Las deudas pendientes que dejan las PASO
Las PASO tuvieron un nivel de participación electoral cercano al promedio histórico, que se ubica en torno al 75% de padrón habilitado. Es un dato significativo porque, además del carácter mandatorio del voto en el país, los avances en materia de identificación individual (DNI) permiten padrones más depurados y digitalizados. Además, se perfeccionaron la infraestructura y logística electoral para disminuir las barreras de acceso al sufragio.
Sin embargo, la participación efectiva no equivale a consustansación del acto electoral. Las PASO todavía no logran proyectar en la ciudadanía los objetivos con los que fueron concebidas. Salvo por UNEN en la Ciudad y contados casos en las provincias, hasta ahora las PASO han tenido poco de verdaderas primarias y mucho mas de una suerte de previa de la elección general.
El principal impacto de las PASO estará en el comportamiento estratégico de muchos votantes en octubre. El concepto de "voto útil" adquiere renovada significación en el análisis político.
Las primarias mostraron tres grandes deudas de la institucionalidad electoral. Por un lado, la debilidad en la regulación de la publicidad oficial y otros recursos logísticos durante la campaña electoral, que inclina la cancha ostensiblemente hacia quien ejerce el gobierno. La correcta asignación estatal de los recursos audiovisuales que establece la ley es superada por el abuso de los recursos de gobierno en la Nación y en las provincias.
Por otro lado, los candidatos con mayor intención de voto en los distritos más poblados (se destaca la excepción de UNEN) no debatieron. Parte de la personalización excesiva podría moderarse con debates que visibilicen posicionamientos en cuestiones centrales de política pública.
Además, en cada elección un tema central de la discusión pública es la posibilidad de que ocurran irregularidades en la distribución y la disponibilidad de boletas partidarias en los lugares de votación. Esto no es bueno para la calidad electoral y, en escenarios de paridad, podría ser un factor de judicialización de la elección. Se calcula que en la provincia de Buenos Aires se imprimen más de 150 millones de boletas para un electorado de aproximadamente 11 millones. El acceso a la impresión, la distribución y el control de las boletas aumenta el efecto cancha inclinada para quien maneja los recursos más significativos.
El próximo Congreso puede retomar la discusión del cambio en el sistema de votación hacia la boleta única papel o algunas de las variantes que introducen mayor tecnología, como ya lo están haciendo Salta, Santa Fe, Córdoba y Chaco.
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