sobre todo en materia de derechos humanos.
Cancilleres y enviados de casi la totalidad de los países del continente –las excepciones fueron Estados Unidos, Canadá y Brasil, que abandonó el foro en 2020– coincidieron en el Palacio San Martín, en el barrio porteño de Retiro, donde participaron de un encuentro que tuvo como anfitrión al ministro de Relaciones Exteriores, Santiago Cafiero.
Tras un breve discurso de bienvenida, el canciller argentino cedió la palabra a su par mexicano Marcelo Ebrad, quien llevó adelante la presentación de un informe en el que detalló sus dos años al frente de la presidencia del organismo. Con el eje puesto en la unidad regional lograda pese a la pandemia, el enviado de Andrés Manuel López Obrador finalizó su intervención pronunciándose a favor de que la Argentina logre “una solución a las presiones financieras durante este año” y remarcando que “es importante que salga adelante y que no le impongan restricciones a su crecimiento económico”.
En ese sentido, quien también expresó su apoyo a las negociaciones argentinas por “su fraudulenta deuda heredada” fue el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla. El enviado del país caribeño explicitó su “respaldo y solidaridad” para con el país “en sus justos reclamos al Fondo Monetario”, en línea con lo planteado por el canciller de República Dominicana, Roberto Álvarez, quien hizo hincapié en el “costo de la deuda” y en la necesidad de discutir los sobrecargos que cobra el organismo internacional de crédito.
Sin embargo, el plato fuerte de la jornada comenzó con las palabras del canciller nicaragüense Denis Moncada. Luego de señalar que “Nicaragua es defensora de los derechos humanos en cualquier parte del mundo”, el enviado de Managua denunció el “infame bloqueo imperialista” impulsado por el gobierno de Estados Unidos contra Cuba, Venezuela y su propio país, al tiempo que criticó fuertemente a la Organización de los Estados Americanos (OEA). Es el organismo multilateral que el gobierno de Daniel Ortega decidió abandonar el mes pasado, tras acusarlo de entrometerse en los asuntos internos de país centroamericano.
“Exigimos el fin de todas las agresiones imperialistas que generan más vulnerabilidad y pobreza en un mundo que debemos hacer justo, armonioso, fraternal, solidario y complementario”, insistió Moncada. Y agregó que su país es “respetuoso de los derechos humanos en todo momento y circunstancia”.
Quien no tardó en salirle al cruce fue la diplomática de Colombia, María Carmelina Londoño. La viceministra de Asuntos Multilaterales de ese país esperó su turno en la lista de oradores para marcar su diferencia con los dichos del canciller nicaragüense, ponderó el rol de la OEA y defendió la importancia de estrechar relaciones con Estados Unidos y Canadá, “dos socios estratégicos” de la región.
“Compartimos una coyuntura sin precedentes que demanda lo mejor de nuestros Estados de derecho”, dijo la diplomática colombiana. Y acto seguido disparó, en clara referencia a los casos de Cuba, Nicaragua y Venezuela: “Se debe suspender al Estado donde haya ruptura del orden democrático, violación de los derechos humanos, desconocimiento de los derechos y libertades fundamentales, sometimiento a torturas, negación a la libertad de opinión o detenciones arbitrarias, todo lo cual sucede en al menos tres de los países que acá se encuentran representados”.
“No podemos tener silencios oportunistas frente a valores fundamentales, que lo fueron y serán siempre en todo lugar, como la defensa de la democracia, las libertades y los derechos humanos”, agregó Londoño al leer el discurso escrito por la canciller colombiana, Marta Lucía Ramírez.
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